Siete razones por las que se debe encender el
móvil en clase
El País - lunes, 23 de febrero de 2015
“Encended
los teléfonos móviles”. Cuando esta sea la primera frase que el profesor diga a
sus alumnos al entrar en la clase, en lugar de que los apaguen, el cambio será
real. En el mundo actual plenamente digitalizado, la entrada de esta en la
educación ya no tiene vuelta atrás. Muchos recordarán que lo mismo pasó hace
décadas con las calculadoras. De estar prohibidas en clase, pasaron a utilizarse
para aprender. Una vez que el niño ya sabe sumar, su utilidad para resolver
problemas más complejos es evidente. Pues lo mismo pasa con la tecnología que
existe hoy en día. Todos los soportes (móviles, tabletas, portátiles…) son
útiles para aprender. Y no solo en el aula. El aprendizaje se ha vuelto ubicuo
y la clase ha perdido su protagonismo. Esta es una de las tesis de expertos
internacionales que estará sobre la mesa durante la XXIX Semana Monográfica de
la Educación de la Fundación Santillana, que arranca mañana en Madrid con el
título Mejorar la educación: ¿qué puede aportar la tecnología?. Para calentar
motores, exponemos las principales razones que están llevando en todo el mundo
a usar todo tipo de soportes en clase:
El uso de apps educativas como complemento de
los temarios empieza a ser una realidad. El sector calcula que en la actualidad
existen más de 80.000 apps educativas
- El alumno lleva toda la información encima.
La mueve, la intercambia, la comparte en red, fuera y dentro de clase. De esta
forma, aprende de forma intuitiva, incluso sin ser consciente de ello. El móvil
es clave para los estudiantes. “Llegará un día en el que el profesor diga a los
alumnos al inicio de la clase: ‘Encended los móviles’, en lugar de decirles que
los apaguen”, expone de una forma muy gráfica el director de Educación de la
Fundación Santillana, Mariano Jabonero. Hace tiempo ya se decía que el ratón
del ordenador se había convertido en la prolongación del brazo de las nuevas
generaciones de niños y jóvenes. Pero ahora lo es aún más su móvil.
- La clase ya no es el único lugar donde se
aprende. El uso de apps educativas como complemento de los temarios empieza a
ser una realidad. Y las iniciativas de emprendedores para crearlas son cada vez
más numerosas. El sector calcula que en la actualidad existen más de 80.000
apps educativas. Son gratuitas y ayudan a que aumente la motivación del alumno.
Muchas docentes y expertos insisten en su utilidad en el aula. Los contenidos
vienen de fuera del aula y entran por la tecnología a través de los móviles o
de otros soportes.
- El profesor sabe usar la tecnología como el
alumno. "El tópico de que los alumnos usan más la tecnología y están más
familiarizados con ella que los profesores se ha roto”, recuerda Jabonero. Esta
premisa que se repetía hasta la saciedad hace años ya no es cierta. Todo el
mundo usa la tecnología en su vida cotidiana y profesional, sea para mandar
correos, navegar, jugar, oír música o, sí, algunos incluso para enseñar. Y ya
sin mencionar que muchos de los profesores que ejercen ahora en la educación no
universitaria pertenecen ya a generaciones que nacieron en la era tecnológica.
- La transformación de la educación con la
tecnología tiene tres patas: los recursos digitales con los que se dota al aula
y a los alumnos (desde las pizarras digitales a los ordenadores), el
seguimiento del profesorado y un currículo digitalizado. Y los recursos ya no
son la asignatura pendiente, resaltan los expertos. De hecho, el 85% de los
centros de secundaria de los países de la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico (OCDE) ya en 2012 estaba dotado de ordenadores de mesa; el
41%, de portátiles, y el 11%, de tabletas, según datos de esta organización.
Los siguientes pasos a dar son extender el currículo digitalizado, así como el
seguimiento y apoyo del profesorado en la enseñanza con esos materiales.
- Los profesores ya no van a cursillos para que
les enseñen a usar la tecnología. No son la solución. Está más que comprobado.
Hoy en día el seguimiento del docente ya se hace por expertos en tecnología en
los propios centros, explica Jabonero. Se les da apoyo sobre el terreno en el
uso de todas las herramientas que integran el currículo digitalizado (que tiene
múltiples recursos, como ilustraciones animadas, vídeos, visitas virtuales,
foros…). Muchos expertos ponen como ejemplo de la importancia de este apoyo el
caso de Uruguay. Informatizó todos los centros, pero no dotó a los docentes de
herramientas para usar estos nuevos recursos. La conclusión fue que bajaron los
resultados de los alumnos, según se vio en los resultados que obtuvieron en la
evaluación internacional del programa Pisa, de la OCDE.
El 85% de los centros de secundaria de los
países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE)
ya en 2012 estaban dotadas de ordenadores de mesa; el 41%; de portátiles y el
11% de tabletas
- El gasto público en tecnología crece en los
países más avanzados, a pesar de que baja el gasto en educación. Países como
Estados Unidos o Inglaterra han seguido esta línea en plena crisis. Pero no
siempre la inversión en tecnología para la educación se ha traducido en una
mejora de los resultados de los estudiantes. De hecho, algunos de los países
que menos invierten en ella (como Finlandia, Japón o Corea del Sur) salen en
los primeros puestos de las pruebas Pisa de la OCDE, al igual que otros que,
por el contrario, invierten mucho en ella (como Singapur, los Países Bajos o
Estonia).
- En los últimos años, se ha creado la figura
del “Coordinador Tec” en los centros. Precisamente por la razón anterior. Para
facilitar su buena utilización con el fin de que se traduzca en un mejor y más
eficaz sistema de aprendizaje para los alumnos. Numerosos centros españoles ya
cuentan con ellos. El “Coordinador Tec” es el responsable y supervisor de uso
de la tecnología en las aulas. Hace un seguimiento del profesorado y de la
adaptación del currículo del centro a ella.
Un cambio lento
Aquella visión del profesor repartiendo a sus
alumnos bolis bic mientras éstos no paraban de bostezar porque en realidad se
manejaban perfectamente ante un teclado ha pasado a la historia, recalcan los
expertos. Obviamente salvo en excepciones muy concretas, como es el caso de
poblaciones en situación muy desfavorecida o de tendencias pedagógicos que se
inclinan por no usar la tecnología.
Pero si el proceso de digitalización del
trabajo y de los trabajadores ha sido harto complicado en numerosos sectores y
empresas, en la educación, sobre todo en la no universitaria, la complejidad se
eleva al cubo. No se trata de cambiar el proceso de producción de algo y de
formar a los trabajadores en esa nueva forma de trabajar, sino de enseñar a las
generaciones futuras de una forma completamente distinta todo lo que van a
necesitar saber para formarse como individuos. Por eso, la Fundación Santillana
se ha propuesto en su nueva Semana de la Educación analizar la situación. Una
decena de expertos internacionales hablarán desde mañana hasta el jueves del
impacto de las TIC, de cómo lo viven los estudiantes, de la situación en España
o de cuáles son los soportes y contenidos en los que hay que centrarse. El
cambio está siendo muy lento y el punto de mira está no solo en cómo usar
debidamente la tecnología para enseñar sino en cómo sacarle además partido para
mejorar la calidad de la educación.
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