Jugar con fuego: tropas americanas rozan
frontera con Rusia
Forbes -febrero de 2015
Estados Unidos y la OTAN deberían de sacar las
manos de Ucrania y dejar de acorralar y sancionar a Rusia. Meterse a jugar con
el “oso” es muy peligroso.
El martes pasado vehículos de combate
estadounidenses desfilaron en la ciudad estonia de Narva, y llegaron a menos de
300 metros de la frontera con Rusia. En asuntos de poder –y más si se trata de
asuntos militares, las casualidades no existen. El hecho –sucedido en el marco
de la conmemoración del día de la independencia de Estonia, es sólo el mensaje
bélico más reciente que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN)
ha enviado a Rusia, desde que el año pasado se recrudeció su rivalidad que data
de la Guerra Fría.
Los soldados del Segundo Regimiento de
Caballería del Ejército americano circularon con la bandera de su país. Cabe
recordar que en noviembre, tanques estadounidenses desfilaron también en la
capital de la vecina Letonia. La diferencia ahora es que la aproximación fue
extrema. En términos de la propia OTAN, podemos decir que se trata de un
descarado acto de provocación.
No olvidemos por ejemplo que una semana antes
dos jets de la Real Fuerza Aérea británica interceptaron dos bombarderos rusos
Tu-95 frente a la costa sur del Reino Unido, en aguas internacionales. Horas
más tarde, el secretario de la Defensa de ese país calificó a Rusia como una
“amenaza real y presente”, que podría emprender campañas para desestabilizar a
antiguos miembros de la Unión Soviética y a la propia alianza atlántica. Pero,
si según ellos los aviones rusos son una amenaza a pesar de encontrarse en aguas
internacionales, es decir, a kilómetros de espacio aéreo británico, ¿qué será
entonces la OTAN para Moscú cuando exhibe sus armas y soldados a unos cuantos
metros de su territorio?
Como es obvio, la queja de Rusia ante la
evidente expansión de los aliados en su vecindario está más que sustentada. Las
repúblicas bálticas –Estonia, Letonia y Lituania– forman desde 2004 parte de la
alianza que encabeza Estados Unidos. No por nada el presidente ruso Vladimir
Putin teme que Ucrania, con quien se encuentra en disputa, se integre a los
actuales 28 países miembro.
En respuesta al desafío del martes, Moscú
ordenó maniobras militares con dos mil efectivos y 500 unidades de vehículos y
armas en Pskov, muy cerca de la frontera común entre Rusia, Estonia y Lituania.
Estos ejercicios durarán hasta mañana sábado, y según informes, se practicará
la invasión y destrucción de un aeropuerto enemigo, así como acciones para la
defensa de la frontera.
Como podrá darse cuenta, ambos bandos están
retándose y enseñando los dientes, antecedente de lo que podría convertirse en
un conflicto de grandes dimensiones.
El problema de fondo es que tanto la OTAN como
Rusia, pecan de soberbia. El que ambos estén tan envalentonados nos habla de
que están autoconvencidos de la propia superioridad que tienen sobre el otro.
Sin embargo, el que más podría dar la sorpresa es Moscú.
Empecemos por decir que es un mito que
Washington comanda el ejército “más poderoso del mundo”. Pese a esa idea, hay
noticias de que el armamento ruso podría ser muy superior en varios aspectos.
Por ejemplo, aquí ya mencionamos en una entrega anterior el reporte del
Departamento de Estado norteamericano publicado en septiembre pasado, en el
cual se rinde cuenta de que por primera vez desde el colapso de la URSS, Rusia
alcanzó la paridad con Estados Unidos en materia de armas nucleares
estratégicas. Estas son ya incluso más avanzadas que las americanas que, quizás
por el exceso de confianza del gobierno americano, se quedaron rezagadas. En
cambio, el programa de modernización nuclear y convencional de Rusia está en
marcha. La muestra son las pruebas que han realizado con éxito de misiles
balísticos intercontinentales de nueva generación lanzados desde submarinos
nucleares.
En materia de armas convencionales, según el
portal Pravda.ru, a la caída del Muro de Berlín el acomodo de la principal
fuerza de combate de tierra –los tanques, era más o menos la siguiente: 6 mil
tanques Abram de la OTAN por 20 mil tanques rusos en el Teatro de Operaciones
Europeo. Desde entonces, los aliados comenzaron a remplazar estos vehículos en
una proporción de un tanque nuevo por cada 10 a 15 viejos. A principios de
2013, los americanos retiraron de Europa el último grupo de tanques Abrams.
Según la publicación, el resultado es que a mediados de 2014, el balance
favorable para Moscú era absoluto –con más de 18 mil tanques operables,
cuya mayoría, está estacionada en sus
bases. Que nadie dude que serían utilizados en caso necesario.
Por si fuera poco, un tercer país más cercano
políticamente a Rusia que a Estados Unidos, China, según el Vicealmirante
Joseph Mulloy ya sobrepasa en número de submarinos a los americanos. A pesar de
que matiza que la calidad de los mismos –tanto nucleares como a diesel– sigue
siendo inferior, dice estar preocupado por la expansión del área operativa y de
su duración de despliegue. Esta semana ante el Comité de Defensa de la Cámara
de Representantes, Mulloy citó como ejemplo el caso de la misión de tres submarinos
chinos que patrullaron el Océano Índico por 95 días. Funcionarios americanos
han expresado su preocupación ante el crecimiento militar de China y sus lazos
estratégicos y tecnológicos con Rusia.
De manera que Estados Unidos y la OTAN, en vez
de estar jugando con fuego, deberían de sacar las manos de Ucrania y dejar de
acorralar y sancionar a Rusia. Meterse a jugar con el “oso” es muy peligroso.
Ya suficiente daño están haciendo desde sus bancos centrales imprimiendo
billetes sin control, manipulando las tasas de interés y destruyendo capital a
escala global, como para orillar al mundo a una guerra que la absoluta mayoría
de sus habitantes, no desea.
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