La mejor
estrategia para mantener la atención del consumidor
Forbes -
jueves, 26 de febrero de 2015
Hemos ido perdiendo la capacidad de atención de
unos magníficos 12 segundos a los 8 actuales, así que mantener la atención del
consumidor tiene un gran valor.
Conforme a un estudio del Instituto de
Investigación del Cerebro de los Estados Unidos, el pez dorado tiene un lapso
promedio de atención de 9 segundos. No sé si les parezca mucho o poco, pero
para los mercadólogos actuales, esto nos parece una delicia (el periodo de
atención, no el pez para comerlo), ya que significa un segundo más del lapso
que los humanos tenemos y un segundo, en términos creativos y de contenidos, sí
marca una diferencia en el mensaje. Y es que a partir del año 2000,
aproximadamente, hemos venido perdiendo nuestra capacidad de atención de unos
magníficos 12 segundos, a los 8 segundos actuales, y no es coincidencia que los
anuncios han venido modificando sus duraciones de los maratónicos infomerciales
del siglo pasado a duraciones de 10 segundos o menos.
Lo anterior ya no es sorprendente dada la
ubicuidad de los teléfonos inteligentes, redes sociales, aplicaciones móviles y
contenidos en streaming, todos los cuales se han combinado para crear lo que
algunos llaman la “economía de la atención”, un mercado en el que la capacidad
de mantener la atención del consumidor tiene un valor muy significativo.
Nosotros simplemente estamos sobre-estimulados
con contenido, y nuestros cerebros están luchando de nuevo con los instintos de
supervivencia natural. Considera esto: podemos pasar semanas sin comida y días
sin agua, pero sólo unos 35 segundos sin encontrar sentido en algo. Nuestras
mentes constantemente están analizando nuestro entorno, sondean en busca de
pistas ocultas bajo la superficie con una “app” incorporada denominada
curiosidad. La curiosidad es nuestro motor de búsqueda primordial. Captura
perspicazmente y lo filtra a través de la experiencia del pasado para ayudar a
nuestro cerebro a predecir el futuro, en una lucha sin fin para encontrar
claridad en el caos que nos rodea.
La naturaleza nos ha programado naturalmente
con esta aplicación para buscar y hacer sentido de los acontecimientos, ya sean
de ficción o no, con un solo propósito: la supervivencia. Cuando la publicidad
y el marketing bombardean nuestros cerebros con cantidades masivas de mensajes
–cada vez más efímeros, momentáneos y, la mayor parte de ellos, banales–
nuestros cerebros simplemente se desconectan y
buscan contenido más significativo en otros lugares, inclusive dentro de
sí mismo.
Por ende, el poder romper y penetrar la
cacofonía de las comunicaciones en la economía de la atención requiere contar
mejores historias. La mente humana se rinde incondicionalmente ante una buena
historia y se deja llevar y succionar por la misma mientras se le mantenga
entretenida. Nuestros cerebros crean historias de todo, y si nuestros cerebros
no pueden elaborarlos fácilmente, es decir, a partir de algo, nuestra atención
se va.
Hay un truco cuando se utiliza la estructura
del cuento que está garantizado para captar una audiencia. Es tan simple como
contar una historia con un principio, un medio y un fin. ¡Qué novedad! ¿cierto?
Pero a la mayoría de los mercadólogos se les olvida la parte media, que, como
su nombre lo indica, es la medular. Ahí es donde el conflicto, la tensión y la
acción suceden. Es lo que a nuestra mente le abre el apetito. La forma básica
de cada historia debe ser llevada punto por punto, introducción, conflicto,
resolución final. Nuestro subconsciente es magistral en el reconocimiento de
este patrón. Es la forma en que aprende. Cuando utilices esta estructura básica
de la historia en tu marketing de contenidos, vas a ganarte el favor de las
regiones más influyentes de la mente. La mente consciente es como la secretaria
de cualquier director: si no te ganas la atención de ella primero, no vas a
tener acceso al centro de mando, que es el inconsciente, donde se toman todas las
decisiones. Si no hace sentido tu historia, no va a pasar y perdurar en el
inconsciente.
Como uno de los clientes de nuestros diplomados
lo resumió mejor para mí cuando hacíamos esta descripción del “storytelling”:
“Encontrar el dolor. Amplificar el dolor. Sanar la herida.”
Nuestra mente consciente aplaude una gran
historia, ya que capta nuestra atención absorta y nos mueve a la acción. Cuando
tú te conviertes en un narrador intencional y pragmático en el marketing de
contenidos, puedes empujar al mundo en cualquier dirección que elijas, incluso
en tan sólo ocho segundos.
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