Nueva generación de adictos a internet en Japón
Agence France-Presse (AFP) - miércoles, 11
de febrero de 2015
Desde que se despierta, Sumire, una joven de 18
años, habla con sus amigas por internet, ya sea durante las clases, mientras se
baña e incluso en el retrete. Como la mayoría de jóvenes japoneses, está las 24
horas conectada, lo que preocupa cada vez más a los profesionales de la salud.
"En cuanto tengo un momento durante el
día, me conecto, desde que me levanto hasta que me acuesto. Supongo que me
siento sola cuando no estoy en internet, como desconectada", explica a la
AFP. En todas partes y en cualquier circunstancia, "diálogo con amigos en
Line", una aplicación de mensajería instantánea en la que el 90% de los
estudiantes de secundaria japoneses tienen una cuenta.
Según una investigación gubernamental de 2013,
el 60% de los alumnos de secundaria, que han tenido contacto con el mundo
digital desde una edad muy temprana, mostraban señales fuertes de adicción a
internet, cuando se ha disparado el uso de la red y se han multiplicado las
pantallas (teléfonos inteligentes, tabletas, etc.).
El problema preocupa a los profesionales de la
salud. Estas prácticas tienen un impacto neurológico comparable al de la
dependencia del alcohol o de la cocaína, según reveló un reciente estudio del
centro de investigación sobre salud mental de Shanghai, que analizó datos
cerebrales de jóvenes tecnoadictos. E incluso se ha creado una especialidad
para desenganchar a los jóvenes de este opio digital.
La dependencia es más difícil de detectar.
"Con los 'smartphones', ya no es necesario encerrarse en una habitación
[para acceder a un ordenador]. Así que resulta más difícil darse cuenta de que
alguien tiene un problema", explica el psiquiatra Takashi Sumioka. El
número de casos tratados por este especialista se triplicaron entre 2007 y
2013.
Sumioka ofrece un programa de
"desintoxicación digital" a los pacientes. Les pide que redacten un
diario "para ver hasta qué punto están sometidos a su 'smartphone' y a su
conexión a internet". Se necesitan unos seis meses para lograr una
"curación", asegura.
- 'Una persona totalmente distinta' -
"Este tipo de obsesión está provocado por
el temor de ser dejado de lado o incluso acosado en un grupo si no se responde
con suficiente rapidez a los mensajes", advierte el doctor Sumioka.
Según él, la necesidad irreprimible de
comprobar su pertenencia a un grupo y de seguir sus reglas muestra una
característica de la cultura japonesa, que tiende a rechazar las disonancias y
no anima a distinguirse de los demás.
"Japón es una sociedad conformista: la
gente no defiende necesariamente sus opiniones, sino que simplemente sigue al
grupo", estima Sumioka.
Esta sociabilidad "electrónica" no
equivale sin embargo a las interacciones humanas de la vida real, advierten los
expertos, que alertan del riesgo de privilegiar casi exclusivamente los
contactos en línea.
Muchos japoneses se sienten ahora mucho más
cómodos en las comunicaciones por internet que fuera de pantalla, subraya Miki
Endo, una profesora de informática que organiza desde 2002 cursos sobre las
adicciones a internet.
Recuerda el caso de una alumna de 22 años.
"Después de la clase, me pidió permiso para navegar en internet, ya que
sus padres le prohibían hacerlo en casa", cuenta Endo, que vio a la joven
transformarse delante de sus ojos.
"Durante 10 minutos, era una persona
totalmente distinta. En cuanto se conectó a las redes sociales, empezó a hablar
en voz alta y a reír. Ella, que solía ser muy introvertida, parecía haberse
olvidado de mi presencia".
- Nunca salía de mi habitación -
En el espacio de una década, la adicción a las
nuevas tecnologías cambió completamente de naturaleza. Antes afectaba a los
adeptos de los videojuegos, como Masaki Shiratori, quien con 11 años dedicaba
su vida a luchar en internet contra monstruos imaginarios.
A diferencia de los jóvenes de hoy, sin
embargo, él quería huir de la realidad y de las obligaciones de la vida en
sociedad.
Enganchado al mando de su consola hasta 20
horas diarias, encadenaba combates en el juego en línea "Arado Senki"
("Dungeon Fighter Online"), no iba a clase, apenas dormía, atrapado
en un universo mucho más acogedor para él que su entorno escolar.
"Nunca salía de mi habitación, salvo para
ir al baño", recuerda. Sólo consiguió apartarse de su mundo virtual y
recobrar cierta vida social a los 14 años, cuando sus padres lo hospitalizaron.
Tras años de terapia y su paso por un instituto
especial, el joven, que hoy tiene 20 años, estudia informática en una
universidad cerca de Tokio. Le gustaría poder vivir de sus conocimientos... en
el mundo real.
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