Bots: el aliado (y enemigo) silencioso de los
social media
Forbes - sábado, 27 de diciembre de 2014
Cuentas
falsas, usuarios fantasmas y ataques masivos en el universo de los social media
son moneda de cambio para mejorar la imagen de personalidades, empresas e
incluso partidos políticos. ¿Qué tan contraproducente es esto para la
reputación de una marca o un medio?
Millones de personas conocen a Justin Bieber,
el artista-fenómeno de 20 años. El novel objeto del deseo de las believers no
sólo es un suceso de la industria del espectáculo arriba del escenario y en las
ventas de discos, pues su reino se extiende a las redes sociales; @justibieber
es una de las cuentas con mayor cantidad de followers en el mundo: 51 millones
700,000 seguidores y contando.
Se inspeccionaron las cuentas de Bieber y
cientos de artistas más para descubrir lo que hoy es de dominio popular: seguidores
falsos, ausentes de interacciones reales abundan en todos los perfiles de
Twitter, incluso el tuyo. Las cifras no
mienten: el 58% de los followers de Justin Bieber en Twitter es falso o
inactivo, y de ¿Alejandro Sanz?, sólo 8% es real. De los 8.5 millones que
siguen a @paurubio, según la agencia especializada StatusPeople.com, 37% son
falsos, 44% está inactivo y el 23%
restante se le considera real u óptimo.
En bots hay razas y niveles. Ana Marín o
@Mujerdepocafe, publicista y twitstar (tiene cerca de 26,000 followers, de los
cuales el 90% es real según la aplicación Fakefollowers), nos cuenta las
diferencias y propósitos de estos aliados silenciosos:
Bot: es una cuenta ficticia, activa, encadenada
a una herramienta de administración de cuentas de Twitter que sirve para
retuitear, seguir gente o levantar hashtags. Un mensaje se repite en varias
cuentas, lo que ayuda a que crezca la conversación. Así, el algoritmo de
Twitter detecta que más gente se está sumando y levanta una tendencia.
Follower falso: puede ser ese tipo de cuentas
antes mencionadas o cuentas inactivas,
muchas veces con IP de otros países y que se suman a tu conteo de followers,
normalmente en masa. Se pueden comprar cientos o miles desde cinco dólares.
Sólo que jamás reaccionan. Así que se cae el engagement.
Los bots son el aliado silencioso de la guerra
mediática para levantar o contrarrestar TT, enviar un mensaje o reforzar ideas.
¿Y los usuarios reales? ¿Los consumidores? ¿Se dan cuenta? ¿Hacen algo?
Si bien es cierto que el desarrollo de bots en
los social media se ha ido perfeccionando a la par del Internet, también es
cierto que la lógica misma detrás de estas campañas es conocida en México como
la práctica del acarreo. No es secreto que políticos, artistas, deportistas, marcas
o figuras públicas emplean recursos para diversas estrategias que contemplen la
compra masiva de cuentas que no necesariamente interactuarán con la figura,
marca o producto en cuestión, pero que sí fortalecerán su mensaje.
Barack Obama ha sido mencionado en múltiples
ocasiones como figura ineludible del éxito del marketing digital en una campaña
política. ¿Porcentaje de followers falsos? Un potencial 70%, según Fake
Follower Check.
Durante las elecciones en México hubo una
inclemente guerra de bots, a los que los partidos recurrían como aliados para
fortalecer su discurso, y la guerra de hashtags, los comentarios insidiosos y
presión de voto fueron notables. @BotV, a quien seguían más de 5,000 followers
(más de la mitad falsos), y quien colaboró en la pasada campaña presidencial de
uno de los candidatos que no ganó la elección y que opta por el anonimato, nos
explica cómo funcionaban:
“Unos (bots) sólo crean spam. Generalmente
éstos cuentan con una parrilla de tuits con mensajes pre-escritos por gente
especializada en la plataforma política del candidato. Éstos generalmente se
ocupan para subir la cantidad de menciones de un hashtag (#HT) y mantenerlos
como trending topic nacional. Otros más son cuentas que se dedican a hablar
bien del candidato. Éstos regularmente son afiliados del partido que quieren
comenzar de esta manera su carrera política. Otros más son los que se dedican a
hacer tuits hilarantes sobre los candidatos contrarios, que pueden ser creados
por alguno de los creativos del búnker o bien por cuentas reconocidas con gran
cantidad de seguidores que son los que inicialmente lanzan el #HT, para que
cuentas que no están dentro del grupo de redes sociales del candidato se unan y
ayuden a que el #HT llegue a la posición de trending topic y se quede ahí el
mayor tiempo posible.”
En diciembre de 2013, MVS presentó el análisis
de Mesura, empresa de tecnología aplicada a los social media, en que se mostró
la posibilidad de que el tema del debate y éxito del #HT #ReformaEnergética
haya sido contaminado con cuentas masivas de bots y comentarios dirigidos.
@BotV relata que “había gente que notaba los
patrones de los bots de un candidato, aunque la creencia del usuario era que
todos los partidos contaban con sus acarreados 2.0, pero también había mucha gente
ingenua que no notaba el propósito para el cual había sido creada esa cuenta y
se enganchaban con las causas de sus
nuevos ‘amigos’ virtuales”.
Bots y rentabilidad
@Mujerdepocafe es clara respecto a los bots en
el mundo del marketing digital: “Las cuentas falsas y agregar volumen de
seguidores sirve para venderle a la gente que no tiene idea de nada. Por
ejemplo, alguna vez me tocó hacer benchmark entre cuentas de sites que
recomendaban restaurantes, y una de ellas, justo la más grande y la que más
vendía publicidad, crecía 200 seguidores diarios. No 199 ni 201, sino 200
diarios. Y como es de esperarse, muchos estaban inactivos. Pero llegaban con
credenciales irrefutables de ser ‘los que llegaban a más gente’, y así vendían
mucha publicidad. En estos tiempos puedes ganar muchos miles al mes con una
cuenta fuerte y unos bots que te faveen todo.”
Si tener muchos seguidores es el objetivo,
¿conviene ganar miles de followers? ¿Es bueno para mi figura, marca o producto
que se destinen recursos en ello? Para Rubén Vázquez, catedrático de la UNAM y
especialista en medios digitales, no necesariamente, ya que “la intención es
mostrar que se es más popular de lo que en realidad se es. Sin embargo, un buen
analista de redes sociales podría darse cuenta de que el desempeño de una
cuenta no corresponde con sus números. Hay un error básico en la forma en que las
marcas miden su efectividad, y es considerar que a mayor número de seguidores,
más popular o efectivo se es”.
En redes sociales, el verdadero éxito de una
cuenta se mide por el engagement, es decir el porcentaje de usuarios que nos
sigue y hace algo con nuestros contenidos. En el plano comercial existen
cuentas que detonan un engagement considerable, o que poseen una alta cantidad
de followers, con o sin bots, que desean aprovechar financieramente esa veta
potencial. Marín conoce y entiende el riesgo de invertir en un mecanismo que no
regresa nada de inversión, al menos no de forma directa necesariamente.
“Tener una cuenta exitosa con mucho engagement,
como persona, consume muchísimo tiempo y energía. Como compañía, se destinan
recursos valiosos que, si no tienen una planeación inteligente y objetivos
claros y medibles, exige mucho a cambio de un reporte que se fija más en
adquisición y engagement que en analizar realmente a tu audiencia y el tipo de
contenidos que la hacen reaccionar”, argumenta @Mujerdepocafe, quien cree que
si se es un generador de contenido se deberían cubrir esos huecos que tiene la
comunicación de tu medio a través de piezas que resuelvan necesidades, ya sea
de información o entretenimiento en tu target.
El tema es saber aprovechar los buenos números
y estrategias de forma inteligente. Marín nos advierte que este aprovechamiento
depende del objetivo de la cuenta: “Creo que ya pasó el momento en que social
media se trataba de reclutamiento y el que tuviera la cuenta más grande era el bueno.
Justo eso separa a la gente que sabe de la que ‘dice que sabe’. Un canal social
con un objetivo definido puede no tener ningún seguidor, y aun así ser un
éxito. Ejemplo de ello son las cuentas de servicio al cliente o soporte
técnico.”
Ante el panorama actual, en que los bots son
evidentes, las estrategias integrales y la viralización parecen ser la mejor
opción. Como nos dice Ana Marín: “Lo que sucede ahora es que el comercial de 30
segundos se sube a YouTube y se ‘viraliza en redes’. En vez de, por ejemplo,
volver YouTube un showroom o el lugar donde explicas y propicias nuevos
momentos de consumo.” El objetivo es claro: se debe madurar e integrar a las
redes dentro de la estructura de negocio, ya sea en el proceso de compra o
dentro del funnel de comunicación, pero no como repetidoras de mensajes de
otros medios.
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