Cómo la publicidad aprovechó la guerra para
hacer fortunas
BBC - lunes, 15 de diciembre de 2014
En medio
de derramamiento de sangre y la brutalidad, las empresas no dudaron en
aprovechar las oportunidades para hacer dinero que ofreció la Primera Guerra
Mundial. El patriotismo, el sentimiento antialemán y la culpa fueron
aprovechados en grande para vender de todo, de alimentos a abrigos, pasando por
plumas fuente.
"El combatiente más limpio del mundo: el
Tommy británico", proclamaba el eslogan del jabón Sunlight usando el
término coloquial ("Tommy") que se empleaba para referirse a los
soldados de este país en la guerra.
Redoblando los tambores patrióticamente en
nombre de los "limpios y caballerosos instintos de lucha de nuestros
galantes soldados", este era apenas uno de un gran número de anuncios
publicitarios que utilizaban directamente a la Gran Guerra para tratar de incrementar
las ventas.
En una época en que no existía el bombardeo a
los consumidores con comerciales de televisión, los periódicos y las revistas
de Reino Unido como "Punch" o el "Illustrated London News"
eran verdaderos campos de batalla para las compañías, desesperadas por aplastar
a la competencia.
¿Pero cómo le vendían sus productos al público
y a los hombres enlistados en las fuerzas armadas?
"Los proveedores militares tenían una idea
bastante aproximada de lo que se venía", dice Andrew McCarthy, coautor de
"The Huns Have Got My Gramaphone!" ("¡Los hunos tienen mi
gramófono!"), que muestra algunos de los anuncios más impactantes.
"Se metieron muy pronto en la competencia,
con anuncios sobre la venta de equipamiento, aunque hoy en día la noción de que
le vendían directamente a los soldados es increíble para mucha gente".
Desde 1914, tiendas como Aquascutum, Burberry y
Tresher & Glenny le ofrecieron versiones de ropa impermeable a oficiales
del Ejército.
Con eslóganes habilidosos e ilustraciones llamativas
procuraron tocar la fibra sensible de los familiares que estaban desesperados
por ayudar a sus seres queridos a sobrevivir a los terroríficos períodos en el
frente de guerra.
"Un frase universal era 'envíale una lata
a tu amigo soldado'", dice McCarthy. "Con frecuencia, las compañías
jugaban con el miedo de la gente".
Un aviso de Turnubull & Asser exhortaba al
público a "salvar la vida de nuestros hombres enviándoles guantes contra
el alambre de púas" que contaba con "completo aislamiento contra la
electricidad".
Al parecer no había ningún área que no pudiera
ser atacada.
No eran inusuales los avisos publicitarios de
armas, y el de una "bayoneta pra las trinceras" -que apareció en la
revista Land and Water de noviembre de 1915- es particularmente brutal, dice
McCarthy.
"Es como un mango con una protección para
nudillos y una vara larga y puntiaguda añadida. Es difícil imaginar que en 2014
se podría publicar un anuncio similar", dice.
Por su parte, la muy tradicional Bovril, una
humilde bebida caliente, adquirió nuevos poderes: le daba a los soldados
"la fuerza para ganar", gracias a que "creaba músculo con poder
extrarodinario".
Y, en vista de que cinco millones de cartas
eran enviadas desde tierras extranjeras cada semana, los fabricantes de plumas
también batallaban por dominar el negocio. Cada uno enfatizaba atributos tales
como la confiabilidad de su producto "para el hombre que está peleando
allende nuestras fronteras".
No está claro cuántos de los soldados escribían
con plumas en las trincheras: la mayoría usaban un simple lápiz.
Hasta el agua llegó a adquirir un significado
adicional. Echando mano del sentimiento nacionalista, en febrero de 1915
Perrier preguntó: "¿Tomas agua alemana".
"Perrier es el gran representante de
Francia contra un número de aguas de Alemania", declaraba a continuación.
Aún más extraña era la publicidad médica que
ofrecía tratamientos de choque eléctrico para "curar" la neurastenia,
un término en el que se englobaba un número de condiciones nerviosas, incluida
la neurosis de guerra.
"Muchos de los anuncios relacionados con
la salud eran explotadores", dice McCarthy. "Esos productos realmente
no curaban mucho".
Aunque se le pondría un freno a esta clase de
afirmaciones desde los años 20 con la creación del Comité Nacional de
Vigilancia, la publicidad comercial durante la guerra enfrentó pocas
restricciones.
Para la coautora del libro sobre los hunos y
los gramófonos Amanda-Jane Doran, exarchivista de Punch, el rango de anuncios
da la sensación de "vida cotidiana".
"Te da una idea real de lo que estaba
pasando, algo que creo que no obtienes de la misma forma de los periódicos y
libros de historia sobre las batallas", le dice a la BBC.
"Puedes ver cómo se hablaba la gente entre
sí. (Los anuncios) son muy patrioteros, abiertamiente antigermanos, pero
reflejan los sentimientos de la época. Los que más me conmueven son para cosas
como perros guardianes, porque las mujeres estaban solas y eran
vulnerables".
Con la ayuda de los avances en la tecnología de
impresión, los avisos se habían vuelto cada vez más creativos desde el punto de
vista visual.
"Es increíble cuán dirigidos estaban a una
audiencia particular y lo hermosas que eran las ilustraciones", dice
Doran. "Los artistas empezaron a trabajar para firmas publicitarias y para
editoriales y, como la fotografía todavía era algo de ricos, las ilustraciones
y los gráficos eran la forma de arte a la que la mayoría de la gente tenía
acceso".
"La Primera Guerra Mundial ocurrió en un
momento útil para la industria desde muchos puntos de vista. Estaba alcanzando
la mayoría de edad", dice el historiador de publicidad David Clampin,
profesor de la Universidad John Moores de Liverpool.
La manera en que las compañías usaban el
lenguaje y las imágenes se consideraba aceptable, aunque para los estándares de
hoy parezca de mal gusto, dice Clampin.
"Hubo un incremento significativo en
anuncios para prótesis. Desde una perspectiva moderna, puede parecer de mal
gusto. Pero la naturaleza de una sociedad capitalista es la necesidad de vender
productos. Las empresas hacen dinero con la guerra", señala.
"Lo vemos otra vez en la Segunda Guerra
Mundial, y aún hoy. Las marcas de confianza de hoy en día se desarrollaron
durante la Primera Guerra. Generalmente la gente aceptaba lo que veía".
McCarthy coincide. "Hubo muchas cosas en
Punch que hacían referencia a especuladores. Pero uno tiene que tratar de
mantener la compañía funcionando", dice.
"No sirve de nada pensar 'estamos en
guerra, entreguémonos'".
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