Bancos: ¿Demasiado grandes para innovar?
Forbes - jueves, 18 de diciembre de 2014
La reputación de los bancos es pésima, pero se
trata de uno de los tres sectores clave de cualquier economía. ¿Qué hacer? Los
bancos no son muy grandes para innovar y dejar de hacer promesas huecas. Deben,
de verdad, centrarse en el cliente.
Es ya común ver, en los muros de Facebook de
nuestros amigos, la definición que Albert Einstein tenía sobre la crisis. En un
resumen muy aceptable sobre el maravilloso párrafo del científico, podríamos
decir que para él, una crisis es realmente una oportunidad. Para Uriel
Alvarado, jefe de marketing de Saxo Bank en el Reino Unido, esa es la situación
en que se encuentra el sistema bancario internacional.
Según él, los bancos, “aún están adoloridos por
una crisis financiera mundial y por un bombardeado mediático producto de las
escandalosas revelaciones sobre su manejo interno.” No obstante, y admitiendo
lo oscuro del panorama, según Uriel, “los bancos más grandes de Gran Bretaña:
Barclays, HSBC, Lloyds y Royal Bank of Scotland (RBS), se enfrentan a una
oportunidad fugaz, que es básicamente invertir en el Capital Relacional Digital
(CRD) a partir del 2015”.
Es cierto que no es fácil el cambio; pero
también es cierto que es necesario modificar la actual situación entre los
bancos y la sociedad. Para Uriel, “la confianza en la banca está en una situación
grave. Según una encuesta de YouGov, el 73% consideró que la reputación de los
bancos era mala. No obstante, en la misma encuesta, se declaró a la banca como
uno de los tres sectores más importantes para la economía, y como el más apto
para hacer que reaparezca el crecimiento económico”.
La banca, entonces, debe prepararse para
modificar su comportamiento con una sociedad que no la tiene en buen concepto;
pero que sabe que la necesita. Uriel propone hacer esto a través del marketing
empresarial, usando como herramientas más importante el CRD. “El capital
relacional digital es como se combinan en una empresa las relaciones de
mercado, institucionales y la que se establece entre una marca y sus clientes.
Por citar a mi gran colega, Rob Peters, de lo que se habla es de las buenas
relaciones entre la marca y los interesados en ella: clientes que le compran,
entusiastas que hablen bien de ella, e, incluso, personas que podrían llegar a
apreciarla tanto que la defenderán cuando cometa errores”. Esa relación entre
cliente y marca, se debe complementar con el hecho de que “las experiencias
digitales están desempeñando un papel cada vez más importante en la
construcción y mantenimiento de relaciones de marca”
Para Uriel, “durante la última década, el
marketing digital ha experimentado una evolución exponencial, tanto desde una
perspectiva de compromiso con el cliente, así como desde la de la entrega del
producto, lo que ha transformado por completo el significado de la “promesa de
la marca””, concepto que en marketing se refiere a la proyección que los
clientes potenciales se hacen sobre lo que será su experiencia con un producto
de una marca, una vez lo adquieran.
La promesa de los bancos con los clientes debe
cambiar y Uriel tiene una respuesta de cómo hacerlo: “el reto clave es poder
personalizar los servicios y la comunicación bi-direccional que es necesaria
para crear valor, confianza con el cliente y, a la postre, capital relacional.
Es el gran reto para los grandes bancos, que tendrán que asumir el riesgo de
migrar toda la información de los clientes y actualizar muchos de sus sistemas.
Para lograrlo, es vital una colaboración muy cercana entre el departamento de
marketing que conoce los diferentes segmentos, objetivos y la experiencia de
los usuarios, y el departamento de IT, que tendrá que integrar los sistemas”.
La apuesta es que “los bancos no son muy
grandes para innovar y es hora de que ellos dejen de hacer promesas huecas,
como las que proclaman que son empresas centradas en el cliente, mientras
actúan de manera contraria”.
Uriel sabe que “este cambio no será uno sin
desafíos para los bancos. En términos de influir en la percepción de la marca,
las tecnologías digitales y sociales pueden ser un arma de doble filo. Los
diferentes sistemas deben estar bien integrados, a través de todos los puntos
de contacto que la empresa puede tener con sus clientes como la web, blogs de
la empresa, email, redes sociales, plataforma de trading, servicios digitales,
eventos presenciales, información del equipo de ventas, gestión de cuentas y,
finalmente, al sistema central de gestión.”
El objetivo es encontrar las necesidades
exactas del cliente para que como empresas del sector bancario, puedan
satisfacerlas más efectivamente, recuperando la confianza y, por ende, el
crecimiento económico. “Algo que llevará casi a cualquier empresa a ser muy
competitiva en los próximos 10 años es la velocidad en que logre procesar y
automatizar la información de los usuarios para crear productos y servicios
basados en tiempo real. Cada vez será más importante poder interactuar con
nuestros clientes en el momento exacto en el que necesitan un servicio o
producto en específico.”
Desde el día que Lehman Brothers cayó, en el
mundo entero se ha visto una constante lucha entre la sociedad y los bancos.
Movimientos sociales con fuerza que atacan el statuo quo, ampliamente
publicitados, hacen creer que estamos en una era apocalíptica de odios
irreconciliables. No es así para Uriel, quien con sus propuestas de innovación
busca construir una mejor relación entre la banca y el sector real.
Porque la realidad es que, en este momento, hay
razones para ser optimista. “Desde mi perspectiva, veo mucho potencial en toda
América latina, principalmente en México. También en Uruguay, donde mantengo
mucho contacto con Luis Simoes Pereira, jefe de Saxo Bank en América latina, y
donde han tenido un gran año de crecimiento, gracias a que cada vez más
inversores prefieren llevar por sí mismos sus portafolios e inversiones online,
permitiéndoles más flexibilidad y posibilidades que se ajustan a sus objetivos
financieros y riesgo. Mientras que en Europa y Asia ya hemos visto un
crecimiento mayor, en regiones más conservadoras como Latinoamérica, el gran
crecimiento y revolución la veremos cuando la generación de los “milenarios”
llegue a los 40-50 años de edad”.
*Andrés Arell-Báez es escritor, productor y
director de cine.
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