Si sabes qué piensan tus empleados, conoces el
futuro de tu empresa
Expansión.com - diciembre de 2014
Existen pocos lugares en los que se tomen
tantas decisiones como en una empresa. De lo que también pocos son conscientes
es de hasta qué punto la razón y la emoción participan a partes iguales en el
nacimiento, evolución y consolidación de un negocio. ¿Sabes realmente cómo
piensa tu start up? Conocer a fondo los componentes que la hacen posible te
puede ayudar a tomar el pulso de su vida, y hasta a anticipar algunos asuntos
que aparentemente están fuera de control.
Pedro Bermejo, licenciado en Medicina y con la
especialidad en neurología, explica que «el pensamiento de la empresa lo hacen
las personas, gerentes, clientes, accionistas y trabajadores... procede de
todas estas variables». Autor de Neuroeconomía –Editorial Lid–, el experto
profundiza en este término que surgió en 2002, «cuando un psicólogo llamado
Daniel Kahneman ganó el premio Nobel de Economía gracias a sus estudios sobre
la conducta de los seres humanos en los aspectos financieros, cambiando de un
modo irreversible el modo de ver la economía».
La esencia de este concepto es simple, «tiene que
ver con las actitudes y el papel que cada uno desempeña en la empresa», apunta
Bermejo. Marta Romo, socia directora de Be-Up, advierte de que «querer liderar
sin conocer cómo funciona el cerebro de nuestra gente es como fabricar un
guante sin haber visto nunca una mano». Contrastar y actuar El crecimiento de
la neurociencia aplicada al mundo de la empresa ha venido para quedarse, y son
muchos los gestores de negocios y de personas que ya analizan y consideran su
importancia.
Juan Tinoco, director de recursos humanos de LG
Electronics, afirma que «por primera vez hay algo de ciencia en los aspectos
del management. En una tarea tan conceptual como los recursos humanos solemos
tender a la innovación como algo que nos puede aportar certeza, por ejemplo, a través
del big data para conocer el talento. La neurociencia ofrece una explicación
sobre el comportamiento que, hace muy poco tiempo, se creía como un acto de fe.
Es una línea nueva de investigación que nos obliga a basarnos en hechos
contrastados y comprobados».
Parece que la clave de toda esta revolución,
que te ayudará a saber cómo piensa tu negocio, reside en analizar cómo son cada
uno de los elementos que lo integran. Óscar Massó, director de estrategia de
Sodexo B&I, señala que «el mayor conocimiento sobre nuestro cerebro aporta
eficiencia en nuestros comportamientos, lo que a cualquier jefe o líder
comprometido le hará más eficaz y podrá ayudar y dirigir mejor a sus
colaboradores».
Para Romo supone un cambio de paradigma
importante: «De un enfoque mecanicista, autoritario y controlador, todavía
arraigado en nuestra cultura corporativa, a uno realmente humano que parte de
la premisa de que para ser más productivos necesitamos estar bien, es decir,
contentos, felices y descansados». Y es aquí donde Massó ensalza el papel del
jefe: «Para que un gestor anticipe las elecciones de sus colaboradores tiene
que saber de neurociencia, psicología, estadística y economía. No obstante, por
mucho que sepamos sobre el motor del comportamiento, el ser humano sigue siendo
una caja de sorpresas». El tamaño no importa Conviene recordar que la
neuroeconomía no es patrimonio de las grandes organizaciones. Personas,
clientes y colaboradores forman parte de tu negocio desde sus primeros días.
César Fernández, director asociado de Talengo, recuerda la neurociencia
aplicada a los clientes y colaboradores: «A los primeros puedes ayudarles a que
elijan sus productos y servicios, e incluso a conseguir una implicación
emocional que los convierta en fans. En el caso de los colaboradores hay que
procurar que den lo mejor de sí mismos sintiéndose útiles y partícipes de un
proyecto que consideran valioso».
Desde el punto de vista de la gestión, Tinoco
apunta que corresponde a los directivos averiguar «qué necesitan sus managers
para tratar a sus equipos y crear un clima de confianza, qué elementos afectan
a una persona en sentido positivo o negativo o qué medidas provocan un
rechazo».
Fernández hace hincapie en la motivación, «que
tiene que ver con dos elementos: el sentido y la finalidad de lo que estás
haciendo. Por eso es fundamental explicitar y compartir el propósito con tus
compañeros o equipo y, además, ponerse en el lugar de la persona a la que vas a
proporcionar ese beneficio». Reuniones que solucionan problemas La neurociencia
tiene también mucho que decir en el apasionante mundo de la reuniones. Es
cierto que algunos profesionales abusan en exceso de ellas con el único
objetivo de alimentar su ego, pero también es evidente que son necesarias para
solucionar problemas.
Hay unanimidad en la duración: no más de media
hora. «Las personas no son capaces de mantener la atención más tiempo», afirma
Óscar Massó, director de estrategia de Sodexo B&I.
Para dinamizar el cerebro de los participantes,
Marta Romo, socia directora de Be-Up, propone utilizar preguntas tomando como
referencia a David Rock, padre del neuroliderazgo: «Consiste en lanzar
preguntas, después se toma un tiempo de descanso para hacer algo agradable y
repetitivo, que no estrese, y se vuelve a reunir al equipo. Las ideas pueden
aumentar hasta un 500%, según sus investigaciones».
Pedro Bermejo, licenciado en Medicina explica
en su libro Neuroeconomía, que la neurociencia permite establecer las prácticas
más adecuadas en cada fase de la reunión: planificación, en la que se define el
tema a tratar; organización, que incluye el correcto manejo de los tiempos; la
dirección de la reunión; y, para finalizar, resumir los puntos para que todo el
equipo pueda memorizarlos y recordarlos. De miedos y recompensas Se habla de la
recompensa y del miedo como los dos canales en sentido opuesto, pero se pueden
utilizar en pro de un objetivo. La cuestión es cómo se pueden utilizar –habida
cuenta de que ambos provocan un cambio de actitud– para evitar un impacto
negativo en la evolución de un negocio. Estas reflexiones te ayudarán a
descubrirlo:
* «La recompensa se ha de utilizar con rigor en
un marco de logro por objetivos. Es la consecución de un buen rendimiento».
Óscar Massó (Sodexo B&I)
* «Las recompensas más efectivas son de naturaleza
consciente y poco manipulables». César Fernández (Talengo)
* «Si desactivamos el circuito cerebral del
miedo, que es el de la amenaza, y activamos el de recompensa o aproximación,
las personas se mueven de forma ágil a hacia la acción». Marta Romo (Be-Up)
* «El recurso al palo y la zanahoria como
elemento de control tiene efectos perniciosos, ya que deprecia al profesional».
César Fernández (Talengo)
* «Más que una recompensa hay que utilizar el
refuerzo positivo, basado en poner atención en aquello que queremos que se
repita y en evitar o quitar la atención de aquello que no queremos que se
repita». Marta Romo (Be-Up)
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