Texto completo del discurso de BARACK OBAMA
Associated Press
A continuación, la alocución presidencial del
presidente Barack Obama en la que anunció el restablecimiento de relaciones
diplomáticas en Cuba.
Buenas tardes. Hoy, Estados Unidos de América empieza
a cambiar su relación con el pueblo de Cuba.
En el cambio más significativo de nuestra
política en más de cincuenta años, terminaremos con un enfoque obsoleto que por
décadas fracasó en promover nuestros intereses y, en cambio, comenzaremos a
normalizar la relación entre los dos países. A través de estos cambios, es
nuestra intención crear más oportunidades para el pueblo estadounidense y para
el pueblo cubano y comenzar un nuevo capítulo entre las naciones del continente
americano.
La historia entre Estados Unidos y Cuba es
complicada. Yo nací en 1961, justo dos años después de que Fidel Castro tomara
el poder en Cuba y unos meses después de la invasión en la Bahía de Cochinos,
en la que se intentó derrocar a su régimen. En las siguientes décadas, la
relación entre nuestros países tuvo lugar frente al trasfondo de la Guerra Fría
y la firme oposición de Estados Unidos al comunismo. Solamente nos separan 90
millas. Pero año tras año, se endureció la barrera ideológica y económica entre
los dos países.
Mientras tanto, la comunidad de exilados
cubanos en Estados Unidos contribuyó enormemente con nuestro país, en la
política, los negocios, la cultura y los deportes. Como otros inmigrantes lo
habían hecho previamente, los cubanos ayudaron a reconstruir a Estados Unidos,
a pesar de sentir una dolorosa nostalgia por la tierra y las familias que
dejaron atrás. Todo esto forjó una relación única entre Estados Unidos y Cuba,
al mismo tiempo amigos y enemigos.
Nos enorgullece que Estados Unidos ha apoyado
la democracia y los derechos humanos en Cuba en estas cinco décadas. Lo hemos
hecho principalmente a través de políticas dirigidas a aislar a la isla, y
evitar que las personas que viven en Estados Unidos viajen o comercien allí, a
diferencia de lo que sí puede hacer en cualquier otro lado. Y si bien esta
política se originó con la mejor intención, ninguna otra nación se ha unido a
nosotros para imponer estas mismas sanciones, y ha tenido muy poco efecto fuera
de otorgarle al gobierno cubano una lógica para aplicar estas restricciones
sobre su propia gente. Hoy, Cuba todavía está bajo el gobierno de los Castro y
el Partido Comunista que tomó el poder hace medio siglo.
Esta rígida política no sirve ni al pueblo
estadounidense ni al pueblo cubano y se origina en hechos que ocurrieron antes
de que muchos de nosotros naciéramos. Piensen que por más de 35 años hemos
tenido relaciones con China, un país mucho más grande y también gobernado por
el Partido Comunista. Hace casi dos décadas, restablecimos relaciones con Vietnam,
donde luchamos una guerra en la que perecieron más estadounidenses que en
ninguna confrontación de la Guerra Fría.
Por eso es que, cuando asumí el cargo de
Presidente de Estados Unidos, prometí volver a revisar nuestra política con
Cuba. Para comenzar, levantamos restricciones para los estadounidenses de
origen cubano para que pudieran viajar y enviar giros a sus familias en Cuba.
Estos cambios, aunque fueron polémicos, ahora se ven como obvios. Los
estadounidenses de origen cubano se han reunido con sus familias y han sido los
mejores embajadores de nuestros valores. Y a través de estos cambios, una nueva
generación de estadounidenses de origen cubano ha cuestionado más y más un
enfoque que lo que más hace es mantener a Cuba excluida de un mundo interconectado.
Aunque personalmente he estado listo para tomar
pasos adicionales desde hace algún tiempo un gran obstáculo se interpuso en el
camino: la injusta encarcelación de Alan Gross en Cuba, un ciudadano
estadounidense y contratista de USAID, por cinco años. Durante muchos meses mi
administración ha mantenido discusiones con el gobierno cubano sobre el caso de
Alan y otros aspectos de nuestra relación. Su Santidad el papa Francisco apeló
personalmente y urgió para que yo y el presidente de Cuba, Raúl Castro,
resolviéramos el caso de Alan y para que atendiéramos el interés de Cuba en la
liberación de tres agentes cubanos que habían estado encarcelados en Estados
Unidos durante 15 años.
En el día de hoy, Alan volvió a su casa y
finalmente se reunió con su familia. El gobierno cubano liberó a Alan por
motivos humanitarios. Por otro lado, y como intercambio por los tres agentes
cubanos, Cuba hoy liberó a uno de los más importantes agentes de inteligencia
que Estados Unidos tuvo en Cuba, y que había estado prisionero durante casi dos
décadas. Este hombre, cuyo sacrificio era conocido sólo por unos pocos, le dio
a Estados Unidos la información necesaria para arrestar a la red de agentes
cubanos que incluía a los hombres que hoy se envían a Cuba, como también a otros
espías en Estados Unidos. Este hombre está a salvo ahora en nuestro territorio.
Habiendo recuperado a estos dos hombres que se
sacrificaron por nuestro país, puedo entonces ahora tomar las medidas
necesarias para establecer, como centro de nuestra política, el interés de los
pueblos de ambos países.
Primero, he instruido al Secretario de Estado
Kerry a que comience inmediatamente las discusiones con Cuba para restablecer
las relaciones diplomáticas que han estado interrumpidas desde enero de 1961. En
adelante, Estados Unidos restablecerá una embajada estadounidense en La Habana,
y funcionarios de alto rango visitarán Cuba.
En donde podamos promover intereses
compartidos, lo haremos, en asuntos como salud, inmigración, antiterrorismo,
tráfico de drogas y respuesta a catástrofes. De hecho, ya hemos observado los
beneficios de la cooperación entre nuestros países antes. Fue un cubano, Carlos
Finlay, quien descubrió que los mosquitos transmiten la fiebre amarilla. Su
trabajo ayudó a Walter Reed en su lucha. Cuba ha enviado a cientos de
trabajadores de la salud a África a ayudar en la lucha contra el ébola y creo
que los trabajadores de salud de Estados Unidos y Cuba deberían trabajar, mano
a mano, para detener la transmisión de esta enfermedad fatal.
Ahora bien, en donde estamos en desacuerdo,
plantearemos esas diferencias de manera directa, como lo continuaremos haciendo
con los asuntos relacionados con la democracia y los derechos humanos en Cuba.
Pero yo creo que podemos hacer más para apoyar al pueblo de Cuba y promover
nuestros valores mediante la participación. Después de todo, estos 50 años han
demostrado que el aislamiento no funcionó. Es hora de un nuevo enfoque.
Segundo, he instruido al Secretario Kerry para
que revise la calificación de Cuba como un Estado que patrocina el terrorismo.
Esta revisión será guiada por los hechos y las leyes. El terrorismo ha cambiado
en las últimas décadas. En un momento en el que nos concentramos en las
amenazas desde al Qaida hasta ISIS, una nación que cumple con nuestras
condiciones y renuncia al uso de terrorismo no debería enfrentar esta sanción.
En tercer lugar, estamos tomando las medidas
para aumentar el transporte, el comercio y el flujo de información de y hacia
Cuba. Fundamentalmente, esto se trata de la libertad y la apertura, y también
manifiesta mi creencia en el poder de participación entre las personas. Con los
cambios que estoy anunciando hoy, será más fácil para las personas que viven en
Estados Unidos viajar a Cuba. Ellos podrán usar tarjetas de crédito y débito de
Estados Unidos en la isla. Nadie representa los valores de Estados Unidos mejor
que su gente y yo creo que este contacto, en última instancia, hará más para
empoderar a la gente de Cuba.
También creo que más recursos deberían llegarle
a la gente de Cuba. Así que aumentamos significativamente la cantidad de dinero
que se puede enviar a Cuba y eliminamos los límites en giros que apoyan
proyectos humanitarios, al pueblo de Cuba y a su emergente sector privado.
Creo que las empresas estadounidenses no
deberían estar en desventaja y que un aumento del comercio es bueno para los
estadounidenses y los cubanos. Por lo tanto, facilitaremos transacciones
autorizadas entre Estados Unidos y Cuba. Se permitirá a las instituciones
financieras de Estados Unidos abrir cuentas en instituciones financieras
cubanas. Y será más fácil para
exportadores de Estados Unidos vender productos en Cuba.
Yo creo en el libre flujo de información.
Desafortunadamente, nuestras sanciones sobre Cuba han negado a los cubanos el
acceso a tecnología que ha empoderado a individuos en todo el mundo. Por lo
tanto, he autorizado el aumento de las conexiones de telecomunicaciones entre
Estados Unidos y Cuba. Las empresas podrán vender los productos que les darán a
los cubanos la habilidad para comunicarse con Estados Unidos y otros países.
Estas son las medidas que yo puedo tomar como
Presidente para cambiar esta política. El embargo que se ha impuesto durante
décadas se encuentra en una legislación. A medida que estos cambios se
desarrollan, espero poder involucrar al Congreso en una discusión seria y
honesta sobre la eliminación del embargo.
Ayer, hablé con Raúl Castro para ultimar los
detalles de la liberación de Alan Gross y el intercambio de prisioneros y para
describir cómo progresaremos de ahora en adelante. Le dejé claro que creo firmemente
en que la sociedad cubana está oprimida por las restricciones impuestas sobre
sus ciudadanos. Además del regreso de Alan Gross y de la liberación de nuestro
agente de inteligencia, nos da gusto la decisión de Cuba de liberar a un gran
número de prisioneros, cuyos casos fueron planteados directamente por mi equipo
al gobierno cubano. Nos agrada la decisión de Cuba de proveer un mayor acceso a
internet a sus ciudadanos y la continua participación de sus instituciones
internacionales como las Naciones Unidas y el Comité Internacional de la Cruz
Roja, que promueve valores universales.
Pero no dudo que persisten trabas para la
libertad para los cubanos de a pie.
Estados Unidos cree que ningún cubano debe enfrentar acosos, arrestos o
golpizas simplemente porque ejerce el derecho universal de expresar su
pensamiento, y continuaremos apoyando a la sociedad civil en ese asunto. Si
bien Cuba ha hecho reformas para abrir su economía de manera gradual,
continuamos creyendo que los trabajadores cubanos deben ser libres para crear
sindicatos, de la misma manera que sus ciudadanos deben ser libres para
participar en el proceso político.
Además, dada la historia de Cuba, también
espero que Cuba siga aplicando políticas que, a veces, estarán en franco
desacuerdo con los intereses de Estados Unidos. No espero que los cambios que
estoy anunciando hoy brinden una transformación de la sociedad cubana de la
noche a la mañana. Pero estoy convencido que a través de una política de
participación, podemos defender nuestros valores de una forma más efectiva y
ayudar a los cubanos a que se ayuden a sí mismos a medida que entran en el
Siglo XXI.
Para aquellos que se oponen a los pasos que
anuncio hoy permítanme decirles que respeto su pasión y comparto su compromiso
con la libertad y la democracia. La cuestión es cómo mantenemos ese compromiso.
No pienso que podamos seguir haciendo lo mismo durante más de cinco décadas y
esperar un resultado distinto. Además, intentar empujar a Cuba al colapso no
beneficia a los intereses de Estados Unidos ni los de los cubanos. Incluso si
eso funcionara, lo cual no ha funcionado durante 50 años, sabemos por
experiencia que es más probable que los países disfruten de una transformación
duradera si la gente no está sujeta al caos. Hacemos un llamado a Cuba para que
desencadene el potencial de 11 millones de cubanos para poner un punto final a
las innecesarias restricciones impuestas en sus actividades políticas, sociales
y económicas. Con ese mismo espíritu, no debemos permitir que sanciones de Estados
Unidos impongan una carga aún mayor a los ciudadanos cubanos, a quienes estamos
intentando ayudar.
A los cubanos, Estados Unidos les extiende una
mano de amistad. Algunos de ustedes nos han buscado como fuente de esperanza, y
continuaremos alumbrando una luz de libertad. Otros nos han visto como un
pasado intento de colonización para controlar su futuro. José Martí una vez
dijo, "la libertad es el derecho que tienen las personas de actuar
libremente, pensar y hablar sin hipocresía". Hoy, estoy siendo honesto con
ustedes. Nunca podremos borrar la historia entre nosotros, pero creemos que
deben estar empoderados para vivir con dignidad y autodeterminación. Los
cubanos tienen un dicho sobre la vida diaria: "No es fácil". Hoy,
Estados Unidos quieren ser un socio para hacer que la vida de los cubanos
ordinarios sea un poco más fácil, más libre y más prospera.
Para aquellos que han respaldado estas medidas,
les agradezco por ser socios de nuestros esfuerzos. En particular, quiero
agradecer a Su Santidad el papa Francisco, cuyo ejemplo moral nos muestra la
importancia de proseguir en el mundo de la manera que tiene que ser, en lugar
de simplemente dejarlo como está; al gobierno de Canadá, que ha sido sede de
nuestros debates con el gobierno cubano; y a un grupo bipartidista de
congresistas que han trabajado sin descanso para la liberación de Alan Gross, y
por un nuevo enfoque con respecto a nuestros intereses y valores en Cuba.
Finalmente, nuestro cambio de política hacia
Cuba llega en un momento en el que hay un liderazgo renovado en el continente
americano. Para abril, todos tenemos
preparada una reunión en la que Cuba se una a otras naciones del hemisferio en
la Cumbre de las Américas. Pero insistiremos para que la sociedad civil se una
a nosotros, y para que, de esa forma, los ciudadanos y no sólo los líderes,
formen nuestro futuro. Y hago un llamado a que los demás líderes le brinden un
significado a este compromiso con la democracia y los derechos humanos que
están en el corazón de la Convención Interamericana de Derechos Humanos.
Permítanos dejar atrás el legado de la colonización y el del comunismo, la
tiranía de los carteles de droga, de dictadores y farsas electorales. Es
posible tener un futuro con mayor paz, seguridad y desarrollo democrático si
trabajamos juntos, no para mantener el poder, no para asegurar el interés
personal, sino para promover los sueños de nuestros ciudadanos.
Estimados conciudadanos, la ciudad de Miami se
encuentra a solo 200 millas o menos de La Habana. Un sinnúmero de cubanos ha
emigrado a Miami, en aviones y balsas improvisadas; algunos han venido sin más
que una camiseta y la esperanza en su corazón. Hoy, a menudo se le refiere a
Miami como la capital de Latinoamérica. Pero también es una ciudad
profundamente estadounidense; un lugar que nos recuerda que los ideales
importan más que el color de nuestra piel, o las circunstancias de nuestro
nacimiento; una demostración de lo que los cubanos pueden lograr, y la apertura
de Estados Unidos con nuestra familia con el sur. Todos somos americanos.
El cambio es duro, en nuestras propias vidas y
en las vidas de las naciones. Y el cambio es aún más duro cuando llevamos el
peso de la historia en nuestros hombros. Pero hoy estamos haciendo estos
cambios porque es lo correcto que hay que hacer. Hoy, Estados Unidos elige
deshacerse de las cadenas del pasado
para poder llegar a un mejor futuro para los cubanos, para los estadounidenses,
para todo el hemisferio y para el mundo.
Gracias. Que Dios los bendiga y que Dios
bendiga a los Estados Unidos.
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