¿Por qué tanta gente se casa en una pequeña
aldea escocesa?
La Nación - sábado, 20 de diciembre de
2014
Gretna Green ha sido un lugar extremadamente
popular para casarse desde el siglo XVIII. Pero, ¿por qué la gente sigue
queriendo jurar amor eterno en uno de sus muchos altares?
La aldea escocesa tiene una población de 2.700
personas y es anfitriona de casi dos bodas por persona al año.
Se estima que cada año tienen lugar 5.000
matrimonios, y para resaltar cuán extraordinario es esa cifra sólo hay que
anotar que en todo el condado vecino, Cumbria, en Inglaterra, hubo apenas 3.000
bodas en 2011, a pesar de que su población es de 500.000 habitantes.
El estatus de Gretna como un destino
matrimonial por excelencia se debe a que está ubicada muy cerca de la frontera
con Escocia.
En 1754, una ley inglesa prohibió que las
parejas que tuvieran menos de 21 años de edad se casaran sin el permiso de los
padres. Pero en Escocia era permitido que chicas de 12 años y chicos de 14 o
más contrajeran matrimonio.
Además, cualquier persona en Escocia podía
casar a una persona "por declaración": no había necesidad de
sacerdotes o funcionarios de la corona.
Amantes jóvenes de Inglaterra se fugaban y
Gretna era la primera aldea que encontraban en el camino, pues estaba a poco
más de 3 kilómetros de la frontera.
Herreros emprendedores se establecieron
"sacerdotes del yunque", y llevaban a cabo la ceremonia a cambio de
un trago o algunos peniques.
Uno de esos herreros le escribió al diario
Times en 1843 especificando que sólo él había casado a más de 3.500 parejas en
25 años.
En Inglaterra, hubo varios intentos de
controlar el fenómeno, el cual fue condenado por uno de los miembros del
Parlamento en 1855 como algo que "perjudicaba el carácter y destruía la
moralidad de la gente de los condados norteños ingleses".
Un año más tarde se introdujo una ley que
requería de un "período de reflexión" de 21 días de residencia en la
parroquia en la que la pareja quisiera casarse.
En 1940, la institución de "matrimonio por
declaración" fue proscrita en Escocia, y en 1977, las parejas inglesas por
fin pudieron casarse sin el consentimiento de sus padres al cumplir 18 años.
No obstante, perdura una pequeña "brecha
Gretna" entre los dos sistemas legales.
El matrimonio es legal en Escocia a los 16 años
sin consentimiento de los padres; en Inglaterra y Gales sigue siendo a los 18.
Y, aunque se requieren 15 días de aviso para casarse en Escocia hoy en día, no
es necesario residir ahí, de manera que las parejas inglesas todavía se pueden
ir a casar con poca antelación.
A pesar de que la distinción legal que hizo de
Gretna la capital de las bodas se fue desvaneciendo, retuvo su atracción
romántica. Las parejas siguen viniendo.
Ya no tienden a ser adolescentes.
Pero toda una industria se fue desarrollando
para servir a esta tradición, con múltiples hoteles, compañías de planificación
de matrimonios, alquileres de autos, fotógrafos, tiendas de regalos, salones de
belleza que sobresalen en un pueblo que no es lo suficientemente grande como
para albergar un supermercado.
Adie y Sarah Miles, 52 y 49, se están tomando
una foto frente a un local llamado "The Famous Blacksmith Shop" (La
famosa herrería). Se "fugaron" de Bognor Regis, en la costa sureña
inglesa, sin decirle nada a la familia, a la que planean sorprender a su
regreso.
"Ambos estuvimos casados antes y no
queríamos tanto alboroto. Escogimos venir a Gretna por la historia y porque es
romántico: es el lugar al que tantos se fugaron durante años".
Las palabras "historia" y
"romántico" son eternamente citadas en Gretna. Alisa Taylor, quien
administra una tienda de moda nupcial al otro lado de la frontera, en Carlisle,
atiende a un flujo constante de parejas que van camino al norte.
"Muchas" de las novias han escogido a
Gretna "por su historia y connotaciones románticas".
Como las capillas de bodas que funcionan las 24
horas del día en Las Vegas, el elemento comercial de una boda en Gretna no es
del gusto de todos.
"Puede parecer una fábrica de salchichas,
con parejas que entran y salen en 15 minutos", dice Taylor. "Es una
de esas cosas que te gustan o las odias: o te fascina la tradición y fanfarria
o te parece un poco vulgar".
En el hotel Mill Forge en Gretna hay unos 600
matrimonios al año, de los cuales el 80% son parejas inglesas.
"Todavía han parejas que se han fugado
pero es menos común de lo que solía ser", dice el administrador Graham
Smith.
"La gente viene más por la larga historia
de bodas aquí. Vienen de Manchester, Liverpool, Birmingham pero también de
mucho más lejos: hemos tenido fiestas de matrimonio de gente que vino de
Sudáfrica, Uruguay, Chile, Estados Unidos y Nueva Zelandia".
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