¿Se puede llevar una vida normal sin medio
cerebro?
BBC Mundo - martes, 23 de diciembre de
2014
En los últimos meses han aparecido varias
noticias en la prensa sobre personas que siguieron viviendo, sin mayores
efectos adversos, a pesar de tener extensas partes de sus cerebros dañadas o
haberlas perdido completamente.
Esos casos cuentan una historia sobre la mente
que va más allá del impacto inicial que provocan. No es solo que no entendemos
cómo funciona el cerebro, sino que quizás lo intentamos comprender de la forma
equivocada.
Este año, por ejemplo, se supo que una mujer se
quedó sin cerebelo, una región que contiene la mitad de las células del
cerebro. No se trata sólo un daño cerebral, le falta la estructura completa.
Sin embargo, esta mujer vive una vida normal.
Se graduó, se casó y tuvo un niño después de un embarazo y parto sin
incidentes. Una biografía estándar para alguien de 24 años.
La mujer no quedó totalmente inafectada.
Durante su vida ha padecido dificultades por sus movimientos inseguros y
torpes.
Pero lo sorprendente es que pueda siquiera
moverse, tras perder una parte del cerebro que es tan fundamental que
evolucionó con los primeros vertebrados; los tiburones que nadaban cuando los
dinosaurios estaban sobre la Tierra tenían cerebelos.
Órgano complejo
Ese caso hace resaltar un triste hecho acerca
de la ciencia del cerebro. No solemos proclamarlo a los cuatro vientos, pero
hay grandes lagunas incluso en nuestra comprensión más básica sobre su
funcionamiento.
No podemos ponernos de acuerdo ni siquiera
sobre algunas de las más importantes de sus regiones, como el cerebelo.
Hay grandes lagunas en el entendimiento básico
del funcionamiento del cerebro.
Casos raros como el de la mujer que no lo
tiene, muestran esa ignorancia.
Es frecuente que alguien camine en un hospital
y un escáner de su cerebro revele las sorprendentes diferencias que podemos
tener dentro de nuestras cabezas, diferencias que podrían tener solo pequeños
efectos observables en nuestro comportamiento.
Parte del problema quizás sea nuestra forma de
pensar. Es natural ver al cerebro como una pieza de tecnología seleccionada
naturalmente.
Resulta que, en tecnología humana, hay muchas
veces una relación directa entre estructura y función.
Si tengo una tostadora, el calor lo suministra
el calentador eléctrico, el tiempo está controlado por un temporizador y lo que
hace saltar el pan es un resorte.
No hay un esquema así de simple para el
cerebro.
Aunque nos encanta hablar de la región del
cerebro para la vista, el hambre o el amor no hay tales regiones porque en el
cerebro no hay una tecnología donde cualquier función es gobernada por una
parte solamente.
Adaptación y "degeneración"
Tomemos otro caso reciente, el de un hombre al
que se le encontró una lombriz solitaria en su cerebro.
Durante cuatro años, el gusano cavó de un lado
al otro, provocándole una variedad de problemas tales como convulsiones,
problemas de memoria y sensaciones de olores raros.
Si el cerebro funcionara como la mayor parte de
la tecnología de diseño esto no sería posible. Si una lombriz cava de un lado
al otro de un teléfono, el aparato dejaría de funcionar.
En una tostadora, cada función está gobernada
por una sola parte. El cerebro no trabaja de esa manera.
De hecho, cuando una de las primeras
computadoras electromecánicas funcionó mal en la década de los 40 del pasado
siglo, una investigación reveló el problema: una polilla quedó atrapada en un
relé, el primer caso de un bug ("insecto", en informática
"fallo" o "virus")
Parte de la explicación por la aparente
resistencia del cerebro es su "plasticidad", una habilidad para
adaptar su estructura basándose en la experiencia.
Pero otra pista viene de un concepto propuesto
por Gerald Edelman, un neurocientífico ganador del Premio Nobel de Medicina en
1972.
Edelman se dio cuenta de que las funciones
biológicas muchas veces están apoyadas por estructuras múltiples, es decir que
características físicas individuales son codificadas por múltiples genes.
De manera tal que si se elimina un solo gen eso
no impide que una característica se desarrolle aparentemente de forma normal.
"Degeneración" fue el terminó que le
dio a esa habilidad de las distintas estructuras múltiples de apoyar una sola
función.
Y así resulta ser con el cerebro. Las funciones
importantes que lleva a cabo no son distribuidas a una parte específica de sus
regiones, sino que son apoyadas por múltiples de ellas, muchas veces de forma
similar pero de maneras un poco distintas.
Si una estructura se daña, otras son capaces de
arreglarla.
Sistemas múltiples
Esto ayuda a explicar por qué los
neurocientíficos tienen tantos problemas para comprender lo que hace cada
distinta región del cerebro.
Si uno intenta entender las zonas del cerebro,
usando una regla simple de una función por región y una región por función,
nunca podrá diseñar los experimentos necesarios para desmontar el entramado de
la estructura y la función.
El cerebelo es más conocido por controlar los
movimientos precisos, pero otras zonas del cerebro tales como los ganglios
basales y la corteza motriz están íntimamente involucradas en mover nuestros
cuerpos.
Preguntarse cuál es la única cosa que hace una
determinada área quizás no sea la interrogante correcta, cuando todas
contribuyen a que suceda.
La memoria es otro ejemplo de una función
biológica esencial que parece recibir el apoyo de sistemas múltiples del
cerebro.
Si te encuentras con alguien que conociste una
vez, quizás recuerdes que tenía reputación de ser alguien bueno, recuerdas un
incidente en particular en el que se comportaron de buena forma o simplemente
retienes una sensación vagamente positiva sobre su persona.
Son todas formas de la memoria que te dicen de
confiar en esta persona y todas se apoyan en distintas partes del cerebro que
hacen el mismo trabajo, en una forma un poco distinta.
Ederman y su colega, Joseph Gally, llamaron a
la degeneración una "propiedad biológica ubicua…una característica de
complejidad", afirmando que es un resultado inevitable de la selección
natural.
Eso explica por qué algunas condiciones
inusuales del cerebro no tienen efectos tan catastróficos como podría pensarse
y, también, por qué los científicos encuentran el cerebro tan complicado de
intentar entender.
No hay comentarios:
Publicar un comentario