El derrumbe del precio del petróleo que
cambiará la economía
Cinco Días - jueves, 25 de diciembre de
2014
Después de haberse deslizado esta semana por
debajo de la barrera psicológica de los 60 dólares por barril, la caída libre
en la que está evolucionando el precio del petróleo parece no tener fin. Y el
horizonte no está despejado. Tras haberse dejado por el camino casi el 50% con
respecto a su máximo del año, es decir los 115,71 dólares registrados el 19 de
junio, se prevé que el Brent baje el próximo año hasta los 50 dólares, según el
consenso de analistas consultados por Bloomberg.
Efecto dominó de la guerra de precios
“En función de cómo evolucione el precio del
petróleo, quién sabe si el aumento del PIB en 2015 quedará incluso por encima
del 2%”, declaró esta semana el ministro de Industria, Energía y Turismo, José
Manuel Soria. Cuando baja el precio del petróleo para un país netamente
importador como España, explicó, “el efecto inmediato es que disminuye la
necesidad de financiación y se produce una inyección directamente en la
economía”.
“Un crudo barato es positivo para la
reactivación de las economías”, confirma la responsable de análisis y producto
de Self Bank, Victoria Torre. “Para los consumidores, se traduce en una mayor
renta disponible y un incremento de la confianza, que puede redundar en efectos
positivos para el consumo”. Sin embargo, más allá de la macroeconomía, cuando
la atención se centra en los sectores económicos o las empresas concretas, se
distinguen beneficiados y perjudicados por esta caída de precios.
AEROLÍNEAS Y TURISMO
Las compañías aéreas son las que más provecho
pueden sacar de esta coyuntura, “puesto que el carburante supone un gasto muy
importante para ellas”, señala Rodrigo García, analista de XTB. La aerolínea
que más ha subido en Bolsa en los últimos seis meses es Ryanair, cuya
cotización ha aumentado un 39,3%, seguida por IAG (27,5%) e Easyjet (15,9%).
“En el mercado español, uno de los efectos positivos es el incremento del
turismo porque las compañías aéreas pueden aprovechar los menores costes para
hacer ofertas y atraer pasajeros”, afirma Torre.
Las primeras señales llegaron el jueves de Air
Europa. Juan José Hidalgo, presidente de Globalia, grupo propietario de esta
aerolínea, anunció que el fuerte descenso del precio del barril podría abaratar
sus costes operativos en un 20%. “Si es así, se podrían bajar los precios de
los billetes”, añadió.
La otra cara de la medalla, advierte Torre, es
que “una parte importante del turismo procede de países altamente vinculados
con el crudo”. La devaluación del rublo, una de las consecuencias más
destacadas de la crisis del petróleo, podría privar a España de turistas rusos,
que suelen disponer de una cartera de gasto por encima de la media.
PETROLERAS
El sector cuyos índices bursátiles más han
bajado en los últimos seis meses es el de las petroleras. Sus cifras de
negocios han sido mermadas por el hundimiento del precio del crudo, indica
García. Entre estas compañías se hallan Total, que pierde el 17,9% de su
cotización; BP que baja un 17,7%; y Repsol, con un descenso del 17,4%. A su
vez, los países productores de petróleo y cuyo presupuesto se basa en el precio
del crudo son los más perjudicados. Estos son Rusia, Venezuela, Argentina y
Colombia, señala el analista financiero de Renta 4, Ángel Pérez. Las empresas
del Ibex están más expuestas en Sudamérica. En Venezuela tienen unas
inversiones BBVA (que baja un 16,3% en los últimos seis meses) y Repsol
mientras en Brasil está Santander (que registra una caída del 5,8%) y, de
nuevo, BBVA, entre otros.
Otras afectadas
“Con un precio del petróleo bajo, las energías
renovables, que son menos caras que las tradicionales, pasan a ser un arma
menos poderosa”, argumenta García. Este analista señala los casos de Abengoa,
cuyas acciones cotizan un 53,2% por debajo que hace seis meses, Gamesa
(-15,2%), ACS (-14,9%) y Acciona (-12,9%). Desde XTB subrayan que “si las
empresas o los Gobiernos que se dedican de una forma o de otra al petróleo,
están ganando menos, tendrán asimismo menos dinero para acometer nuevas
inversiones en infraestructuras”. En este ámbito, el de las empresas que
invierten en el campo de la energía, destaca el caso de Técnicas Reunidas, una
compañía cuyas acciones han perdido el 18,1% de su cotización, desde el día en
el que el precio del Brent llegó a su cenit, hace seis meses.
Hasta ahora, las explicaciones sobre la actual
coyuntura del oro negro se han centrado en el lado de la oferta. El 27 de
noviembre, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) decidió no
reducir su producción, impidiendo de esta forma un ajuste en los precios. De
los 30 millones de barriles diarios que bombean los países pertenecientes a la
organización, que equivalen al 40% de la producción mundial, una tercera parte
sale de los pozos saudíes.
“¿Por qué se debería reducir la producción?
Todos saben lo que hace un mercado para cualquier producto. Se va hacia arriba
y hacia abajo”, declaró el ministro saudí del petróleo, Ali Al-Naimi, hace una
semana. Arabia Saudí podría aminorar su producción pero no quiere, según
algunos expertos, que de una medida de este tipo se aprovechen países con los
que tiene relaciones complicadas, como Irán. Pero, más allá de cuestiones
meramente geopolíticas, la negativa de la OPEP se interpreta como la voluntad
de golpear EEUU y su espectacular aumento de la producción, un 50% desde 2008.
“La clave está realmente en la oferta”, dice Victoria Torre, responsable de
análisis y producto de Self Bank, quien destaca el papel del fracking –la
perforación horizontal por medios hidráulicos y químicos– en las ambiciones de
la potencia americana de lograr la independencia energética. De momento, el
ritmo de extracción no tiene visos de ralentizar, como demuestra el
Departamento de Energía estadounidense, que, en su último informe mensual, ha
rebajado las previsiones de producción de petróleo para 2015 en tan solo
100.000 barriles por día, hasta los 9,3 millones.
Con unas reservas por un valor de 900.000
millones de dólares, sin embargo, Arabia Saudí puede aguantar unas exportaciones
a precios tan bajos y esperar doblegar a EEUU con una estrategia de castigo
hacia los competidores que las petroleras llaman good sweating (literalmente,
buena transpiración). El descenso del precio del crudo reduce el margen de
rentabilidad de los shale plays –proyectos de fracking– estadounidenses, cuyo
punto de equilibrio se encuentra, en el caso de algunos de ellos, por encima de
los 80-70 dólares por barril.
Sin embargo, Harish Sundaresh, gestor de Loomis
Sayles, señala que “los precios extraordinariamente bajos a corto plazo pueden
alterar esta situación si llevan a la quiebra a algunos miembros de la OPEP, lo
que daría lugar a unos precios sustancialmente más altos a largo plazo”.
De momento, el efecto más inmediato y visible
de la guerra de precios ha sido la fuerte turbulencia que atraviesa la economía
de Rusia, el país exportador al que más afecta el hundimiento del valor del
crudo.
El Banco Central ruso señala que, con un precio
del petróleo en el entorno de los 60 dóalres –el nivel actual– el PIB ruso se
desfondaría el próximo año el 4,5%. Por su parte, BlackRock ha medido el efecto
sobre el PIB de un descenso del Brent de 25 dólares por el mismo período. La
consultora concluye que el mayor perdedor es Rusia, pero los países más
beneficiados –con un impacto positivo en su economía de hasta medio punto
porcentual– son los que más dependientes son de las importaciones de energía:
China, India, Brasil, Japón e incluso España y la eurozona, el Reino Unido y el
propio EEUU. Esto imprimiría un cambio radical en las previsiones de
estancamiento de algunas de estas economías. Con un valor del petróleo a
niveles tan bajos, “Asia puede ahorrar entre 350.000 millones y 400.000
millones de euros y Europa unos 165.000 millones de euros”, calcula Adrián Pernas,
de DCMAsesores.
El pronóstico mayoritario de los analistas es
que el precio del crudo seguirá cayendo. Por su parte, Barclays prevé en cambio
un repunte en 2015, con el Brent que pasaría de 67 dólares por barril en el
primer semestre a 78 dólares a finales de año. La demanda de reserva
estratégica de China e India, subraya el banco británico, absorberá solo una
pequeña parte de los excedentes. Para que se agote la oferta, tendría que
aumentar la demanda del usuario final. Antes de que este supuesto se realice,
podría pasar cierto tiempo, pues la caída del precio del crudo no repercute
inmediatamente en los precios minoristas, debido al efecto de los impuestos y
de los subsidios, las dinámicas de almacenamiento y el mantenimiento de las
refinerías.
Álvaro Sanmartín, gestor del Alinea Global para
MCH IS, rechaza cualquier espectro de deflación, por lo menos en lo que se
refiere a EE UU. Una gasolina más barata equivale a una mayor disposición de
las familias estadounidenses al consumo, gracias también a unos elevados
niveles de confianza y un proceso de desapalancamiento en estado ya avanzado.
“Los datos de ventas minoristas y de confianza del consumidor en EE UU durante
la semana pasada pueden ser buenos ejemplos en este sentido”, argumenta.
Prever cuánto podría caer todavía el precio del
petróleo no es sencillo, advierte Torre. “Nadie lo sabe a ciencia cierta. Hay
que tener en cuenta que a lo largo de la historia ha habido caídas del crudo
incluso superiores a las que se están produciendo en esta ocasión”, afirma. La
velocidad de la caída sí empieza en cambio a ser extraordinaria.
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