Houston, la (lejana) ciudad de los milagros
Forbes -
miércoles, 31 de diciembre de 2014
El Texas Medical Center es el corazón médico
del mundo, genera ganancias para la ciudad de Houston y es el modelo a seguir
para otros clústeres médicos. Sin embargo, aunque derrocha talento mexicano,
sus servicios no están al alcance de la mayoría.
Houston, Texas.- Un equipo de 12 médicos rodeaa
un paciente de 82 años que necesita un remplazo de aorta, una arteria
fundamental para el músculo más importante del cuerpo. Con una sierra, abren
el tórax y dejan expuesto un corazón palpitante. Una maquina conocida en
español como máquina corazón-pulmón trabaja mientras los médicos paran el
latido del corazón, que debe permanecer a una temperatura promedio de 17
grados centígrados, permanecerá en ese
estado por más de dos horas y media.
Ese es el tiempo límite que el equipo tiene
para remplazar la arteria. Suena complicado, pero esta intervención tiene un
índice de supervivencia de 97 a 98%, y si todo marcha sin complicaciones, en
una semana el paciente abandonará el hospital con altas probabilidades de vivir
diez años más.
La cirugía tiene un costo aproximado de 100,000
dólares en el Houston Methodist, cuya unidad de Cardiología puede practicar
hasta 20 cirugías en un día. Éste es uno de los grupos hospitalarios más
importantes dentro del Texas Medical Center (TMC), el mayor complejo médico y
de investigación a nivel global, con 7.1 millones de pacientes atendidos
anualmente.
Para los pacientes mexicanos este oasis de
medicina no es una alternativa viable en términos de costos. Melissa Peña,
encargada de Relaciones Globales del Houston Methodist, indica que entre 70 y
80% de los pacientes internacionales ingresa con un seguro de gastos médicos
internacionales. Quienes llegan sin ningún tipo de cobertura cuentan con 50% de
descuento, pero un costo superior a los 50,000 dólares por un reemplazo de
aorta no parece una suma accesible para todos.
Malas noticias para los mexicanos si se toma en
cuenta que 40% de los adultos mayores de 65 años presenta complicaciones
cardiacas que derivan en este tipo de cirugía y que las afecciones cardiacas
son la primera causa de muerte en el país, según la Secretaría de Salud.
Fernando Nava, director de Grupo Fenam, explica
que en México sólo entre 2 y 3% de la población puede costear una cobertura de
seguro de gastos médicos internacionales. Del total de la población que puede
adquirirla, 70 u 80% lo ha contratado.
Houston, San Diego, Miami, Nueva York y
Boston, son los destinos más frecuentes para los pacientes con cobertura de
gastos médicos internacionales. El principal destino es Estados Unidos y le
siguen España, Inglaterra y Alemania.
De acuerdo con Cathy Easter, presidenta y CEO
del Houston Methodist, la cifra de mexicanos ha disminuido. “Este año, el
volumen de pacientes de México se mantiene en niveles de 2012, y ese año estaba
ligeramente por debajo de 2011; creo que es por factores económicos que el
número ha disminuido, no es algo significativo, pero la incertidumbre en la
economía puede ser el factor más determinante”, señala.
El corazón del mundo
La historia del Houston Methodist empezó en
1919 con una epidemia de influenza. A la par del desarrollo de esta
institución, el empresario Monroe Dunaway Anderson constituyó una fundación que
arrancaría en 1945 el proyecto de crear una ciudad médica con un capital
inicial de 300,000 dólares.
Hoy, el TMC registra más de 350,000 cirugías
anualmente, emplea a 106,000 personas y tiene una infraestructura de cerca de
7,000 camas. Las estadísticas lo sitúan como el octavo centro médico más grande
en Estados Unidos, y es distinguido como el más avanzado en el mundo por su
nivel de investigación.
En Houston hay más de 50 grupos médicos y todos
lo que pertenecen al TMC operan en un esquema non profit; es decir, ninguno
paga impuestos, pero todo lo que resulte en ganancias después de los costos
operativos debe reinvertirse de manera obligatoria; no hay dueños, no hay
alguien que ponga ganancias en su cartera, cada hospital tiene un Consejo de
Administración que decide en qué invertir.
Claro, Houston gana mucho con ello: la
actividad médica representa una derrama de más de 14,000 mdd al año. Un estudio
del Southwest Business Research Institute afirma que el TMC genera 1.14 dólares
de utilidad por cada dólar que el gobierno exenta de impuestos.
Este modelo permite que el TMC realice una
inversión anual de 3,400 mdd en investigación y albergue colegios de medicina
de alto rango como el Baylor College of Medicine o el Medical Branch, de la
Universidad de Texas. En contraste, en México la gestión tecnológica de procesos
hospitalarios es un mercado de cerca de 300 mdd al año.
Tan sólo el Houston Methodist invierte 120 mdd
anuales en investigación. Por eso no es casualidad que este grupo hospitalario
sea sede del más grande laboratorio de Nanomedicina en el mundo y del Instituto
de Tecnología, Innovación y Educación (Mitie), donde se entrenan los cirujanos
que aspiran a manipular el “Da Vinci”, un robot que permite hacer microcirugías
de alta precisión, y del cual en la actualidad sólo existen dos en México.
¿Hospitales para ricos?
Pero, como toda ciudad, el TMC tiene sus
contrastes. En 2012 a Marta González se
le diagnosticó cáncer de mama, por lo que se le extirpó un seno e inició las
quimioterapias en México, pero después decidió acudir al Houston Methodist. Es
una mujer joven, que no tiene empacho en relatar su historia.
Es originaria de Matamoros, nacionalizada
estadounidense por estar casada con un ciudadano americano. Ella era una de los
casi un millón de pacientes que, según estudios de la Universidad de California,
cruzan la frontera de Estados Unidos a México cada año en búsqueda de servicios de salud a precio bajo.
Marta es beneficiaria de Medicaid, el programa
de asistencia gubernamental que otorga una cobertura privada de salud a
trabajadores de bajos ingresos (6% de los pacientes del Metodista acude con
esta cobertura). La expectativa del gobierno es que un tercio de la población
en Estados Unidos sea beneficiaria de este programa hacia 2015, una medida
necesaria si se considera que un cuarto de la población del estado de Texas no
cuenta con cobertura médica.
Presente el talento mexicano
Cada año, el TMC recibe 16,000 pacientes
internacionales; sin embargo, hay otros visitantes que llegan para quedarse y
que constituyen uno de los activos más importantes para los hospitales: los
médicos mexicanos.
Victor Fainstein es una de las súper estrellas
del Houston Methodist, quien tras terminar sus estudios en la UNAM y trabajar
en el Instituto Nacional de Nutrición, decidió ir a Houston a especializarse con
la intención de regresar después a casa. Pero de eso han pasado ya 35 años.
Tras dos años y varias certificaciones, Victor
Feinstein estaba listo para regresar a la Ciudad de México, pero en ese
momento le ofrecieron ser jefe de departamento en el MD Anderson. Esta
experiencia le ha permitido escribir artículos y dar conferencias alrededor
del mundo. En algún momento, fue presidente del cuerpo de 1,800 doctores del
hospital, además de presidente de la Sociedad de Infectología de Houston y del
estado de Texas.
De los 1,800 doctores del Houston Methodist,
751 hablan español y la administración calcula que la mitad son mexicanos,
como el doctor Alfonso Aldana, neurocirujano y especialista en operaciones de
columna; Guillermo Torre, del área de Cardiología; Víctor Rivera, especialista
en esclerosis múltiple; y Fernando Urrutia, gastroenterólogo.
Medicina del futuro
En el laboratorio de Nanotecnología del Houston
Methodist se trabaja en el desarrollo de medicinas cuyos fines podrían ser
regenerativos en afecciones cardiacas o neuronales; ahí se diseñan nanofármacos
para cambiar el panorama en enfermedades como el Alzheimer o el mal de
Parkison.
La Nanotecnología envuelve al medicamento en
moléculas que están diseñadas para llevar el tratamiento directo, por ejemplo,
a un tumor; así, los efectos negativos son menores y se pueden suministrar
dosis más altas para lograr mayor efectividad.
¿Se puede replicar el milagro de Houston? El
sector farmacéutico representa la tercera opción más viable para el
establecimiento de clústeres en México, después de las industrias automotriz y
tecnológica. José Alarcón, partner healthsector en PwC México, explica que la
instalación de clústeres médicos implica la oportunidad de añadir un punto
porcentual al potencial de crecimiento de la entidad donde se instalen. Pero
es una tarea de largo plazo.
En este sentido, Nilson Salas, director del
Laboratorio Inanimado de Habilidades Mitie, también ubicado en Houston, señala
que para un clúster médico no sólo se necesitan hospitales, sino detonar la
investigación y la capacitación. Esto lo afirma mientras explica el
funcionamiento de las cajas laparoscópicas, que funcionan como instrumento de
“calentamiento” para los doctores antes de entrar a cirugía.
La simulación es uno de los puntos fuertes en
Mitie. “SimMan” es un paciente especial, ya que puede morir varias veces en un
día y se encarga de entrenar a los médicos para los casos más extraños. Es un
maniquí de 80,000 dólares que simula fuertes dolores, responde a las preguntas
del médico y cuenta con pulso y sistema respiratorio.
“Contar con innovación abierta, tener la
interacción de investigadores y compartir conocimiento desde la parte
académica a la aplicación clínica, es uno de los retos en el que se debe
trabajar en México”, dice José Alarcón, de PwC
¿México puede copiar el modelo de Houston? “Un
clúster es la conformación de empresas donde se genera investigación y
desarrollo”, explica José Alarcón. “Es necesario que estos factores, junto con
la demanda de lo que producen o los servicios que ofrecen, se encuentren
concentrados en un radio de 20 kilómetros. De ahí que no sea fácil
desarrollarlos”.
De acuerdo con el Mexico Investment Map de
Proméxico, la Ciudad de México, así como los estados de México, Jalisco y Nuevo
León, tienen los índices más altos en términos de infraestructura
hospitalaria, académica y de investigación para generar clústeres médicos.
Actualmente, se desarrolla Biometrópolis en la Ciudad de México; Polo
Esmeralda, en el Estado de México; el Cisne, en Morelos; y la Ciudad de la
Salud, en Monterrey.
José Alarcón es tajante: “Aunque hay trabajo
que hacer en innovación, de los tres factores que un clúster necesita para ser
exitoso, el que más tiene oportunidad de mejorar es el relacionado con las
políticas públicas. Un clúster requiere el esfuerzo de la iniciativa pública y
privada, pero si no hay un marco de política pública que estimule e incentive
esta actividad, el esfuerzo es doble en todos los frentes”.
El diagnóstico entonces es demoledor: México
padece de una enfermedad crónica que le impide generar centros de atención
médica de nivel mundial. El 12% del gasto en salud se destina a gasto
administrativo, una cifra alta si se considera que el promedio de la OCDE es
de 3.9%; mientras que el gasto privado sigue representando 92% del gasto total
de salud en el país.