Los misteriosos mensajes que Reino Unido
sepultó
El Confidencial - sábado, 17 de
septiembre de 2016
La piedra de Cochno
("taza" en gaélico) es una gran roca en las colinas Kilpatrick, cerca
del centro de Glasgow. Sus marcas, similares a las que dejaría una cazuela
manchada en un mantel, recuerdan a los enormes círculos en maizales que tantas
veces se han querido atribuir a culturas extraterrestres o a las tramas
enfermizas que repugnan instintivamente a los tripofóbicos (casi todos
nosotros). Otras similares se han encontrado en el norte de España, México,
Grecia o India.
Los círculos y las espirales nos
atraen y nos asustan por igual: el sol y los planetas, el ciclo de la vida (que
termina siempre en muerte), la representacíon del número π, la forma que
adoptan los líquidos en los desagues, los fractales que -según la teoría del
caos- están en todos los sistemas complejos, el número áureo en la historia del
arte... No es raro que la profusión de formas circulares de esta roca, unidas
por todo tipo de extraños símbolos desconocidos, incluida una cruz similar a la
cristiana, atrajera a los estudiosos y al gran público desde que se produjo el
hallazgo en los años 30.
Debería ser, como Stonehenge, uno
de los enclaves prehistóricos más visitados de Gran Bretaña, a pesar de que
compite con multitud de yacimientos interesantes del neolítico y la Edad de
Bronce. Como indica un artículo en 'The Conversation', es único, por su tamaño,
su cercanía a un centro urbano y su complejidad. Pero el Ministerio de Obras
Públicas decidió enterrarlo en 1965 bajo toneladas de tierra y piedra.
Cincuenta años después, se está redescubriendo.
La noche de los tiempos
No solo es misterioso su origen y
su uso primigenio, también su historia moderna, unida a la del excéntrico
arqueólogo Ludovic Maclellan Mann. El experto ya había descubierto varios
yacimientos en la zona y le interesaba especialmente el significado cosmológico
del arte en piedra prehistórico. Con buena intención pero con excesiva
creatividad, pintó la superficie de la roca en varios colores para comunicar al
mundo sus teorías sobre el significado de los signos, que para él estaba
relacionado con la astrología.
Hoy sigue sin saberse qué
mensajes contiene la piedra. Los dibujos pueden ser símbolos tribales, señales
de límites fronterizos (como en un mapa), representaciones de la esfera celeste
o hendiduras que contenían líquidos en celebraciones rituales, entre otros
cientos de explicaciones propuestas. También puede que sean simplemente formas
decorativas, una interpretación que podría ser la más revolucionaria de todas,
porque en cierto modo acercaría a los seres humanos prehistóricos a los
artistas abstractos de las vanguardias del siglo XX.
El trabajo de Mann llamó la
atención sobre la piedra y el éxito fue tan en aumento año a año que a
principios de los sesenta los domingueros de la ciudad solían ir a pasar el
rato con la familia, se paseaban por encima y hasta grababan inscripciones como
quien pone sus iniciales en la corteza de un árbol. Fue por eso que se tomó la
drástica decisión de enterrarla para conservarla.
Ahora, existe un proyecto en
marcha que quizá permita llegar a conocer algunas respuestas sobre este enigma.
Inspirados en la serie documental 'The Devil's Plantation' (una mirada poética
sobre lugares 'mágicos' de Glasgow), el grupo 'Factum Foundation', especialista
en digitalización de patrimonio artístico, van a grabar y fotografiar la piedra
al milímetro. Después, crearán con las imágenes una réplica exacta que se
quedará en las inmediaciones haciendo las delicias de turistas, locales y
curiosos.
El trabajo cuenta con el apoyo
del ayuntamiento local, un propietario privado y la Historic Environment
Scotland, institución que acerca el patrimonio histórico de la nación al gran
público. De momento, un grupo selecto de personas de la fundación ha conseguido
sacar a la luz toda la superficie de la piedra. Cuidadosamente, han retirado
varias toneladas de tierra y barro. Los bomberos de la localidad han colaborado
limpiándola en profundidad, rociándola con unos 2.000 litros de agua.
Los primeros días la expectación
fue total, con cientos de curiosos entusiasmados ante el 'redescubrimiento'.
Cuando se consiga la reproducción en 3D, la piedra verdadera se volverá a
enterrar para que permanezca, segura e intocable, quizá unos cuantos siglos
más.
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