5 preguntas antes que entres (con Facebook) a
tus servicios financieros
FORBES- 12 de septiembre de 2016
Te digo qué debes preguntar antes
que des el sí a “entrar con mi cuenta de Facebook” a cualquier servicio que
implique notificar cuánto ganas, dónde trabajas, información de seguros, de tu
cuenta de ahorros…
Es cómodo, rápido y, lo mejor, no
hay que crear una nueva contraseña ni recordar la del correo electrónico que
casi nunca tecleas. Loguearse con la cuenta de Facebook, Twitter o Google+ para
usar distintas páginas web o apps es común en temas que van desde el
seguimiento a hábitos deportivos hasta e-commerce, pero ¿debemos hacerlo en
nuestro banco y otros servicios financieros?
Mi respuesta es: sí, siempre y
cuando comprendas al 100% qué significa y a qué te arriesgas.
En México ya hay varias empresas
de préstamos y de otros productos financieros que te piden crear una cuenta o
entrar con tu perfil de alguna red social. También veremos en nuestro país
casos como el del brasileño Bradesco, que permite hacer transacciones bancarias
a través de una aplicación de Facebook. Y si bien es un proceso mucho más
simple, vale la pena preguntarnos si también es más seguro.
Aquí te dejo 5 preguntas que
debes hacerte antes de dar el sí a “entrar con mi cuenta de Facebook” a
cualquier servicio que implique notificar a una compañía cuánto ganas, dónde
trabajas, información de salud (en el caso de seguros), en cuánto está tu cuenta
de ahorros, si has invertido o incluso cómo está tu historial crediticio.
¿El sitio donde estoy es seguro
(y su perfil social es real)?
El paso uno para usar cualquier
servicio financiero por internet es asegurarte de que el sitio donde estás es
confiable. Para eso puedes hacer varias cosas, desde revisar el https:// hasta
checar que la página de Facebook de la compañía está verificada.
¿Al entrar a través de tu perfil
de una red social, la institución financiera puede tomar datos de ahí y
viceversa?
Seguro te ha pasado: entras con
tu Facebook a una aplicación y de repente tu perfil de ahí tiene tu foto de la
red social. Antes de dar el sí, lee (y comprende) los términos y condiciones de
las empresas de servicios financieros y de Facebook, para estos casos.
¿En manos de quién recae la
seguridad?
Si hay una filtración de tus
datos financieros por loguearte a través de tu perfil de Facebook, ¿a quién
reclamas, al sistema de seguridad del banco o al de la red social? Tenlo claro.
¿Pueden contactar a tus amigos,
seguidores o seguidos?
A menudo, algunas instituciones
financieras o de seguros te piden “referidos”, es decir, conocidos a quienes
crees que le pueden interesar sus productos. Si toman tu información de las
redes sociales ¿podrán contactarlos en tu nombre? Revísalo.
¿Tienen permiso de publicar en tu
perfil?
La mayoría de las aplicaciones a
las que accedes con tu cuenta de Facebook te dicen que de entrada tienen esta
función desactivada, pero no está de más asegurarte de que tu información
financiera no será compartida sin que te des cuenta.
Probablemente lleguemos al punto
en que nuestras redes sociales estén ligadas hasta con nuestro banco, y no es
del todo malo, siempre y cuando estemos conscientes de las letras chiquitas.
Como en los contratos de adhesión, la última palabra la tienes tú, y la mejor
manera de evitar sorpresas es informándote.
Sí, es evidente que entregas las
llaves de tu “casa” virtual para que alguien más entre por algún recoveco, pero
no sólo eso, pues este “invitado” le comentará la experiencia a alguien más.
Esto significa que, de entrada,
usar la información disponible en tu perfil para registrar cuentas en otros
sitios o aplicaciones web permite, a su vez, usar la información de acceso a
estos sitios.
Un ejemplo: Tú ingresas mediante
tus redes sociales a la plataforma colaborativa de CrowdFlower. Ellos entran a
tu perfil, revisan algunos datos y difunden que estás visitando CrowdFlower, y
así será cada vez que reingresas o tienes alguna actividad vinculada con ellos,
en una suerte de ‘teléfono descompuesto’ casi infinito, lo cual no es
necesariamente ‘malo’, pero sí abrumador.
¿Qué datos van a qué manos?
Volvamos sobre el muy revalorado
tema de la privacidad y la protección de nuestros datos más íntimos. Hay un
ejemplo ilustrado en el sitio de desarrolladores de Yahoo!, en el que Bakery
London, una empresa inglesa de marketing, muestra qué tanto saben de nosotros
las redes sociales y la cantidad de información que compartimos a través de
ellas.
Bakery London comparte una impresión
de pantalla con todos los datos que una marca recibe de un cliente que decide
registrarse en su sitio web a través de Facebook. ¿El resultado? Además de lo
estrictamente necesario, como correo electrónico, nombre o género, tienen al
menos otros 76 inputs, como ubicación actual, listas de amigos, estado civil,
gustos personales, aversiones, religión, medios preferidos, visitas recientes a
otros sitios e información básica de tus contactos.
Sin duda, cuando nos ofrecen
acceder a un sitio web mediante Facebook, Twitter u otra red social, todos
tenemos la posibilidad de decir que no, que usaremos el método tradicional de
registro. Y se nos informa sobre la cantidad de datos personales a los que
tendrá acceso el servicio o aplicación en que nos registramos, pero ¿cuántos
aquí tienen el tiempo para leer a detalle las políticas de privacidad? ¿Y
cuántos se atreven a decir que no?
La mina de oro para los
desarrolladores
Una primera experiencia de alta
calidad puede traducirse en tasas de conversión superiores al 80%, dicen los
gurús de Facebook. Y enseguida atacan con resultados contundentes: “TripAdvisor
obtiene un 27% más de interacción con el inicio de sesión mediante Facebook”,
“Saavn, un servicio de música digital, aumentó 65% la interacción, la cantidad
de contenidos compartidos por parte de personas que usaban el inicio de sesión
con Facebook se triplicó y recibió 15 veces más visitantes”, mientras que
“Skyscanner, la aplicación para buscar vuelos, incrementó en 100% la cantidad
de personas que usan el inicio de sesión con Facebook para acceder a la
aplicación”.
Ante ese panorama, ¿quién no
quiere subirse al tren del éxito, las conversiones y la fama? Programar el
inicio de sesión mediante redes sociales es una de las posibilidades que dan
sitios como Twitter y Facebook en la sección de “developers”. Es gratis, y
aunque no es tan sencillo, tampoco es cosa del otro mundo. Google arroja otras
700,000 páginas de consejos y tutoriales para lograrlo.
Implementar este servicio es lo
máximo para un empresario honesto y competitivo, porque podrá guardar las
preferencias de sus clientes y personalizar sus experiencias. Además, si sólo
quiere acceder al public profile, e-mail y user friend, incluso no será
necesario que los supervisores de Facebook o Twitter revisen la aplicación.
Pero en cuanto se accede a otros campos también deben someterse a la revisión
de políticas de privacidad. Es decir, los desarrolladores que intenten
implementar esta aplicación en sus sitios también están bajo un estricto
monitoreo mediante claves únicas como token, ceden derechos, admiten que otros,
a su vez, exploren sus movimientos.
Si te preocupa que al loguearte
te cuelguen “milagros” por los que debas pagar, puedes estar tranquilo.
Facebook, que es, por mucho, el modo de ingreso más utilizado, tiene una
cláusula de protección de datos que te ampara, pues prohíbe usar datos
obtenidos de su plataforma “para tomar decisiones sobre requisitos de
participación en decisiones monetarias, así como “decidir si aprobar o rechazar
una aplicación o cuánto interés se debe cobrar en un préstamo”.
¡Atención! Otra de las más de
cien cláusulas de revisión advierte, además, que “no garantizamos que la
plataforma vaya a ser siempre gratuita”.
Las opciones
Como cliente y usuario, nada ni
nadie te obliga a aceptar los términos de registro mediante redes sociales.
Siempre puedes cancelar esta opción y volver a la clásica dirección de correo
electrónico, o bien, crear un nuevo nombre de usuario exclusivamente para
acceder al servicio (una opción menos cómoda, pero que te puede dejar más
tranquilo).
El single sign-on no significa
que el registro tradicional morirá (al menos no tan pronto). Selecciona qué
quieres compartir y los sitios donde aceptas loguearte con tus perfiles de
redes sociales.
Como empresario, tener esta
alternativa es abrir un espectro de posibilidades que te obligan a ser más
responsable y cumplirle cada minuto mejor a tu cliente. Como usuario significa
más simplicidad. Tú decides.
Enrique Horcasitas-Entusiasta
emprendedor y amante de la tecnología y negocios innovadores. Co-fundador de
ComparaGuru.com. IESE MBA.
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