Goldman Sachs cambia de
estrategia y empieza a dar gratis su mayor arma
The wall street journal- de septiembre de 2016
El sistema SecDB sigue siendo su
principal herramienta para medir el riesgo y analizar los precios de los
valores
Desde la mesa de la cocina en su
casa en el Upper West Side de Manhattan, Michael Dubno dibujó de memoria el
borrador de lo que sería la versión moderna de Goldman Sachs Group Inc.
Los bocetos, consignados en un
bloc de hojas amarillas, más o menos coinciden con lo que Dubno trazó en una
pizarra blanca hace 25 años en una oficina polvorienta en el quinto piso de la
vieja sede central de Goldman: un esquema para una base de datos que ayudaría
al banco de inversión a ganar miles de millones de dólares en transacciones
oportunas, así como evitar otros miles de millones más en pérdidas.
Llamada Securities DataBase, o
SecDB, el sistema sigue siendo la principal herramienta de Goldman para medir
el riesgo y analizar los precios de los valores. Puede calcular 23.000 millones
de precios de 2,8 millones de posiciones al día. El sistema ha jugado un papel
clave en muchos de los momentos trascendentales de la historia reciente de la
firma, incluyendo sus controversiales operaciones justo antes de la crisis
financiera.
Goldman lo ha protegido con
recelo, resistiéndose a ofertas de rivales, como Deutsche Bank AG, para que les
vendiera una licencia para usar la base de datos. Un ex socio recuerda haberse
reunido hace una década con Gary Cohn, un alto ejecutivo de Goldman, para
reflexionar cuánto podría valer un acuerdo así. Cohn les dijo a sus colegas que
no lo haría por US$1.000 millones. ¿Por US$5.000 millones? Tal vez, dijo, según
un antiguo socio.
“Era una enorme ventaja
competitiva”, dijo recientemente Cohn, quien fue ascendido a presidente en
2006.
Tal vez no haya una mejor señal
de los cambios que han envuelto a Wall Street que este: Goldman ha empezado a
dar gratis a sus clientes las herramientas que la convirtieron en una potencia
del corretaje
Los motivos de la firma no son
altruistas. En lugar de eso, se han desvanecido muchas de las ventajas que
alguna vez hicieron que sus corredores generaran miedo y admiración. Las nuevas
normas han limitado los riesgos de corretaje de los bancos y han aumentado el
costo de mantener en sus libros grandes inventarios de acciones y bonos. El
corretaje electrónico, por otra parte, ha reducido los márgenes, aplacando los
gritos en los pisos de negociación de Wall Street.
“La regulación ha opacado esa
ventaja”, señala Peter Carr, ex ejecutivo de Morgan Stanley que dicta clases en
la Universidad de Nueva York.
Los corredores y ejecutivos
recurren a SecDB para saber qué precio adjudicar a los valores y cómo el valor
de esos activos puede cambiar con un giro del dial en cualquiera de las miles
de posibles variables. Esa información puede ser usada para analizar
potenciales transacciones y luego para monitorear los riesgos planteados por
esas posiciones.
Lo que convirtió al sistema en la
envidia de Wall Street fue, sin embargo, su capacidad para ampliarse e
incorporar nuevas clases de valores, nuevos departamentos de corretaje e incluso
empresas enteras. Y todos los datos estaban en un lugar. Las megafusiones
dejaron a los rivales con una mezcolanza de sistemas diferentes y facciones
diversas de empleados leales a cada uno de ellos. Goldman evitó realizar
grandes adquisiciones, eludiendo así problemas que pudieran reducir su
capacidad para analizar los riesgos.
La nueva apuesta de Goldman es
desplegar su tecnología para ganar más negocios de sus clientes. Muchas de esas
herramientas son ofrecidas en la forma de aplicaciones basadas en la web que
los clientes pueden personalizar y operar por su cuenta.
“Son los contenidos, herramientas
y análisis en los que hemos estado trabajando durante décadas, y los estamos
poniendo en manos de los clientes”, dice R. Martín Chávez, director de informática
de Goldman.
Algunos inversionistas y clientes
tienen dudas de que Goldman pueda dar un giro tan brusco. “No estoy seguro de
que ser una empresa de tecnología sea su aptitud central”, dice Jason Brady,
presidente ejecutivo de Thornburg Investment Management, que gestiona US$55.000
millones y negocia con Goldman. “Es un cambio, y no estoy seguro de si querría
que ese fuera su papel”.
El truco para Goldman será
ganarse a clientes como Jeffrey Young, quien codirige una unidad de inversión
dentro de Ramius LLC, una firma gestora de dinero de Nueva York.
Una vendedora de Goldman le
mostró a Young una aplicación de Marquee durante un período de volatilidad en
los mercados, cuando necesitaba actualizaciones periódicas sobre los derivados
personalizados que le había comprado a Goldman. Marquee es el servicio insignia
de la estrategia de Goldman, una serie de aplicaciones que permite que los
clientes aprovechen SecDB y otros sistemas.
“Tratan de ser más proactivos en
lugar de simplemente decir: ‘Necesitamos satisfacer lo que el cliente quiere’.
Dicen: ‘Vamos a asegurarnos de que sean lo más felices posible’”, señala Young.
“Son más abiertos con una gran cantidad de su propiedad intelectual”.
Goldman está en busca de su nicho
en un campo ya congestionado. BlackRock Inc. ofrece su propio sistema de
gestión de riesgos, llamado Aladdin, y los terminales de Bloomberg LP siguen
siendo una presencia ubicua en los pisos de corretaje.
Chávez se formó en J. Aron, la
filial de corretaje de commodities en la que muchos líderes de Goldman dieron
sus primeros pasos, incluidos el presidente ejecutivo, Lloyd Blankfein, y su
segundo al mando, Cohn. Dentro de Goldman, J. Aron era un páramo. Mientras que
los corredores de acciones de la firma eran consentidos por meseros con
bandejas de cócteles de camarones, las oficinas de J. Aron tenían muebles
desiguales y escupideras.
SecDB empezó a funcionar dentro
de Goldman cuando Marc Spilker, un corredor de opciones de divisas, buscó una
base de datos de precios con la flexibilidad de añadir nuevos derivados. Para
la tarea acudió a Armen Avanessians, un ex ingeniero de Bell Labs contratado
por Blankfein y que formaba parte un grupo de ingenieros que J. Aron había
comenzado a juntar para que trabajaran en modelos informáticos.
La tarea recayó en Dubno, un ex
desarrollador de videojuegos que no terminó la universidad. Avanessians, a su
vez, contrató a Chávez en 1993 para ampliar SecDB a la operación de corretaje
de J. Aron.
SecDB fue sometido a su primera
prueba en 1998, cuando el fondo de cobertura Long-Term Capital Management casi
colapsó. Goldman utilizó la base de datos para analizar su exposición, un
episodio que ayudó a realzar el perfil de SecDB dentro de la empresa, de
acuerdo con personas al tanto.
Con el tiempo, SecDB se extendió
a otras partes de J. Aron y, en última instancia, a toda la empresa. A medida
que Blankfein fue ascendiendo, insistió en que SecDB y los ingenieros se
unieran a él.
Para cuando se dio el auge del
mercado inmobiliario, SecDB había alcanzado los departamentos de riesgo y finanzas
de Goldman. “Gracias a Dios hicimos eso cuando lo hicimos”, recuerda Robert
Berry, quien encabeza el equipo de riesgo de mercado de Goldman.
A medida que los precios de los
valores ligados a las hipotecas de alto riesgo comenzaron a declinar a fines de
2006, Berry y otros ejecutivos se dieron cuenta de que algo no estaba bien.
Goldman hizo algunas apuestas rentables contra el mercado de la vivienda y
empezó a reducir su exposición.
Chávez dejó Goldman a finales de
los años 90 y luego fundó una startup en Silicon Valley, que vendió en 2004.
Cohn persuadió a Chavéz de regresar al banco y en 2013 lo ascendió a director
informático.
“Goldman aún tiene una
estrategia, y la próxima ola de desafíos competitivos”, dice Dubno, quien dejó
la firma en 2005. “Y Marty (Chávez) tiene unas jugadas en el tablero de
ajedrez”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario