La era de los algoritmos: ¿por qué dominan el
mundo?
Bolsamanía - septiembre de 2016
El mundo actual no se podría
entender sin los algoritmos, lo que es diferente a entender qué es un
algoritmo. El concepto es simple, y muy cotidiano y habitual. Lo complejo es el
desarrollo de algoritmos matemáticos y computacionales. Es decir, implementar
el uso de estas 'secuencias' para desarrollar nuevas tecnologías o utilizar
herramientas, desde Google y Facebook hasta el dinero digital.
Porque el concepto de algoritmo
se refiere simplemente a una secuencia generada para seguir unos pasos con los
que alcanzar un resultado. Un conjunto de órdenes o reglas preestablecidas en
el que se tienen en cuenta factores externos para llegar a una meta. Como
ejemplo puede servir desde un juego de rol en el que el protagonista 'avanza'
de distinta forma en función de un dado, o el típico manual para solucionar
problemas. ¿Quién no ha llamado alguna vez a su compañía porque no funcionaba
su servicio de Internet? Lo primero que ocurre en este caso es que desde el
proveedor se hacen unas preguntas y el usuario va respondiendo y realizando
acciones, como reiniciar o desenchufar para volver a enchufar el router en
función de lo que muestran las luces del mismo. Es decir, se sigue un
algoritmo.
Pero todo esto se complica cuando
se habla de un algoritmo matemático, que pasa a ser una secuencia en la que se
modelizan diferentes variables. Esto va desde una regla básica para operar
hasta el más complejo de los modelos. Y todo se vuelve más difícil, que no
desesperante, al incorporar el concepto de algoritmo al mundo de la
computación.
LA REVOLUCIÓN DE TURING
A menudo se suele considerar a
Alan Turing como el precursor de la informática, interpretado en el cine por
Benedict Cumerbatch en la película The Imitation Game, estrenada en 2014 (el único
spoiler a continuación, es que Alemania acaba perdiendo la Segunda Guerra
Mundial... y que Turing fue importante en ello). Una película que tuvo gran
acogida, aunque también críticas por parte de expertos en la materia e
historiadores.
Turing trabajó para el Gobierno
de Reino Unido en la Segunda Guerra Mundial, con el ánimo de descifrar la
Máquina Enigma, usada por los nazis para encriptar la información relacionada
con sus operaciones de guerra. El equipo del matemático británico consiguió
diseñar una máquina para conocer al detalle todas las decisiones importantes de
los mandatarios alemanes, algo que se considera clave para cambiar el sino de
la guerra y acabar derrotando a los nazis.
¿Qué hizo Turing? Consiguió crear
una máquina que alcanzara resultados a partir de la implementación de
algoritmos matemáticos. Es decir, que leyera las instrucciones de la Máquina
Enigma a partir de órdenes preestablecidas. Décadas después, muchos desarrollos
e infinitas innovaciones tecnológicas, en eso se basa el mundo actual.
Cuando un usuario realiza una
búsqueda en Google, la herramienta que revolucionó Internet hace menos de dos
décadas, aplica un algoritmo para que el usuario alcance resultados. Pero este
algoritmo no es simple, ni fácil de comprender, y se cambia continuamente. Por
eso hay empresas que contratan los servicios de profesionales SEO, que se
dedican a estudiarlo para mejorar el posicionamiento de su empresa en en el
buscador.
De forma similar Facebook
'coloca' los post de los 'amigos' de cada usuario en su perfil, o Twitter
selecciona recomendaciones de usuarios y 'ordena' su timeline. Amazon facilita
las operaciones de los clientes, y Uber 'encuentra' coches con las preferencias
elegidas por el viajero. Casi todo son algoritmos.
ALGORITMOS PARA CREAR DINERO...
El mundo de las finanzas también
está inmerso en esta era de los algoritmos. Cada vez hay más noticias de bancos
que realizan parte de sus inversiones o incluso asesoramiento así. También el
dinero digital se basa en este concepto. Uno de los pioneros ha sido bitcoin,
una 'criptodivisa' nacida en 2009.
La moneda utiliza la tecnología
conocida como blockchain o cadena de bloques, según la cuál las transacciones
que se realizan en el mundo bitcoin se recogen en 'monederos virtuales' que
permiten que se reflejen las operaciones de compra y venta de un usuario y éste
lleve un control de su evolución. El bitcoin no replica algo físico (aunque sí
se puede cambiar por dinero), es puramente virtual y su valor depende de la
cantidad de unidades en ese mercado virtual y por lo tanto de la oferta y la
demanda. Esto se calcula con algoritmos, mientras que la criptografía es la que
otorga la seguridad para impedir que 'hackers' roben el dinero de un monedero
virtual o simulen operaciones con 'dinero ajeno'.
En realidad es lo que ocurre con
el dinero en monedas o billetes desde que 'murió' el sistema de Bretton Woods y
se abandonó el patrón oro. En 1971 el expresidente de Estados Unidos Richard
Nixon anunció la suspensión de la convertibilidad del oro, con lo que como el
bitcoin el dólar dejaba de tener una referencia clara.
Pero no es la única opción para
el dinero virtual. Banco Santander, Deutsche Bank, UBS y BNY Mellon alcanzaron
un acuerdo recientemente para promover el dinero digital con la tecnología
blockchain, la que utiliza el bitcoin. En este caso, los algoritmos vuelven a
ser el centro de atención para 'generar' dinero virtual, aunque la novedad es
que el proyecto 'Utility Settlement Coin' (USC) sí tendrán convertibilidad:
cada unidad de esta futura moneda digital se podrá convertir en paridad con un
depósito en su correspondiente divisa.
Por su parte, el Banco de
Inglaterra podría ser pionero en expandir el dinero digital. Economistas del
banco central británico han analizado la posibilidad de que en el futuro se
cree dinero digital en vez de físico desde la institución gobernada por Mark
Carney. Aunque todavía es un boceto más que un objetivo.
…Y ALGORITMOS PARA GANAR DINERO
En marzo Royal Bank of Scotland
(RBS) anunció el despido de 550 asesores para sustituirlos por 'robots'.
Contestadores automáticos que realizarán asesoramiento a clientes que inviertan
menos de 250.000 libras. El usuario llama y contesta a preguntas automáticas, y
mediante un algoritmo el sistema le dará una respuesta. Como el 'solucionador'
de problemas del inicio del texto, para los fallos de un router. En este caso,
en vez de luces y fallos, son criterios de inversión y perfiles de riesgo hasta
alcanzar una solución.
Goldman Sachs ha protagonizado
otro ejemplo similar al de RBS. El gigante norteamericano tiene un programa
informático que permite a los inversores comercializar bonos de empresas sin
necesidad de intermediación por parte de un ser humano. Y como no, todo se basa
en algoritmos. Según Financial Times, Goldman está impulsando un programa
informático que realiza ofertas a los clientes y les proveé de información del
mercado de deuda. Los clientes podrán operar con bonos corporativos sin
necesidad de contactar con un empleado, como ocurría hasta ahora, y como ya
existe la posibilidad con la renta variable y la deuda soberana.
Muchas instituciones financieras,
además, utilizan algoritmos para tomar directamente decisiones de inversión. Se
trata de implementar las finanzas cuantitativas (análisis financiero a partir
de las matemáticas) con el desarrollo tecnológico. “Se incorporan los
comportamientos de los activos y de diversos factores a un algoritmo que
alcanza un resultado. Son algoritmos muy complejos, que han variado mucho en
los últimos 20 años. Hace dos décadas tardabas un día en crear un algoritmo
para un modelo de inversión, ahora un minuto con herramientas especializadas en
ello, y son más completos y desarrollados”, explica Ricardo Queralt, codirector
del máster en Data Science para Finanzas de CUNEF, y especialista en finanzas
cuantitativas.
SIEMPRE HABRÁ HUECO PARA BUFFETT
Existe la tentación de pensar en
el fin de los mitos del mundo de la inversión como Warren Buffett o George
Soros, cuyas decisiones se basan al menos en parte en conocimientos del mercado
no siempre 'modelizables'. Pero para nada es así. En este mundo financiero dominado
por las matemáticas y la tecnología seguirá habiendo espacio para la intuición.
“Siempre va a haber hueco para juicios de valor difíciles de implementar. Son
'gurús' que también se equivocan, pero tienen un gran conocimiento del mercado
y por eso suelen acertar”, opina Queralt. “Lo ideal es que los profesionales de
las finanzas cuantitativas tengan formación financiera para comprender el
mercado, matemática y de estadística”, agrega.
El experto advierte que el
continuo desarrollo de algoritmos cada vez más avanzados y complejos permite
reducir los márgenes de error. Y no sólo en el mundo de la inversión, también
en ámbitos de las finanzas como en el tradicional negocio de prestar dinero.
“Ya hay algoritmos que intentan incorporar cuestiones como los sentimientos.
Nosotros por ejemplo estamos trabajando en añadir a algoritmos sobre el riesgo
de conceder un préstamo la actividad en redes sociales de los usuarios”, agrega
el profesor de CUNEF.
¿Y QUÉ HAY DE LA SEGURIDAD EN
ESTE MUNDO DE ALGORITMOS?
Con multitud de herramientas
cotidianas funcionando a través de algoritmos, desde las redes sociales hasta
parte de las finanzas personales, ¿qué pasa con la seguridad? ¿Puede alguien
'descubrir', 'copiar' o 'robar' un algoritmo que me afecte?
El problema no es el algoritmo,
sino la seguridad que hay alrededor del sistema. Es decir, la cuestión es que
un hacker no descubra las claves criptográficas de un monedero digital de
Bitcoin, no el algoritmo de la famosa moneda digital. “El ejemplo es un
programa informático que funcione a través de un algoritmo. Genera un
'password' para poder usarlo. El hacker tratará de averiguar este 'password'
estableciendo fórmulas que conecten el programa con el usuario y su ordenador
para 'desencriptar' la clave (por eso es más seguro el uso de aplicaciones y
programas cuanto más difícil sea la clave). No el algoritmo del programa”,
explica Ricardo Queralt.
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