La maternidad ya no es el fin de la carrera de
una deportista
Agence France-Presse (AFP) - abril de 2015
Lejos de ser el fin de una carrera de alto
nivel, la maternidad se ha convertido en un paréntesis banal para muchas
deportistas, que regresan a la competición tras ser madres con resultados
iguales o mejores que antes de serlo, gracias a la preparación física y
psicológica.
"La maternidad no significa ya el fin de
una carrera", coinciden la ginecóloga Carole Maître y la psicóloga Meriem
Salmi: esperar a la retirada para ser madres o el niño no esperado que pone fin
prematuro a una trayectoria deportiva se han convertido en una excepción,
gracias sobre todo el progreso de la medicina y de la preparación física y
mental.
Existen numerosos casos que corroboran que el
deporte de alta competición y la maternidad son compatibles. Por ejemplo, la
jugadora de tenis belga Kim Clijsters, ganadora del US Open en 2009 tras casi
dos años y medio de ausencia de las canchas (periodo en el que tuvo una hija) y
conviertiéndose en la primera madre en ser número uno de la clasificación
mundial del tenis.
La campeona francesa de esgrima Laura Flessel
compitió hasta los ocho meses de embarazo y regresó cuatro peses después del
parto, volviendo a ganar medallas olímpicas y mundiales.
O también la biatleta francesa Marie Dorin
Habert, doble campeona del mundo de la especialidad en marzo, seis meses
después del nacimiento de su hija.
"La maternidad es un estimulante para el
rendimiento" deportivo, asegura Maitre, que trabaja en el Instituto
Nacional del Deporte y la Educación Física (INSEP), el centro de alto
rendimiento del deporte francés.
"Es como un triunfo. Tras un bebé, las
deportistas de alto nivel se sienten más fuertes, gestionan mejor el
estrés".
"El hecho de tener un niño permite tomar
distancia, tener menos presión, adquirir una cierta madurez", completa
Salmi. "Cuando las deportistas tienen mejores resultados después, quiere
decir que si les hubiésemos ayudado psicológicamente antes a tomar esta
distancia, habrían obtenido resultados antes", agregó la especialista.
- Beneficio físico -
En el plano físico, la maternidad puede ser
también un beneficio. "El embarazo aumenta la capacidad aeróbica de un 20
a un 30% a partir del segundo mes", explica Maître. "Si este aporte
(de oxígeno) se entrena, puede perdurar hasta una año después del parto".
Lo primordial para las atletas embarazadas es
no detener nunca la actividad física, especialmente para limitar el aumento de
peso, conservar su masa muscular y sus capacidades cardio-vasculares.
"Es raro que no se pueda encontrar una
actividad física compatible", asegura la doctora del INSEP, que recuerda
el caso de la fondista británica Paula Radcliffe, quien explicó que siguió
corriendo hasta el final de sus dos embarazos.
Maître advierte, no obstante, que correr es una
actividad a realizar con precaución, puesto que supone un riesgo de traumatismo
para el periné, el punto débil de las jóvenes madres.
"Realmente nunca dejé los
entrenamientos", explicó Marie Dorin-Habert. "Tenía el consentimiento
de los médicos. Sabía que tenía que evitar saltar mucho, correr. Hasta el final
continué entrenándome. No aumenté mucho de peso, apenas 6 o 7 kilos. El mismo
día del parto, había hecho incluso [un entrenamiento en un terreno con] un
desnivel de 1.000 metros", añadió la doble campeona del mundo, que se
inspiró en el ejemplo de otra biatleta Liv Grete Poirée, que también tuvo una
hija entre dos títulos mundiales.
El éxito de este doble proyecto
maternidad/carrera depende finalmente de otro factor: el entorno familiar.
"Las familias, los padres están muy presentes cerca de las atletas que
necesitan con frecuencia desplazarse lejos", explicó la psicóloga Salmi.
"Si las deportistas se embarcan en esta
aventura es que saben por adelantado que reúnen las condiciones. Nunca es fruto
de una cabezonada, sino algo muy planificado, una cuestión de organización, lo
mismo que los otros aspectos de sus carreras", finaliza.
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