La crisis golpea la puerta de Coca-Cola
El Cronista Comercial - abril de 2015
Cuando
verdaderos creyentes como Dan Christensen cruzan Pemberton Place, una plaza
situada en el centro de Atlanta, son recibidos con el sonido de botellas que se
destapan y burbujas efervescentes del sistema de altavoces del museo El Mundo
de Coca-Cola.
Christensen, un agricultor de Idaho, creció
tomando 24 botellas de Coca-Cola por día. "La Coca-Cola es genial, es
efervescente, es burbujeante… es Estados Unidos", afirma, cerca de la
estatua de bronce de John Pemberton, el farmacéutico de Atlanta que inventó la
Coca-Cola en 1886 como un "tónico para el cerebro" que calmaría los
nervios y daría una sensación de revitalización.
Pero, como a muchos estadounidenses, un médico
le dijo a Christensen que su consumo de azúcar es demasiado alto, así es que
ahora solo toma dos botellas por día. "Dejé las golosinas", sostiene.
"Pero no puedo dejar de tomar mi Coca-Cola".
Benjamin Guzman, un ingeniero de 23 años, cruza
la plaza camino al trabajo y dice que toma una Coca-Cola "de vez en
cuando... no hay ningún exceso en tomar una por día".
Esa diferencia en la definición que constituye
"mucha" Coca-Cola, entre la docena de la generación de los baby
boomers y la única botella de la generación del milenio, es el meollo de la
transformación que la Coca-Cola Company, cuya sede se encuentra a un kilómetro
y medio, está experimentando.
Ansiedad entre los accionistas
El volumen de ventas de gaseosas en Estados
Unidos cayó por décimo año consecutivo en 2014, según Euromonitor, y hasta las
ventas de bebidas dietéticas están en baja dado el temor de los consumidores en
relación con los endulzantes artificiales. La tendencia es similar en muchas
economías avanzadas, a pesar de que la demanda crece en mercados emergentes.
Si bien las bebidas sin gas, incluyendo el agua
en botella, están creciendo mucho más rápido que sus pares con gas, las bebidas
gaseosas siguen constituyendo el 70% de las ventas. Coca-Cola Company fabrica
una de cada dos bebidas gaseosas vendidas en un local del mundo.
Sin embargo, sus ingresos cayeron -4% a u$s
46.000 millones entre 2012 y 2014- y sus ganancias netas cayeron 21% a u$s
7.100 millones en el mismo período. Esto hizo que algunos accionistas sintiesen
inquietud en cuanto al rumbo que está tomando la empresa.
El desafío para Muhtar Kent, el presidente y
director ejecutivo de Coca-Cola, es claro, pero no sencillo: forjar un futuro
para la empresa de gaseosas más grande del mundo cuando una creciente cantidad
de personas se están desenamorando de estas bebidas.
La solución del directivo de 62 años fue
cambiar de un modelo centrado en el volumen que trajo al mundo el Big Gulp de
32 onzas (1 litro), y su hermano mayor causante de obesidad mórbida, el Team
Gulp de un galón (3,78 litros), a otro que hace hincapié en "más personas
que toman productos de Coca-Cola con más frecuencia".
Convencer a algunos accionistas
"Kent ha dado la impresión que revivir las
bebidas gaseosas es el principio y el final del asunto, pero espero que
finalmente lo logre", dice otro accionista senior que argumenta que
Coca-Cola se ha enfocado demasiado en el volumen y no lo suficiente en la
rentabilidad. "Los inversores apoyarán a la gerencia este año, pero esto
no ocurrirá si 2016 resulta ser otro año de transición".
El director de Coca-Cola declaró a 2014 el
"año de la ejecución" y se comprometió a dar un incentivo de u$s
1.000 millones para estimular los volúmenes de venta. El otoño pasado prometió
un programa de reducción de costos de u$s 3.000 millones para mejorar las
ganancias y denominó a 2015 un año de "transición".
Los críticos son una minoría y Kent cuenta con
el apoyo de Warren Buffett, cuya empresa de inversiones Berkshire Hathaway es
el accionista más grande de Coca-Cola, con una participación del 9%. Pero las
críticas podrían acentuarse si el plan de Kent no da resultado.
El primer indicio de cómo se está perfilando
este año se sabrá mañana, cuando el grupo anuncie sus ganancias del primer
trimestre. Los analistas esperan que la mejora que se observó a fines del año
pasado continúe, con un aumento del 9% en el pronóstico de ingresos orgánicos
contra el 2% registrado en el mismo período del año pasado.
Las acciones volvieron a alcanzar los niveles
récord registrados en 1998, en parte impulsadas por los planes de reducción de
costos. Pero registraron un rendimiento inferior con respecto a su archirrival
PepsiCo y el índice S&P 500 en los últimos tres años.
Los cambios se dan a un ritmo lento en
Coca-Cola; esto se debe, en parte, a su tamaño -es la 13° empresa más grande de
los Estados Unidos, con un valor de mercado de u$s 177.000 millones-, pero
también a que aún lleva las cicatrices costosas y humillantes del episodio de
la nueva Coca-Cola... cuando se arriesgó a cambiar la famosa fórmula secreta de
Coca-Cola y luego de una protesta pública se vio obligada a revertir su
decisión.
Pequeños pasos
Durante más de la mitad de su existencia
aproximada de 130 años, la empresa vendió solo un producto en una de sus dos
presentaciones: Coca-Cola clásica en máquinas dispensadoras o botellas de
vidrio de 6,5 onzas (180 cm3). En 1955, la empresa presentó las botellas de 10,
12 y 26 onzas (300 cm3, 350 cm3 y 760 cm3). Pero para la década de 1990, esos
tamaños se expandieron a lo que los ejecutivos ahora admiten que son
proporciones absurdas, a la par de las cinturas y la tasa de obesidad de los
estadounidenses.
"Ahora estamos en el negocio de vender
Coca-Cola nuevamente en el tamaño que el consumidor quiere, que es más
pequeño", afirma Sandy Douglas, presidente de Coca-Cola para América del
Norte. "Más personas podrían tomar Coca-Cola más a menudo y pagando más
dinero por la experiencia. La noción de que la marca Coca-Cola precisa consumirse
en exceso para que la empresa crezca es falsa en términos de matemática",
sostiene.
Habla de los envases más pequeños -incluyendo
las latas y botellas de 6,5 y 8 onzas (180 cm3 y 240 cm3) - como el futuro de
la empresa. Estos tamaños actualmente representan solo 5-6% de las ventas
totales, si bien su porcentaje de ingresos, sostiene Douglas, "es
considerablemente mayor que ese". Y las ventas están creciendo a un 10-15%
anual.
El cambio en el gusto de los consumidores tiene
mucho que ver con las advertencias de defensores de la salud y secretarías del
gobierno de reducir los niveles de azúcar en las dietas.
"Cada vez más personas relacionan la
gaseosa con las caries, la obesidad, las enfermedades cardíacas, la diabetes...
en cierta forma perdió su calidad de producto divertido y frívolo que la gente
toma porque sabe bien", afirma Michael Jacobson, director del Centro de
Ciencias de Interés Público.
La tendencia entre los consumidores de elegir
lo natural por sobre lo procesado es probable que se mantenga a largo plazo. En
vez de Coca-Cola, eligen Smartwater, Simply Orange, Honest Tea, Vitaminwater o
Powerade, todos ellos, casualmente, productos de la Coca-Cola Company.
La empresa sostiene que se dedica a
"seguir al consumidor", razón por la cual se embarcó en grandes
gastos para diversificar. El año pasado pagó u$s 2.150 millones por una
participación del 16,7% en Monster Beverage, el fabricante de bebidas
energizantes, incursionó en el sector del café, pagando u$s 2.000 por una
participación del 16% en Keurig Green Mountain y también adquirió Zico agua de
coco. Incluso entró en el negocio de los productos lácteos con la compra del
mes pasado de Fairlife, una línea de leche deslactosada.
La empresa ahora vende 3.500 variedades de 500
marcas en cientos de tamaños y configuraciones de paquetes, por encima de las
2600 variedades de 400 marcas existentes cuando Kent asumió la dirección en
2008. El año pasado, según datos de Beverage Digest, las ventas en Estados
Unidos de jugos de la compañía aumentaron 7,6%, de aguas saborizadas, 2,5% y de
tés, 16,3%. Al mismo tiempo, su oferta de gaseosas cayó 1,3% en términos de
volumen.
La pregunta es si Coca-Cola tardó demasiado en
detectar y responder a estas tendencias de consumo.
"Creemos que realmente están dando pasos
en la dirección correcta", afirma Ali Dibadj, analista de Bernstein.
"Tal vez no tan rápido, o con tanta profundidad, como nos gustaría".
Dibadj sostiene que la incesante búsqueda de
cuota de mercado de Coca-Cola ha dado lugar a un innecesario debilitamiento de
los precios en Estados Unidos. Si bien este país representa el 45% de las
ventas de Coca-Cola, da cuenta sólo del 22% de las ganancias.
La rentabilidad también se redujo por la
propiedad de la compañía de su mayor embotelladora de América del Norte, la cual
adquirió hace más de cinco años para hacer frente a la caída de la
rentabilidad. Coca-Cola tiene un complejo sistema mundial de embotellado que
cuenta con 250 franquicias independientes o de propiedad parcial de Coca-Cola,
a las que vende su concentrado para su fabricación y comercialización a nivel
local.
Nomura calcula que el margen de beneficio
operativo del sistema Coca-Cola -la compañía más sus embotelladoras- es de 16%,
lo cual es muy inferior a la media de 24% del sector de productos de consumo de
alta rotación.
Kent ha intentado mejorar la eficiencia
fomentando la consolidación entre las embotelladoras. En España y Portugal, por
ejemplo, ocho embotelladoras se han combinado, lo que provocó una furiosa
reacción de los empleados y un litigio ante el Tribunal Supremo de España.
Rendimiento peatonal
El director ejecutivo insiste en que mejorará
la rentabilidad. Su paquete de reducción de costos valuado en u$s 3.000
millones incluye 1.800 pérdidas de puestos de empleo entre sus 130.000
empleados a nivel mundial. Pero algunos analistas creen que Kent podría ir más
allá. En 2012, cuando PepsiCo se enfrentó a un problema similar, recortó 8.700
puestos, el 3% de su fuerza laboral total.
Wintergreen Advisers, un pequeño inversor de
Coca-Cola, afirma que la combinación de estos malos resultados y los intentos
del año pasado para impulsar un aumento considerable de salarios de la gerencia
han perjudicado a Kent. David Winters, su principal ejecutivo, ha pedido lla
dimisión del director de Coca-Cola.
"Coca-Cola debería ser un negocio
fabuloso, pero la gerencia actual solo ha logrado obtener resultados pobres de
lo que probablemente sea la mejor marca del mundo", afirma Winters.
"Aquí no se toma conciencia de la urgencia de que hay un problema o que la
base de costos tiene que cubrirse en forma más radical".
Mientras Winters agita al cambio, algunos
accionistas institucionales reciben con agrado el plan de reducción de costos y
aumento de dividendos de Coca-Cola. "Este es un muy buen equipo de
gestión, innovador y a la vanguardia", sostiene uno de sus principales
inversores.
Pero si Kent no obtiene más valor de la
empresa, algunos banqueros y analistas de fusiones y adquisiciones sostienen
que un día podría convertirse en un objetivo de adquisición... aunque uno
enorme. El grupo más comúnmente relacionado con un posible acuerdo es
Anheuser-Busch InBev, la mayor cervecera del mundo, y el trío de inversores
brasileños en reducción de costos, que son sus mayores accionistas.
Los ambiciosos brasileños, entre ellos Jorge
Paulo Lemann, también son dueños de 3G Capital, el fondo de capital privado de
Nueva York. Buffett dijo que le gustaría llegar a más acuerdos con ellos,
después de la adquisición conjunta en 2013 de Heinz, el fabricante
estadounidense de alimentos, que el mes pasado llegó a un acuerdo de u$s
100.000 millones para adquirir Kraft Foods.
Ian Shackleton, analista de Nomura, sostiene:
"Las cifras son enormes, pero factibles. De Coca-Cola se puede crear más
valor que partir de casi cualquier otra empresa de bienes de consumo de alta
rotación. Shackleton advierte que el acuerdo con Kraft descarta dicho escenario
en el corto plazo, pero cree que Coca se beneficiaría de recortes más profundos
a sus operaciones y podría obtener mejor rentabilidad de sus embotelladoras.
El 9% de participación de Buffett en Coca-Cola
sería un buen punto de partida, pero cuando el año pasado se le preguntó si
podía llegar a privatizarse Coca-Cola, el veterano inversor dijo que no había
"posibilidad alguna de que ello ocurra".
Kent se enfrenta a una lucha cuesta arriba para
cumplir su objetivo de duplicar los ingresos y a la vez ampliar los márgenes
del sistema de Coca-Cola a u$s 200.000 millones para el año 2020.
Sin embargo, hay algo que es cierto: no habrá
una vuelta a los envases gigantes del pasado. En un comentario que habría sido
un sacrilegio empresarial incluso hace cinco años, Douglas sostiene:
"Algún archivista mirará hacia atrás a los grandes envases de la década de
1990, y la gente sacudirá la cabeza y dirá: Dios mío, ¿quien podría beber
tanto?".
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