Así es la mejor escuela de
negocios del mundo
El País - abril de 2025
A los alumnos del Master in
Business Administration (MBA) de Harvard Business School no les importa
reconocer que quienes estudian allí están llamados a ocupar los cargos
directivos de las empresas más potentes del mundo o los despachos de los más
destacados cargos políticos. En su discurso aparecen nombres como Michael
Bloomberg, exalcalde de Nueva York, o Sheryl Sandberg, jefa de operaciones de
Facebook. De lo que no hablan es de dinero. Si se les pregunta cuánto van a
ganar, suelen rehuir el tema. Es casi un asunto tabú.
Sin embargo, es ese futuro
salario lo que hace que este MBA esté considerado el mejor del mundo. El Global
MBA Ranking 2014, del diario británico Financial Times, que coloca al máster de
Harvard en la primera posición, otorga un 40% de la puntuación al sueldo que se
ganará tras cursar los dos años. Según este medidor, los graduados ingresarán
unos 178.300 dólares al año de media (163.652 euros), un 113% más de lo que
ganaban antes de su paso por el campus de Cambridge (Boston).
“No es una cuestión de pelotazo.
Para acceder a los cargos directivos de grandes corporaciones es necesario un
MBA. Pasar por aquí te abre las puertas, pero si tu perfil no les encaja, las
empresas no tienen ninguna piedad”, señala la madrileña Fátima Porras,
ingeniera industrial en ICAI-ICADE de 27 años y alumna de primer curso del MBA
de Harvard Business School, donde el 41% de estudiantes son mujeres.
Es una tarde de marzo, acaba de
empezar la Spring Break (vacaciones de primavera) y en el campus se ve poco
movimiento; algunos estudiantes que pasan las últimas horas charlando en los
espacios comunes antes de partir hacia su país de origen o a algún destino
exótico. Cinco alumnos españoles de HBS se sientan en torno a una mesa del
histórico y elegante edificio Spangler para contar cómo han llegado a la mejor
escuela de negocios del mundo, donde solo un 9% de solicitantes lo consigue.
El perfil medio del alumno de HBS
es un joven de 27 años con cuatro años de experiencia laboral. No importa su
situación económica, sino su capacidad de liderazgo. Esta es una de las
premisas de la escuela. En el curso 2013-2014 el 47% de los estudiantes se
beneficiaron de programas de becas por un total de 28 millones de dólares,
según su último informe anual. De las 10.000 solicitudes que recibieron, la
primera criba bajó el número de candidatos a 1.800, que después de pasar por
una entrevista personal se quedó en 900 de 60 nacionalidades (el 35% de los
estudiantes son internacionales). A diferencia de la mayoría de escuelas de
negocio donde estas pruebas las hacen ex alumnos, en HBS las realiza el consejo
de admisiones. Actualmente cursan el máster 16 españoles.
Requisitos de acceso:
1- Preparación del GMAT (Graduate
Management Admission Test). La nota máxima es 800, la nota media de la gente
que aplica es de 700.
2- Certificado de inglés TOEFL.
Se requiere una puntuación mínima de 109.
3- Solicitud online.
4- Dos cartas de recomendación
(del ámbito laboral o académico).
5- Ensayo: pregunta abierta sin
límite de texto sobre una cuestión concreta.
Los cinco que han accedido a
perder unas horas de sus esperadas vacaciones para charlar con este periódico
tienen un punto en común: las empresas en las que trabajan, todas ellas
consultoras internacionales, les apoyan financieramente para cubrir los costes
del MBA, un total de 112.350 dólares por dos años (unos 105.000 euros). “Aquí
te encuentras desde perfiles de familias muy humildes al hijo del CEO de una
multinacional de primera fila, se conoce a gente increíble. En clase aún me
sorprende lo brillantes que son algunos”, cuenta Lluís Mateo, alumno de segundo
curso de 27 años que comparte aula con un ex asesor económico del equipo de
campaña de Obama.
Desde muy pequeño este ingeniero
industrial por el Instituto Químico de Sarriá y licenciado en ADE, que viene de
una familia de clase media de Sabadell, ya supo que quería dedicarse al mundo
de la empresa; su padre dirigía una pyme. Mientras muchos de sus compañeros de
la universidad se marcharon a Alemania para poder ejercer de ingenieros, él
mandó su currículum a una consultora internacional. Tras el periodo de
prácticas, le contrataron. “Estos han sido los dos mejores años de mi vida, he
adquirido formas de pensar distintas, puntos de vista que ni me planteaba”,
cuenta sentado en un sillón de corte tradicional junto a una gran chimenea;
fuera la temperatura es de menos cuatro grados. Durante los últimos dos años ha
participado en el desarrollo de proyectos in situ con empresas de Sudáfrica,
Lima o Buenos Aires. A Lluís se le ilumina la cara al contar las anécdotas que
atesora. Haber llegado a la escuela de negocios de Harvard se halla entre los
primeros puestos de su lista personal de logros. La media de españoles que
acceden cada año ronda los ocho.
¿Qué hace a esta escuela tan
exclusiva? Además de liderar los dos principales rankings de referencia -el MBA
de HBS está en el número dos del USNews, el listado de mayor prestigio en
Estados Unidos, por detrás del de la Universidad de Stanford- Harvard, que
alberga la mayor biblioteca de negocios del mundo entre sus 38 edificios,
inventó el llamado Método del Caso, una metodología de enseñanza disruptiva que
ha sido copiada por el resto de escuelas de negocio del mundo.
Desarrollado en 1912 para que los
estudiantes de Derecho no solo aprendiesen las leyes a base de contenidos
teóricos, el Método del Caso consistió en presentarles situaciones complejas
reales para que tomasen decisiones y emitiesen juicios de valor fundamentados
sobre cómo resoilverlas. En 1924 se estableció como método estándar de
enseñanza de la escuela. El 80% de los casos que se usan hoy en otras escuelas
internacionales de dirección son escritos por los docentes de HBS, que producen
unos 250 al año, asegura el español Luis M. Viceira, vicedecano de Desarrollo
Internacional y responsable de la Cátedra George E. Bates de HBS.
Los profesores, todos ellos
investigadores, destinan un mínimo de entre tres y seis meses a la preparación
de cada caso. Una vez en las aulas, llevan a los protagonistas de las historias
estudiadas para que cuenten sus experiencias y sean interrogados por los
alumnos. “La metodología de enseñanza tradicional suele res más reactiva: te
sientas, tomas notas y estudias por tu cuenta. Aquí se propicia un ambiente de
aprendizaje práctico que requiere una preparación activa antes de la clase.
Tienen que venir con el tema muy mascado”, explica Luis M. Viceira, que junto
con Ramón Casadesus-Masanell, es el único docente español en esta escuela
fundada en 1908.
Todos los alumnos tienen que
participar, opinar sobre qué se debería hacer en el caso en cuestión y discutir
todos los ángulos del problema. Es lo que llaman Learning by doing (aprender
practicando) y la esencia es analizar lo que sucede en el presente. “No vale
cualquier argumento, debe estar bien fundamentado. Los americanos se expresan
muy bien, pero a los internacionales nos cuesta más presentar discursos sólidos
porque no estamos acostumbrados a hablar en público”, opina Pol Ferrer,
estudiante de segundo curso de 29 años nacido en Barcelona. No habla un novato;
este ingeniero industrial por la École des Mines de París ha trabajado durante
tres años y medio en Dubái como consultor estratégico para el fondo de
inversión Delta Partner. Pol defiende que los españoles salen muy preparados de
la universidad, pero que les faltan habilidades para demostrarlo. “Donde
nosotros vemos problemas, los estadounidenses ven oportunidades. La cultura
americana fomenta que emprendas, que organices cosas, que seas optimista. A
nosotros nos falta estar más preparados de cara al mundo laboral”.
Los más de 200 docentes de HBS
son además investigadores. “El programa se renueva constantemente y el 60% de
los casos son globales, no solo se escogen empresas y situaciones vinculadas a
los Estados Unidos”, apunta Viceira. Para ello, disponen de una red de centros
de investigación en ocho ciudades (París, Tokio, Hong Kong, Shanghái, Buenos
Aires, Sao Paulo, Bombai y Estambul) con expertos sobre el terreno que
identifican las compañías que merece la pena diseccionar. Los profesores se
someten cada tres años a evaluaciones que miden su calidad pedagógica y su
capacidad para generar nuevas ideas. Estos mismos docentes han desempeñado un
papel esencial en la creación de otras escuelas de negocio por todo el mundo
que han imitado el modelo de HBS, como la española IESE Business School, socia
de la americana desde hace 50 años.
Otro de los pilares de Harvard
son los lazos inquebrantables entre las distintas promociones de estudiantes,
una especie de contrato social entre generaciones. “Muy a menudo cuando nuestros
exalumnos reflexionan sobre sus carreras ven dos o tres puntos de inflexión en
su vida y uno de ellos es su paso por Harvard. Por eso son tan generosos en el
apoyo a futuros líderes y aportan dinero”, asegura el profesor de Business
Administration Felix Oberholzer en el anuario de 2014 de la escuela. En este
documento se clarifica que los ingresos por matrícula no cubren los costes
anuales del programa del MBA ni la inversión en innovación académica. Un
desequilibrio que se compensa con las donaciones de los graduados, una red de
más de 80.000 profesionales, algunos de ellos integrados en las 45 asociaciones
de ex alumnos creadas por todo el mundo.
“En España el máximo objetivo de
la gente millonaria es ser presidente de un club de fútbol. En Estados Unidos
es promover una fundación y hacer donaciones”, cuenta Martí Riba, alumno de
primer curso de 27 años de Bellaterra, Barcelona. Este licenciado en ingeniería
y matemáticas por la Universitat Politècnica de Catalunya es el tesorero de una
asociación de estudiantes que organiza, al menos, una jornada de convivencia al
mes para los alumnos. “Estos encuentros incentivan que se cree un networking de
verdad que en el futuro repercutirá en las relaciones personales y de negocios
de los graduados”, añade. Como Martí, Clara Aldea, estudiante madrileña de
segundo curso de 28 años, cree en la importancia de establecer fuertes vínculos
durante los dos años de estancia. Aldea, ingeniera aeronáutica por la
Universidad Politécnica de Madrid, está siempre implicada en alguna de las
actividades que se organizan en el campus. Sabe que una vez fuera no será fácil
dar con perfiles con tanto talento. “Hay que aprovechar cada minuto”,
sentencia.
Para ser partícipe de este
programa, Harvard busca líderes que quieran dejar su impronta, con capacidad de
liderazgo, no para mandar, sino para cambiar el mundo. La especialidad no es
determinantes, desde matemáticos hasta literatos. No hay una receta para ser
aceptado. Buscan autenticidad.
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