Jamie Dimon y el ascenso de J.P. Morgan
The Wall Street Journal. - abril de 2025
Luego de cinco años de conducir a J.P. Morgan
Chase a través de épicas peleas regulatorias y acuerdos legales, Jamie Dimon ha
consolidado su posición como el banquero más importante del mundo. Mientras
otros grandes bancos tambalearon tras la crisis financiera, Dimon usó la sólida
posición financiera de J.P. Morgan para pasar a la delantera en banca de
inversión, tarjetas de crédito y gestión de activos. Y con unos US$2,6 billones
en sus arcas, J.P. Morgan es el mayor banco de Estados Unidos.
Las fortalezas del banco podrían ser evidentes
pronto en sus ganancias, que el año próximo podrían ascender a US$24.000
millones. Sin embargo, los inversionistas aún no se ponen al día. Con un precio
reciente de US$61, las acciones de J.P. Morgan están valoradas en apenas 10
veces el valor de sus ganancias estimadas este año, uno de los ratios
precio/ganancias más bajos entre los grandes bancos de EE.UU. El ratio P/G de
Standard & Poor’s 500 es de 16 veces.
El banco exhibió en febrero sus principales
negocios y su equipo gerencial en su asamblea anual con inversionistas. Dimon
intentó demoler la idea de que el banco podría estar mejor si se dividiera en
varias partes. La idea de una escisión tomó impulso debido a su bajo ratio de
precio/ganancias y la postura de que varias partes tendrían un mayor valor
combinado que un todo, debido parcialmente a los menores requisitos de capital.
Dimon contestó que J.P. Morgan es una empresa
integrada con cuatro franquicias “increíbles” que derivan US$18.000 millones en
ingresos anuales, y que mantener la unidad es beneficioso para los costos.
Agregó que el banco puede absorber mayores requisitos de capital y aún entregar
retornos destacados y mayores ganancias.
Los resultados del primer trimestre, que se
anunciarán el 14 de abril, podrían ser sólidos. Una señal alentadora es que el
banco indicó a fines de febrero que sus resultados de corretaje desde comienzos
de año superaban el ritmo del año pasado.
Lo que los inversionistas quizás no terminan de
reconocer es que J.P. Morgan ha desarrollado varias de las empresas que lideran
mercados en EE.UU., incluida la principal firma de tarjetas de crédito medida
en préstamos en circulación; el principal banco de inversión por ingresos; el
principal banco privado; y el tercer mayor gestor de activos, detrás de
BlackRock y UBS Group. Dimon afirma que J.P. Morgan tiene un rol vital porque
las multinacionales necesitan un banco global para préstamos, divisas,
derivados, servicios de emisión de acciones y gestión de efectivo, entre otros.
Sin embargo, el nivel actual de ganancias
podría subestimar notablemente su capacidad de generar utilidades. Durante su
asamblea anual, J.P. Morgan presentó un escenario optimista, basado en una
simulación, en el que podía ganar US$30.000 millones en 2017, frente a los
US$21.800 millones del año pasado. Eso se traduce en US$7,50 de ganancia por
acción (GPA).
Dimon también sostuvo que es probable que el
dividendo suba en los próximos cinco años.
La base de capital de J.P. Morgan y su holgada
liquidez la convierten en una de las compañías financieras más formidables. Un
ratio de capital clave se ha duplicado desde la crisis financiera.
Entonces, ¿por qué la acción de J.P. Morgan se
cotiza tan bajo? Para empezar, los inversionistas quieren que termine la
aparentemente interminable racha de conciliaciones legales y multas. Las
acciones de todo el grupo de los megabancos —Citigroup, Bank of America,
Goldman Sachs y Morgan Stanley— se cotizan a entre 10 y 12 veces sus ganancias
estimadas para 2015. Wells Fargo, que genera un mayor retorno sobre valores,
tiene un ratio precio/ganancias de 13. Las grandes firmas financieras podrían
ser uno de los mayores focos de valor en el mercado bursátil, donde es difícil
encontrar un grupo de acciones importante que cotice a cerca de 10 veces las
ganancias.
Algunos inversionistas consideran que J.P.
Morgan es una caja negra, simplemente demasiado grande y complicada de
comprender. Dimon señala que el banco no adopta grandes posiciones de
corretaje, y en cambio se centra en generar ganancias en mercados con una gran
cantidad de actividad de los clientes. “Somos el Wal-Mart de la renta fija”, le
dijo a Barron’s. “Tenemos gigantescas economías de escala”.
El ejecutivo agrega que el banco construyó
cuatro franquicias espectaculares, cada una con grandes posibilidades.
Las cuatro unidades de negocios de J.P. Morgan
son banca comunitaria y minorista, banca corporativa y de inversión, banca
comercial, y la gestión de activos. El negocio de tarjetas de crédito, por
ejemplo, fue reformado luego de 2008 para concentrarse en consumidores más
adinerados, y el éxito de las ofertas de alta gama del banco, más sus tarjetas
de marca compartida con empresas como United Airlines, representan una
importante presión competitiva para American Express.
La banca corporativa y de inversión es líder de
la industria en ingresos. Los inversionistas también reciben los servicios de
Dimon, el principal banquero en EE.UU. y un defensor tanto de J.P. Morgan como
de la industria, en un escenario político y regulatorio difícil. Dimon, de 59
años y recuperado tras un tratamiento por cáncer de garganta, habla de seguir
en su puesto otros cinco años.
El extrovertido ejecutivo aporta experiencia,
pasión, visión estratégica y una familiaridad con el día a día de las amplias
operaciones del banco. Ninguna gran firma financiera está tan identificada con
su líder.
Hay varios potenciales sucesores a la vista
dentro de la compañía. Y Dimon, como Warren Buffett de Berkshire Hathaway,
parece decidido a dejar su empresa en tan buen estado que su sucesor no
necesite una presencia dominante.
Dimon ve a J.P. Morgan como un activo
estadounidense y consideraría una pérdida para el país si los reguladores
alguna vez obligan al banco a dividirse.
Las autoridades bancarias de EE.UU. están
preocupadas por los riesgos que representan los bancos de mayor tamaño, y un
resultado es que J.P. Morgan podría tener que poseer el mayor colchón de
capital de EE.UU. para reflejar su tamaño y complejidad.
Las reglas de capital están llevando al banco a
analizar todos sus negocios y actividades para ver si pueden estar al nivel de
los mayores estándares. Rivales como UBS ven una oportunidad porque su modelo
de negocios más simple significa un requisito menor de capital y por lo tanto
la capacidad de ofrecer rebajas en préstamos y aun así obtener buenos retornos.
Sin embargo, a Dimon no le preocupa el tema del
capital y dice que el banco ha tenido siempre más liquidez y capital que sus
rivales, y que de todos modos ha mantenido su competitividad.
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