Los que se animaron a dejar la empresa para
dedicarse al coaching
Apertura - lunes, 13 de abril de 2015
Reinventarse en una nueva actividad
laboral es un camino arduo pero muchos baby boomers lo emprenden. Para Paula
Molinari, fundadora y presidente de Whalecom, consultora en gestión del cambio
y desarrollo de organizaciones e individuos, la definición por un nuevo sendero
laboral es muy personal. “Quienes lo encaran redefinen su estrategia y toman
decisiones relacionadas con la asignación de su tiempo. Sienten que, por
primera vez en su vida, está el querer antes que el deber y eligen dónde poner
su energía”, explica.
La especialista ayudó a muchos
ejecutivos en esta etapa, en la que el crecimiento y la complejidad de la
carrera decrece o se desacelera, en muchas ocasiones, generado por la propia
persona y no, necesariamente, impulsado por la organización en la que se
trabaja. “Típicamente, estos ejecutivos prefieren poner el foco en disfrutar de
lo que decidan hacer, luego de pasar por una etapa de transición en la que no
saben cómo seguir”, explica.
Molinari propone tres pasos. El primero
es “hacer”. No se construye una nueva identidad desde la introspección sino
desde la acción. Por el contrario, pensar demasiado puede inducir a la
parálisis y a incrementar los miedos. “Si, por ejemplo, a alguien le gustara
enseñar, debería empezar a hacerlo, quizá, a tiempo parcial, de manera
exploratoria”, explica la especialista. El segundo paso es generar una nueva
red de contactos, relacionada con la actividad deseada, ya que los actuales
anclan a la actividad pasada.
Son ellos los que, muchas veces,
hacen que la persona desconfíe del camino a emprender, desanimándolo, porque no
lo imaginan en una nueva identidad, amplía Molinari. Por último, recomienda
practicar story telling. “Contar la propia historia para encontrar en ella la
coherencia del background personal con la actividad proyectada. La identidad se
construye desde el lenguaje”, explica.
La especialista advierte que
transitar este cambio es doloroso. “Es una situación de transición, de salir de
la identidad anterior y, en una especie de duelo, uno se convierte en un ‘ex’.
Hasta que se llega a un momento más estable, ese tránsito es doloroso”,
explica.
En tal sentido, recomienda la
lectura de “Working identity”, de Herminia Ibarra, profesora de Comportamiento
Organizacional de Insead (Francia). Para Ibarra, este proceso de reinvención
profesional es activo, necesita de la experimentación con nuevas identidades
profesionales –las múltiples opciones o fantasías que se generan cuando se
vislumbra un cambio necesario porque no se están cumpliendo objetivos vitales–,
de la interacción con nuevos contactos –gente que vea nuevas posibilidades en
la persona y la ayude a desarrollarlas– y del aprendizaje de nuevas habilidades
(por ejemplo, capacitándose), que posibiliten la emergencia de la nueva identidad.
Por último, está el trabajo de
darle sentido a las nuevas experiencias, teniendo en consideración las
posibilidades que surjan. Como resultado de este período de transición, se
llega a una situación más estable, satisfactoria y, en ocasiones, sorprendente hasta
para el mismo individuo.
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