La crisis sacude a las economías
emergentes
El Cronista Comercial - abril de 2015
Frente a la recesión, la inflación más alta de
la década, una crisis fiscal y el racionamiento del agua, más de un millón de
brasileños salieron a las calles el mes pasado para protestar contra la
corrupción y la mala gestión de su gobierno. En China, el crecimiento se está
frenando ya que los precios de las propiedades caen, llevando a más de 1000
minas de minerales de hierro al borde del colapso financiero. Los patrióticos
ciudadanos de Rusia, entretanto, están abandonando los bancos de su país y
convirtiendo sus ahorros a dólares estadounidenses.
Estas instantáneas de una angustia creciente en
los mercados emergentes más grandes del mundo se repiten en muchos de sus
vecinos más pequeños. A muchos vecinos del África subsahariana los acechan
ingresos menguantes y deudas en aumento. Hasta las petroeconomías
turboalimentadas del Golfo, afectadas por una reducción del 50% del precio del
petróleo en los últimos seis meses a u$s 55 el barril, van por un carril más
lento.
Si bien estas expresiones de angustia provienen
de fuentes discrepantes, se observa una tendencia marcada e insidiosa por
forjar un destino común para casi todos los mercados emergentes.
En la mayoría de los países, la corriente del
capital global que ingresó en sus economías en los seis años posteriores a la
crisis financiera de 2008-09 se está reduciendo notablemente o bien cambiando
su curso para hallar un lugar más seguro en economías desarrolladas.
Las salidas de capital más altas desde 2009
En su conjunto, las economías emergentes más
grandes experimentaron su salida de capital absoluto más grande desde la crisis
en el segundo semestre del año pasado, cuando el dólar estadounidense hizo
desvanecer a las monedas de los mercados emergentes y los inversores se
pusieron nerviosos ante la posibilidad de una política monetaria más estricta
en Estados Unidos, según datos compilados por ING. Al mismo tiempo, precios de
commodities bajos afectaron el crecimiento de las tasas de PBI en el mundo en
desarrollo.
Estas tendencias, afirman los analistas,
reflejan un "gran esclarecimiento" de una escalada de endeudamiento en
los mercados emergentes que alcanzó niveles sin precedentes. Es importante
destacar que el mal que causa esta fuga de capital repercute más allá de los
mercados financieros en las economías reales de países vulnerables y en una
cantidad en aumento de corporaciones de mercados emergentes que se espera que
incumplan el pago de sus deudas.
"Ciertas partes del mundo se ven realmente
vulnerables", sostiene Maarten-Jan Bakkum, estratega senior de mercados
emergentes de ING Investment Management. "Lugares como Brasil, Rusia,
Colombia y Malasia, que dependen en gran medida de exportaciones de
commodities, recibirán aún más cimbronazos, mientras que los países que se
endeudaron más, como Tailandia, China y Turquía, también parecen correr
peligro".
Los analistas afirman que mientras los mercados
emergentes se han estado preparando para numerosas tormentas financieras, el
éxodo actual podría pregonar más cambios fundamentales. De hecho, si bien el
berrinche de estrechamiento conocido como "taper tantrum" de mediados
de 2013 -provocado por el anuncio de la Reserva de su intención de ampliar el
estímulo monetario- generó una revolución en los mercados financieros, su
impacto sobre las economías emergentes reales fue transitorio.
Pero esta vez las cosas parecen más serias. El
Fondo Monetario Internacional esta semana anunció que las reservas totales de
moneda extranjera de los países emergentes en 2014 -un indicador clave de las
salidas de capital- sufrieron su primera caída anual desde que comenzaron a
registrarse en 1995.
Sin flujos de capital sostenidos, los mercados
en desarrollo tienen menos dinero para pagar su deuda, financiar su déficit e
invertir en infraestructura y expansión corporativa.
El crecimiento económico real va a resultar
afectado este año, sostienen los analistas. Capital Economics espera que el
crecimiento del PBI en los mercados emergentes se reduzca a 4% del 4,5%
registrado en 2014, ya que Rusia está cayendo en una recesión más profunda,
Brasil sigue luchando y China se ve afectada por su mercado inmobiliario
deteriorado.
A estas proyecciones serias subyace la idea de
que se alcanzó un punto de inflexión con el fin del "superciclo" de
las commodities y la llegada de precios de petróleo bajos. "Lo que está
ocurriendo es un gran esclarecimiento de las condiciones del mercado de los
últimos 15 años", sostiene Paul Hodges de International eChem, una
consultora de químicos y commodities.
Bakkum también observa un giro significativo en
las fuerzas que dan vida al capitalismo global. "La salida de capitales de
los mercados emergentes representan el decrecimiento gradual de los flujos
excesivos en el mundo emergente durante los años de tasas de interés cero en
los Estados Unidos", afirma.
Sin
embargo, el panorama no es malo a nivel mundial. Los inversores emigraron a
India, que tiene un gobierno abierto a la reforma y que se vio favorecida por
precios de energía en caída que la ayudaron a poner un corte a su déficit de
cuentas corrientes actual. Indonesia y México también están atrayendo
inversiones por razones similares.
Desplome de divisas
Sin embargo, según los datos recopilados por
ING para las 15 economías de mercados emergentes más importantes, las salidas
netas de capital en la segunda mitad del año pasado ascendieron a u$s 392.400
millones, en comparación con un total de u$s 545.900 millones registrados a lo
largo de tres trimestres durante la crisis 2008-2009. Si el primer trimestre de
este año también muestra una salida de capitales, la pérdida total de los
mercados emergentes durante tres trimestres podría acercarse a la observada
durante la crisis. Según los analistas, cabe esperar que las salidas no sólo
continúen en el primer trimestre de este año, sino que de hecho se aceleren
hasta eclipsar los u$s 250.200 millones observados en el último trimestre de
2014.
Si bien en 2008-2009 Estados Unidos fue un
catalizador clave de la angustia de los mercados emergentes, esta vez se
considera que China es la principal pesadilla. La caída del crecimiento del PBI
de China, junto con la desaceleración en el sector de la construcción, está
provocando un gran episodio de fuga de capitales ya que los inversores piensan
que van a ganar más si depositan su dinero en otra parte.
La principal expresión de este revés es la
implosión del "carry trade de China", en el marco del cual los
inversores chinos pidieron préstamos en el extranjero a tasas de interés bajas
para volver a inyectar ese dinero en propiedades y diversos productos
financieros oscuros de China. Pero esas inversiones parecen ahora más
arriesgadas, y un récord de u$s 91.000 millones salieron del país en el último
trimestre del año pasado.
"Todo tiene que ver con China, directa e
indirectamente", afirma Frederic Neumann, economista de HSBC. "A
pesar de un sólido superávit de cuenta corriente, las salidas de capital en el
último semestre han drenado las reservas de las vastas arcas de divisas de
China… y con una valuación más equitativa del yuan (o renminbi) hoy en día
cuesta ver que China vuelva a registrar un gran superávit de balanza de
pagos".
En Brasil, la fragilidad se debe a una
combinación de la caída de precios de las materias primas y el fortalecimiento
del dólar estadounidense. Aunque el país logró atraer flujos de capital netos
en el segundo semestre del año pasado, el costo de hacerlo fue un entorno de
tipos de interés punitivos con una tasa del 12,75%.
Saldar deudas
Según los críticos, al igual que muchos
mercados emergentes, Brasil no utilizó sus años de auge para tomar las
difíciles decisiones necesarias para impulsar el crecimiento de la
productividad. "Reformar con viento en contra es muy difícil",
sostiene Sergio Trigo Paz, director de deuda de mercados emergentes de
BlackRock. "Algunos mercados emergentes tendrán dificultades para mantener
sus calificaciones de grado de inversión".
De acuerdo con un estudio realizado por
McKinsey, el total de la deuda de mercados emergentes subió a u$s 49 billones a
fines de 2013, lo que representa 47% del crecimiento de la deuda global desde
2007. Dicho porcentaje equivale a más del doble de su participación en el
crecimiento de la deuda entre 2000 y 2007.
Algunas de las salidas de capital más
significativas provienen de países que acumulaban deudas a toda velocidad. En
Corea del Sur, por ejemplo, el coeficiente deuda/PBI aumentó 45 puntos
porcentuales entre 2007 y 2013, mientras que en China, Malasia, Tailandia y
Taiwán, se incrementó en 83, 49, 43, y 16 puntos porcentuales, respectivamente.
Pero los países no son los únicos vulnerables.
Otro tema preocupante es el crecimiento del mercado de bonos corporativos en
divisas fuertes de mercados emergentes. Hace diez años, apenas existía. Hoy en
día, se estima en más de u$s 2 billones, es decir, más grande que el mercado
estadounidense de bonos de alto rendimiento, que asciende a u$s 1,6 billones,
una clase de activos familiar para los inversores durante décadas. Su
crecimiento fue impulsado por las políticas monetarias expansivas de Estados
Unidos y otros países, y por la búsqueda de rendimiento entre los inversores y
administradores de fondos con metas que ya no podían alcanzarse en los mercados
desarrollados.
Pero la política de Estados Unidos está
cambiando su curso. David Spegel, jefe de estrategia de bonos de mercados
emergentes de BNP Paribas, se cuenta entre quienes prevén un deterioro de las
condiciones para los prestatarios de mercados emergentes. En un informe
reciente, "Harbingers of Default", subrayó los peligros planteados
por las salidas de capital: "El costo de financiación persistentemente
alto que, de mantenerse, seguirá erosionando la calidad crediticia de los
emisores de mayor riesgo relacionados… Como la mayoría de los defaults
normalmente coinciden con las salidas de inversores importantes, seguimos
creyendo que pueden llegar a ocurrir nuevos episodios de angustia en mercados
emergentes que afecten al mercado, dado que la venta forzosa se ve agravada por
condiciones de liquidez que ya son bajas".
De hecho, según señala Spegel, los precios de
los bonos actuales sugieren que los inversores esperan que la tasa de
incumplimiento de los bonos de mercados emergentes de baja calificación
-alrededor de un tercio del total- suba del 2,8% ayer a 12% en enero de 2017.
Si el resultado final de todo esto se reduce a
que los países y empresas que se endeudaron a gran escala de manera
irresponsable se preparen para recibir una dosis de disciplina de mercado,
entonces está todo muy bien. El peligro para los mercados emergentes, y el
resto del mundo, es que las salidas de capital se conviertan en una bola de
nieve a tal punto que priven a los países emergentes del impulso vital que
precisan para crear empleos e infundir en su pueblo esperanza en el futuro.
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