El exceso de commodities, mano de
obra y capital complica a la economía global
The Wall Street Journal. - abril de 2025
La economía mundial nada como
nunca antes en la abundancia, no sólo de materias primas como petróleo, algodón
y mineral de hierro, sino también de capital y mano de obra. Este exceso de
oferta plantea varios desafíos a los responsables de política económica que
intentan reavivar la demanda.
“Lo que estamos viendo es un
entorno de bajo crecimiento, baja inflación (y) bajas tasas”, señala Megan
Greene, economista jefe de John Hancock Asset Management. Greene considera que
la economía global podría pasar la próxima década resolviendo esta situación.
El actual estado de abundancia
genera confusión en varios frentes. El exceso de commodities deprime los
precios y alimenta el temor de una deflación. Credit Suisse estima el total de
riqueza mundial en alrededor de US$263 billones, más del doble de los US$117
billones de 2000. Esta suma representa una vasta oferta de ahorro y capital que
ayuda a mantener bajas las tasas de interés, lo cual socava el poder de la
política monetaria. Asimismo, el excedente de trabajadores deprime los
salarios.
Mientras tanto, el endeudamiento
público en Estados Unidos, Japón y Europa limita la capacidad de los gobiernos
para impulsar el crecimiento a través del gasto fiscal. Eso deja en manos de
los bancos centrales la tarea de suministrar a la economía tanta liquidez como
sea posible, a pesar de que las últimas rondas de flexibilización cuantitativa
no han ni remotamente acercado dichas economías a sus anteriores niveles de
crecimiento.
“La noción clásica es que no se
puede tener una condición de exceso de oferta”, afirma Daniel Alpert, un
banquero de inversión y autor de “The Age of Oversupply” (algo así como La Edad
de la sobreoferta), un libro sobre el significado de esta abundancia. “La
ciencia de la economía se basa en la escasez”.
El colapso de la Unión Soviética y
el ascenso de China agregaron más de mil millones de empleados a la fuerza
laboral internacional, lo que significa que los trabajadores enfrentan hoy una
mayor competencia global por empleo y salarios. Muchos de los nuevos países
emergentes tienen superávits fiscales y sus ciudadanos ahorran más que los de
los países desarrollados, contribuyendo así a lo que Alpert describe como un
exceso del capital.
Ejemplos de sobreoferta abundan.
En Cushing, Oklahoma, uno de los
mayores centros de almacenamiento de petróleo de EE.UU., el crudo está llenando
los tanques hasta el borde. Hace poco, el inventario de crudo en ese país se
elevó a 489 millones de barriles, el máximo histórico desde que se empezaron a
contabilizar estos datos en 1982.
Al final de esta temporada, se
estima que unos 110 millones de fardos de algodón estarán apilados en fábricas
textiles o depósitos estatales de todo el mundo, un récord desde 1973, cuando
EE.UU. comenzó a publicar datos sobre existencias de esta materia prima.
A medida que la abundancia se
propaga a lo largo de la cadena de suministro, los grandes excedentes se
observan también en muchos mercados de bienes terminados. En febrero, los
inventarios totales de bienes manufacturados duraderos en EE.UU. crecieron a
US$413.000 millones, el nivel más alto desde 1992, cuando la Oficina del Censo
comenzó a divulgar esos datos. En China, los concesionarios de automóviles
registran sus mayores inventarios de vehículos no vendidos en casi dos años y
medio.
Un elemento central de este
problema es la combinación del enfriamiento de la economía china con la tibia
demanda de muchos países desarrollados. A medida que China deja atrás su
dependencia de industrias intensivas en commodities tales como la siderurgia y
la textil, la demanda de muchas materias primas se ha desacelerado y en algunos
casos contraído.
“Esta caída de la demanda de
bienes básicos contradice la lógica, y sólo hemos visto la punta del iceberg”,
afirma Cynthia Lim, economista de Wood Mackenzie.
No hay exceso en todas las materias
primeas. El voraz apetito de China por cobre, gasolina y café mantendrá la
oferta ajustada en estos mercados.
Durante casi una década, los
productores se esforzaron por mantenerse al día con la robusta demanda de
China. Sin embargo, ante la desaceleración de su producción —se prevé que su
Producto Interno Bruto se expanda 7% este año, frente a 10,4% hace cinco años—,
ninguna otra economía ha surgido para llenar el vacío.
La desaceleración ha sorprendido
a muchos productores con la guardia baja, mientras los inventarios siguen
creciendo.
Esta acumulación causa revuelo en
muchos mercados conforme los productores se pelean por encontrar dónde
almacenar sus excedentes, lo que presiona a la baja los precios de los
commodities en todos los ámbitos y presagia dolorosos recortes de producción en
algunos sectores. Durante los últimos 12 meses, el S&P GSCI —un índice
amplio de los precios de materias primas a nivel mundial— ha caído 34%, dejando
los precios a los niveles de 2009.
“Estos inventarios tienen que
bajar, al menos hasta cierto punto. Entonces, los precios volverán a subir”,
dice Jeff Christian, director gerente de CPM Group, una consultora de
commodities.
Los países que enfrentan un
déficit de la demanda a menudo recurren al gasto deficitario para estimular sus
economías, especialmente con tasas de interés tan bajas. No obstante, muchas
naciones son reacias a aumentar su carga de deuda.
En los años transcurridos desde
la crisis de crédito, las principales economías del mundo han seguido
endeudándose, según cálculos de Greene. Desde 2008, la deuda combinada del
gobierno, empresas y consumidores de EE.UU. ha aumentado de US$17 billones a
US$25 billones, un salto de 167% del PIB a 181%. En Europa, la deuda ha subido
de 180% del PIB a 204% y en China de 134% del PIB a 241%, indica Greene.
Aunque hay gobiernos que tienen
la capacidad de proveer más estímulos fiscales, pocos tienen la voluntad
política de hacerlo. Por lo tanto, los únicos que pueden ocupar ese lugar son
los bancos centrales. La Reserva Federal y el Banco de Inglaterra han ampliado
sus balances de cerca de 6% del PIB en 2008 a alrededor de 25% hoy. El Banco
Central Europeo lo ha incrementado de 14% a 23% y el Banco de Japón de 22% a
casi 66%.
En tiempos más normales, esto
habría sido suficiente para hacer que las economías se echaran a andar de
nuevo. Sin embargo, Lawrence Summers, economista de la Universidad de Harvard,
es uno de los expertos que dicen que las tasas de interés tienen que caer aún
más para que los abundantes ahorros disponibles se interesen por las limitadas
oportunidades de inversión. Este escenario, denominado “estancamiento secular”,
implica una disminución del potencial de crecimiento.
No todos están de acuerdo. El ex
presidente de la Fed, Ben Bernanke, escribió recientemente que EE.UU. parece
estar encaminándose a una situación de pleno empleo con mercados laborales más
constreñidos e inflación acorde.
Una economía cercana al pleno
empleo en EE.UU. podría ayudar, así como el crecimiento de la demanda de los
mercados emergentes podría compensar la menguante influencia de China. Esto es
precisamente lo que representa India: la demanda de energía y materias primas
del segundo país más poblado del mundo ha estado creciendo rápidamente.
Algunos analistas son escépticos
acerca de si el aumento de esa demanda es suficiente para llenar el vacío
dejado por China.
La reciente abundancia pone
también de manifiesto los riesgos que enfrenta el comercio global a medida que
el dólar se aprecia contra casi todas las demás divisas. Los exportadores de
países como Brasil y Rusia están produciendo azúcar, café y petróleo a un ritmo
más rápido, ya que pueden ganar más en términos de moneda local luego de
convertir sus ganancias en dólares.
Los productores tienen su propia
parte de culpa. En un entorno de menores precios de los bienes básicos,
aquellos suelen ser reacios a recortar la producción en un esfuerzo por
mantener sus cuotas de mercado. En algunos casos, incluso aumentan su
producción para compensar las pérdidas de ingresos que sufren debido al
descenso de los precios, lo que agrava el problema de exceso de oferta.
“Por lo general, esto crea un
ciclo de retroalimentación donde los precios caen aún más debido al exceso de
oferta”, sostiene Dane Davis, analista de materias primas de Barclays.
No hay comentarios:
Publicar un comentario