Así es la tribu más aislada del mundo: no usan
el fuego y no practican la agricultura
El Confidencial - viernes, 24 de abril de
2015
En pleno siglo XXI, con la tecnología avanzando
a pasos de gigante cada día, puede parecer irrisorio que todavía haya quien no
conozca el fuego. Pero aún quedan vestigios de lo que fuera el mundo de antaño
alejado de las antenas parabólicas, los routers y el wifi. La tribu de los
sentineleses vive en una isla remota del océano Índico conocida como Sentinel
del norte. Administrativamente, esta porción de tierra pertenece a India, pero
la gestión de todos sus recursos se ha dejado desde hace siglos bajo
responsabilidad de sus habitantes. El país del Taj Mahal ha intentado en varias
ocasiones establecer contacto con los sentineleses, pero la violencia con la
que actúan los indígenas y las denuncias por parte de organizaciones en defensa
de los pueblos tribales han terminado con las conexiones entre ambos.
Los documentos gráficos que prueban la
existencia de esta tribu son muy escasos. En 1990 se consiguió grabar un vídeo
desde una zona protegida, puesto que intentos anteriores habían concluido con
ataques por parte de sus integrantes. En 1974, un equipo de grabación se
internó entre las tierras de los sentineleses quienes, al sentirse invadidos en
su espacio, atacaron con flechas a los cámaras y reporteros, alcanzando al
director del documental titulado Man in Search of Man (El hombre en busca del
hombre, en su traducción del inglés).
Su ferocidad ya era conocida en el siglo XIII,
cuando Marco Polo les describió como “una gente cruel y violenta que se come al
extranjero que llega a sus tierras”. A pesar de la acusación de canibalismo que
se intuye tras las palabras del explorador, no hay pruebas de que la tribu
consuma carne humana. Considerada la tribu más aislada del mundo por la
organización conservacionista Survival, los de Sentinel del Norte se alimentan
de pequeños animales que cazan, peces y frutos silvestres que adquieren a
través de la recolección.
A pesar de disponer de instrumentos de defensa
y armas –como arcos, flechas y cuchillos–, los sentineleses no usan el fuego y
no practican la agricultura. Según los expertos, estos condicionantes habrían
sido los responsables de que la población no se disparara: en la isla viven
entre 50 y 400 personas que desarrollan sus actividades cotidianas en una
extensión de 72 kilómetros cuadrados, donde tienen instaladas grandes casas
comunales. En cuanto a su idioma, no hay nadie fuera de su comunidad que hable
la lengua con la que se comunican, y ni siquiera se sabe cómo se denominan a sí
mismos.
Supervivientes de la catástrofe del tsunami
Después de la tragedia provocada por el tsunami
que asoló el Índico en 2004, el destino de este pueblo indígena parecía haber
sucumbido a la peor de las posibilidades. La fuerza con la que el agua se llevó
por delante todo lo que encontró dejaba entrever que Sentinel del Norte había
desaparecido para siempre. Sin embargo, los sentineleses sobrevivieron a la
embestida del mar a pesar de habitar en un pequeño trozo de tierro y, durante
la inspección aérea de la zona, varios miembros de la tribu apuntaron con su
arco hacia el helicóptero que se cernía sobre ellos. Un gesto –ilustrado en la
foto que encabeza este texto– que se interpretó en todo el mundo como un claro
“no os queremos aquí".
Se cree que su hostilidad hacia los extranjeros
viene de lejos. En la historia de la tribu –a la que se le calcula más de
60.000 años de antigüedad– han sido muchos los que han intentado invadir sus
tierras o modificar su estilo de vida. Uno de los casos más conocidos fue el
traslado a la fuerza de una pareja de ancianos y varios niños sentineleses a
Port Blair en 1879. Según informa la organización Survival, un funcionario
colonial dejó constancia de que los secuestrados enfermaron rápidamente, “y el
hombre mayor y su esposa murieron, así que los cuatro niños fueron enviados de
regreso a su hogar con gran cantidad de regalos”. El mismo trabajador se
permitió apostillar su opinión sobre los indígenas haciendo hincapié en “la
expresión del rostro y el comportamiento particularmente idiota” de los
sentineleses.
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