Periodismo de investigación: los nuevos
‘muckrakers’
Forbes - miércoles, 1 de abril de 2015
En este tipo de periodismo, que es un servicio
que contribuye al fortalecimiento de la vida social, los elementos básicos de
la noticia cobran una dimensión diferente.
El caso Aristegui-MVS, más allá del tema
laboral y político, debe llevar a una reflexión sobre lo que implica el
periodismo de investigación. Al parecer, la situación se desencadena por el
reportaje de la famosa casa blanca de la actual esposa del presidente de la
República, producto de un trabajo de investigación periodística.
La historia del periodismo nos presenta casos
de reportajes producto de meticulosas investigaciones que lo mismo han
desentrañado situaciones de corrupción en la que se ven envueltos funcionarios
gubernamentales, que tambalear gobiernos o incluso llevar a la renuncia de
jefes de Estado.
Este tipo de periodismo data de principios del
siglo pasado, ejercido por periodistas identificados como “muckrakers”
(removedores de basura), que en Estados Unidos se dedicaban a denunciar
públicamente la corrupción política, la explotación laboral y una serie de
abusos, inmoralidades y trapos sucios de personajes e instituciones de la
época, y que evolucionó para convertirse en un periodismo de oposición al poder
y que busca provocar respuestas.
Se trata de un estilo de periodismo que a
partir de la década de los sesenta logra su consolidación a través de lo que se
identificó como el “Nuevo Periodismo”, surgido de una toma de conciencia de la
libertad y derechos del pueblo frente a los gobernantes, influenciados por la
revolución de mayo de 1968.
Así, surgieron periodistas que no se conforman
con las versiones oficiales; se vuelven desafiantes y escépticos frente al
poder, y velan por los intereses ciudadanos. Seguramente el caso más memorable
es el “watergate”, que desembocó en la renuncia del entonces presidente de
Estados Unidos, Richard Nixon.
En ese caso la prensa jugó un papel decisivo:
en agosto de 1972, dos periodistas del Washington Post (Bob Woodward y Jonathan
Bernstein) publicaron la noticia de que un intento de robo en la sede demócrata
en el edificio Watergate había sido pagado con fondos provenientes del Comité
de Reelección del Presidente (CREEP, por sus siglas en ingles). Los periodistas
recibieron la ayuda anónima de un informante identificado como Deep Throat
(Garganta Profunda), quien les reveló que el espionaje telefónico contra el
Partido Demócrata era una actividad planeada por los principales asesores de
Nixon. Bernstein y Woodward utilizaron con frecuencia el teléfono y contactaron
con centenares de interlocutores, desde secretarias hasta estudiantes, para
contrastar sus fuentes con la información dada por Garganta Profunda, hasta
estar seguros de la veracidad para, finalmente, sacarlo a la luz pública.
Algunos casos notables
Pero no es el único caso, como seguramente la
casa blanca, la casa de Videgaray y las propiedades de los Murat en Estados
Unidos no serán los únicos, aunque posiblemente caigan en el olvido.
Gracias a investigaciones periodísticas, Fernando
Collor de Melo, presidente de Brasil, se convirtió en el primer mandatorio
latinoamericano en ser destituido por corrupción (1992). La prensa brasileña
dio a conocer revelaciones de su propio hermano, Pedro Collor, sobre tráfico de
influencias, contratos y negocios ilícitos de sus allegados, desvíos de fondos,
y enriquecimiento inexplicable de amigos y colaboradores que habían sido
colocados en lugares claves del gobierno, incluido el Banco Central; asimismo,
el que la primera dama, Rosane Malta, se había apropiado de fondos públicos de
la Legión Brasileña de Asistencia.
En otro ejemplo, en la década de 1980 el
periodista francés Hervé Liffran, del semanario Le Canard Enchaîné (El Pato
Encadenado), descubrió que la ciudad de París había firmado contratos
millonarios con grandes empresas de abastecimiento de agua, escandalosamente
costosos para los contribuyentes. Más adelante utilizó los registros de
votación, abiertos al público, para revelar que la ciudad de París había
cometido fraude electoral; él sólo verificó las listas de votantes y si en
efecto vivían en edificios propiedad de la ciudad. En 2011 señaló supuestos
actos de corrupción y tráfico de influencias en la asignación de obras de un
ente público, y fue demandado por la constructora Bouygues.
Liffran ha expresado lo que es la esencia de la
investigación periodística: “La gente quiere leer lo que no encuentra en otros
medios. Y cuando se siente satisfecha de lo que le das y de tu independencia
del poder de las élites, el éxito es seguro en el mundo de la prensa.”
El periodismo de investigación es una profesión
de gran éxito a nivel internacional, y su crecimiento se ha dado, entre otros
factores, gracias a los desarrollos tecnológicos. Más que un producto emanado
de las ciencias sociales, es un servicio que contribuye al fortalecimiento de
la vida social, al posibilitar el conocimiento de situaciones deliberadamente
encubiertas, generalmente por alguien en posición de poder, o no descubiertas
entre una masa de datos y circunstancias que, puestas en su debido contexto,
revelan incómodas verdades.
En este tipo de periodismo, los elementos
básicos de la noticia cobran una dimensión diferente: el “qué” ya no va solo y
no se limita a aspectos cuantitativos, sino que va a lo cualitativo, ya no es un
evento en sí, sino un fenómeno con causas y efectos; el “quién” va más allá de
un nombre o un cargo para descubrir una personalidad con su propio carácter y
estilo; el “cuándo” ya no se refiere únicamente al pasado, sino a un presente
continuo; el “dónde” no se limita a un sitio para extenderse a una serie de
posibilidades en donde es factible que se concatenen los hechos; el “cómo” y el
“por qué” siguen contribuyendo a la narrativa crónica, pero lo más relevante y
molesto para los actores involucrados es el “para qué”.
El caso de Aristegui-MVS continuará, y yo diría
que el siguiente paso es la puesta en práctica, hoy más que nunca, del
periodismo de investigación que arroje luz sobre la realidad del “Qué”,
“Quién”, “Cuándo”, “Dónde”, “Cómo”, “Por qué” y “Para qué”, bajo la perspectiva
bíblica de que la verdad nos hará libres.
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