La oscura historia del fundador
de Renault
América Economía - lunes, 24 de
octubre de 2016
Louis Renault es uno de los
pioneros de la industria automotriz, conocido también como el "Henry Ford
francés", introdujo la producción en serie en Europa y aportó innovaciones
como los frenos de tambor y mejoras al rendimiento de la transmisión manual de
los vehículos.
El 24 de octubre de 1944, el
fundador de la empresa automotriz que lleva su nombre, murió en un hospital en
la Rue Oudinot, París, tras ser transferido de la prisión de Fresnes, donde
esperaba ser juzgado por haber sido acusado de colaborar con los alemanes
durante la Segunda Guerra Mundial.
Oficialmente, la causa de su
muerte fue por una infección urinaria, sin embargo, en 1956, la viuda del
empresario, Christiane, argumentó que su esposo había sido maltratado en prisión
y presentó a dos testigos que aseguraron que el hombre de 67 años había sido
golpeado durante su tiempo preso.
De acuerdo con el diario
Telegraph, al terminar la guerra, alrededor de 40.000 franceses murieron en las
manos de sus compatriotas que buscaban llevar a la justicia a quienes sirvieron
a los alemanes durante su ocupación en Francia, y Renault fue considerado como
uno de sus colaboradores.
Durante la Segunda Guerra
Mundial, Renault produjo más de 30.000 vehículos para los alemanes. Ante esto,
su colaboración fue profundamente resentida por los miembros de la resistencia
francesa, quienes vieron al empresario como un traidor.
Así, después de la liberación de
París, en agosto de 1944, los enemigos que Renault había hecho con su despótico
comportamiento ejercieron presión y junto con los medios de comunicación,
acusaron al empresario de haber incrementado su fortuna durante la guerra y
exigieron su detención.
Renault, quien anteriormente
había sido condecorado con la Gran Cruz de la Legión de Honor por ayudar al
gobierno francés durante la Primera Guerra Mundial, se negó a huir y el 23 de
septiembre de ese mismo año, se entregó a las autoridades con la intención de
aclarar la situación; sin embargo, falleció cuatro semanas después de su
detención, sin haber sido juzgado.
El 1 de enero de 1945, una
ordenanza del gobierno provisional pronunció la disolución de la sociedad
Renault y su nacionalización. Al mismo tiempo se instituye la "Régie
nationale des usines Renault".
Charles de Gaulle firmó un
decreto por el que requisaba la participación del 96,8% del empresario, en una
nacionalización que privaba a sus herederos de los rendimientos de ese capital
expropiado.
Esta medida fue tomada dos meses
después de su muerte, sin que ningún tribunal le hubiese condenado y a
sabiendas de que toda acción de la justicia es habitualmente detenida por razón
de fallecimiento del acusado.
Más de 50 años después, en 1996,
el gobierno francés, que entonces era encabezado por Jacques Chirac, acabaría
privatizando Renault, pero el gobierno francés aún mantiene una mínima
participación.
Cuando la empresa cumplió 100
años de su fundación, los descendientes de su fundador no fueron considerados
para presenciar las celebraciones.
Historiadores aún debaten sobre
la verdad en el caso de Renault, si fue culpable de los cargos o en realidad se
trata de un héroe, al evitar que las fábricas y alrededor de 40.000 empleados
de su compañía fueran trasladados a Alemania tras la ocupación nazi en Francia.
De hecho, cuando los alemanes
atacaron Francia, Renault se encontraba en Estados Unidos negociando el uso de
tanques para la defensa de las fuerzas francesas.
Algunos argumentan que ante las
circunstancias y al igual que otros empresarios, Renault se vio obligado a
producir vehículos para la Wehrmacht (fuerzas armadas), otros aseveran que el
empresario no opuso resistencia.
En 2011, a 68 años de que Renault
fuera acusado y su compañía fuera confiscada, sus ocho nietos denunciaron al
Estado francés y reclamaron que la nacionalización había sido inconstitucional.
En su intento por restituir el
nombre y el honor de Louis Renault, la defensa argumentó que, en la Francia
ocupada, a la compañía de su familia no le quedó más remedio que trabajar para
el régimen nazi y denunciaron que “ninguna otra compañía fue objeto de este
tipo de tratamiento, ni siquiera aquellas en las que los directivos fueron
declarados culpables de colaboración”.
El 11 de enero de 2012, los
descendientes directos del empresario perdieron la batalla judicial, ya que el
Tribunal de Gran Instancia de París se declaró incompetente en el caso de
Renault.
En esta batalla jurídica, los
nietos han asegurado que su motivación no es financiera, después de una primera
victoria simbólica conseguida en julio de 2010, en la que el Tribunal de
Apelación de Limoges aceptó en ese entonces su demanda para retirar de una
exposición una foto de su abuelo junto a Adolf Hitler en el Salón del Automóvil
de Berlín en febrero de 1939, que fue utilizada para ilustrar la
"colaboración económica" con los nazis.
Culpable o víctima de las
circunstancias, en una época confusa al final de la guerra, el genio de Louis
Renault y su legado en Francia y en la industria automotriz a nivel mundial son
indiscutibles.
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