Cuidados para dar y recibir un regalo
corporativo
FORBES – 30 de noviembre de 2016
Un regalo es un símbolo y un
mensaje que debe ser tratado con cuidado ya que tiene implícita una motivación.
Es necesario estar alerta al elegir los que se darán y al aceptar los que se
reciben.
La época de fin de año ya está
aquí. Es tiempo de fiestas, brindis, regalos y también de estar alertas y
cuidar los pasos que se dan. El mundo corporativo tiene reglas de etiqueta que
deben ser cuidadas con esmero. Las cortesías y modos de comunicarlas en el
entorno laboral son sutiles y en este ámbito como en ninguno: forma es fondo.
Un regalo corporativo viene cargado de significados, es un mensaje cifrado, por
lo tanto, es de suma importancia que aquello que se quiere transmitir en esta
forma sea revisado con mucho esmero para lograr el impacto que se desea. Los
motivos que nos llevan a dar algo a alguien más deben estar claros en la
intención de quien entrega y transparentes para quien los recibe.
El protocolo de los regalos sigue
un código, incluso no dar regalo transmite un mensaje. Antes de empezar con la
pesquisa del regalo ideal, es necesario reflexionar en torno a cuáles son los
motivos que nos llevan a dar algo o a dejar de darlo. Un regalo puede
significar una compensación a un buen desempeño, una motivación para generar un
mejor comportamiento, agradecimiento, simpatía; tal vez sólo sea un vehículo
propiciatorio de una actitud más amigable. Sin embargo, también es un modo de
marginar, de dejar fuera tanto como puede ser de lambisconear a fin de obtener
un puesto de trabajo o un favor a cambio. En todo caso, cualquiera que sea la
intención, la pregunta a contestar es si se trata de un obsequio con un interés
ulterior y averiguar cuál es.
Para que un regalo no sea un
problema, es necesario entender las intenciones. En el entorno laboral, los
negocios nos llevan a probar nuestros límites y códigos. No debemos ser
ingenuos, a diferencia del terreno personal, regalar siempre tiene un fin y eso
no es necesariamente perverso. La verdad es que ese tipo de presentes no
siempre son del todo sinceros y de alguna forma están marcados por intereses
particulares. En consecuencia, muchas veces optaremos por un objeto costoso y
eso será un acierto y en otras fallaremos terriblemente al entregar algo demasiado
caro. No obstante, si la meta es dar un regalo que cause el impacto deseado, es
preciso hacer un esfuerzo mayor.
Regalar se trata de hacerse
presente. Las ocasiones más evidentes llegan con un logro profesional,
cumpleaños, aniversario o Navidad. Sin embargo, los regalos más significativos
son los que no celebran una fecha en particular, sino a la persona y lo que
ella significa. Para determinar qué regalar, hay que pensar en el destinatario
y buscar lo que más apreciará. Si no conocemos bien al destinatario, las
asistentes o su equipo de trabajo más cercano pueden ser una buena alternativa
de consejo. Lo importante es demostrar que realmente se pensó en la persona y
la importancia que tiene la relación que han establecido como colegas, socios,
proveedores o clientes, con ello en mente, es más fácil acertar.
Al regalar, tenemos que tener en
cuenta los aspectos que hay que evitar. En términos generales -a menos que se
trate del intercambio de regalos de la oficina y así lo hayan solicitado-
comprar tarjetas de regalo es mala idea ya que son obsequios impersonales que
pueden dar la impresión de falta de interés o de mínimo esfuerzo. También hay
que evitar cualquier cosa que tenga el logotipo de la compañía, eso no es un
regalo, es un objeto promocional. Hay que alejarse de la tentación de reciclar
regalos o de entregar algo que, aunque esté en buenas condiciones ya fue usado.
Un regalo no debe de ser
simplemente un detalle, sino un emblema a la consideración. El principio básico
que rige: regalar es dar. Lo fundamental es que sea significativo y que
permanezca como un recuerdo de quien dando algo significativo hace sentir a
alguien especial. Es un signo que refleja un esfuerzo para estar presente y
hacerle ver a esa persona que en la intención se encontraron los méritos
suficientes para estar en una lista de regalos.
Si elegir un regalo puede ser
complicado, recibirlo no es menos. Al darlo, nos convertimos en el emisor del
mensaje, al recibirlo somos los que debemos interpretarlo. En esa condición,
quien da, manda un recado tan válido como el que no da. El que no entrega un
regalo tiene un motivo y es bueno tener en cuenta. Más vale saber. Los
presentes recibidos son signos cifrados. Uno muy caro puede ser el antecedente
de un problema. El dinero nunca es un buen regalo para recibir, a menos que se
trate de una compensación que viene aparejada de un recibo de nómina. Si es de
un tercero, recibirlo es pésima idea.
Antes de dar o recibir un regalo,
es preciso verificar las políticas al respecto. Cada cultura organizacional
tiene sus peculiaridades y sus puntos de vista al respecto. En ciertos
entornos, recibir un obsequio puede ser causal de despido, en otros hay montos
máximos para poder recibirlos, si ese monto se rebasa, el presente se debe
rechazar. Hay ambientes en los que dar y recibir regalos es esperado.
Si decidiste dar o recibir, los
protocolos del regalo que es necesario seguir son los siguientes: debe verse a
simple vista para quién es y lo que contiene, la envoltura debe ser atractiva,
cuidada, debe generar un buen recuerdo para que la persona tenga una buena
predisposición hacia nosotros o nuestra empresa, el exterior de un regalo,
puede decir mucho del contenido del mismo y de la persona o empresa que lo
remite. Denota un cierto interés por el acto de regalar y no una mera
obligación de regalar. Los regalos se abren en el momento de la entrega, eso es
muestra de interés y es una forma de agradecimiento inmediata. Decir que será
llevado al arbolito puede ser una descortesía ya que no es un regalo personal.
Si la persona que lo regala no está presente -se ha enviado el regalo por otro
medio- se debe agradecer con carta formal o si tenemos confianza, podemos
hacerlo de modo informal, por teléfono.
Regalar no sólo es un arte, es
una estrategia y como tal hay que abordarlo, perfeccionarlo y mejorarlo a base
de consejos. No es un tema que deba tomarse a la ligera, es un aspecto de
planeación que debe tener objetivos específicos y metas bien planteadas. Es,
asimismo, una oportunidad ya que, si lo hacemos en forma adecuada, puede ser un
modo de abrirnos puertas y granjearnos buenas voluntades.
Cecilia Durán Mena- le gusta contar. Poner en secuencia números y
narrar historias. Es consultora, conferencista, capacitadora y catedrática en
temas de Alta Dirección. También es escritora.
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