Cómo asistir a la fiesta de la oficina con
éxito
FORBES- 23 de noviembre de 2016
La fiesta anual de la oficina es
un escaparate que debemos usar a nuestro favor, es un acontecimiento que
necesitamos planear para salir triunfantes y no al revés.
Parece increíble pero el mes de
diciembre ya casi está aquí. Si consultamos la agenda, es probable que ya
estemos llenando los huecos con múltiples compromisos de fin de año. A estas
alturas, es casi seguro que todos hayan recibido la invitación para asistir a
la fiesta anual de la compañía. Si la tuya ya está ahí, entre tus manos:
¡Cuidado! Tienes material que debe manejarse con precaución. El tema es serio:
una fiesta de negocios puede ser una estupenda oportunidad para sobresalir o un
evento fatal en el que se puede tropezar estrepitosamente, especialmente si la
fiesta anual es de la empresa en la que trabajas.
Hay que ser claros. La fiesta
navideña de la compañía es el acontecimiento que brinda la ocasión para
celebrar los resultados del año, para escuchar las noticias y planes para el
siguiente periodo, para convivir con el jefe de tu jefe. Dado que estamos
hablando de un evento de negocios y no de una fiesta familiar, debes tomar
precauciones para asegurarte de tener un festejo seguro y profesional. Recuerda
que este tipo de reuniones son como un oxímoron ya que los altos ejecutivos te
estarán observando. Tendrán una lista de verificación y palomearán a los que se
comportan adecuadamente y tacharán a los que tengan conductas inapropiadas. Por
lo tanto, es de suma importancia entender que, aunque se trata de una fiesta,
también es un día de trabajo y uno muy relevante. Por lo tanto, hay que llegar
preparado.
De la misma forma en que te
arreglas para una junta importante, prevés situaciones con anticipación para
alcanzar los resultados deseados, dejas todo listo para que las cosas marchen
tranquilamente, así hay que hacerlo para que la fiesta de fin de año de la
compañía resulte un éxito para ti. A continuación, algunas sugerencias:
La noche anterior a la fiesta,
aprovecha para dormir bien y llegar descansado. Recuerda, las ojeras y el
cansancio no ayudan; tienes que llegar fresco y preparado, tal como lo harías
cualquier otro día de trabajo. Elige tu vestuario con cuidado, inclínate por
algo festivo pero profesional. Se cuidadoso y no exageres: no te vistas
desatinadamente elegante y, por favor, no uses algo demasiado casual. Si tienes
dudas, la regla de oro es ser discreto y no mostrar mucha piel, evita las
prendas arriesgadas. Créeme, los accidentes pasan y son sumamente vergonzosos.
Usa la talla adecuada, evita las prendas entalladas o sumamente ajustadas: no
te gustaría que un botón salga volando a media fiesta. Usa zapatos cómodos pero
olvídate de los tenis. Asegúrate de llevar algo con que taparte en caso de que
haga frío.
Haz una lista de las personas que
vas a estar atendiendo y apréndete sus nombres. Es muy agradable cuando llegas
a saludar a la gente por su nombre. Estudia la mejor forma de hacer
presentaciones: Señor, esta es mi esposa Lupita o Juan, el señor Rodríguez es
el dueño de la compañía. Ensaya y hazlo bien. Debes de estar cómodo y en
control cuando llegue la situación de presentar a tu pareja con tu jefe o con
tus subalternos.
Se amable con todo el mundo y
manéjate sabiamente. Nelson Rockefeller solía decir que el que no es agradable
con un mesero, no es una persona agradable. A
las empresas les gustan las personas amables. Sonríe, platica con todo
el mundo. Haz uso de todas las habilidades de relación que son valiosas para la
empresa. No te quedes únicamente en el grupo de tus amigos de la oficina,
aprovecha para conocer a gente de otras áreas.
Bebe poco o casi nada. Si te es
posible, aléjate del alcohol. Por ningún motivo quieres ser recordado como
Rodolfo el Reno. Recuerda que estarás siendo observado, máxime si se te han
pasado las copas. El alcohol es un artefacto peligroso en cualquier terreno
empresarial. Hay miles de historias de empleados extraordinarios, de ejecutivos
talentosos que bajo los efectos de unos cuantos tragos bajan su nivel de
inhibición y precipitan su carrera profesional directo al barranco. Sabemos de
las anécdotas de gente que ha pasado las peores vergüenzas obnubilados por los
efectos del alcohol. Por lo tanto, recomiendo enfáticamente, tener cuidado y
restringir las oportunidades de postularse a ser el protagonista de la historia
más humillante de la compañía.
Sé profesional pero no te
extralimites. Hay una fina frontera que debes de cuidar. No hay porque ser el
Señor Frío de la noche, distante y odioso. No es necesario exhibir el lenguaje
corporativo que priva en los pasillos de la empresa. Es la oportunidad de ser
empático y de congeniar, de incluir a las personas en la conversación y de
derribar barreras. Debes dar la imagen
de que estas feliz de estar ahí y la mejor forma de hacerlo es estar
sinceramente contento. Conecta con la gente. Es momento para los buenos deseos,
no para hablar de aumentos de sueldo o de promociones. Olvídate de tratar de
sacar ventaja de la buena disposición del jefe. Los ejecutivos detestan hablar
de asuntos de trabajo ese día, por lo que considero un error abordarlos con
esos temas en la fiesta.
Elige bien los temas de
conversación. Evita los temas espinosos. No bromees sobre futbol, política,
sexo, religión, racismo, salud o clases sociales. Recuerda que a pesar de estar
en un ambiente de fiesta, la gente se puede sentir ofendida con ciertos temas y
eso es muy peligroso en un ambiente en el que hay alcohol y jefes observando.
Es mejor hablar del clima o contar
acerca de tus hobbies. Habla sobre tu último partido de tenis o comparte tu
opinión sobre el último libro que acabas de leer.
Cuida los detalles. No seas el
primero en llegar ni seas el último en irte. Especialmente eso, no seas el
último en salir del evento. Sé atento, pero sin exagerar. No acapares el
micrófono ni te la pases callado toda la noche. Por ningún motivo aproveches la
ocasión para ponerte romántico con nadie de la oficina. De preferencia no
cantes con el mariachi a menos que tengas una voz mejor que la de Plácido
Domingo.
Las fiestas navideñas son parte
de una tradición cultural arraigada en la dinámica empresarial para celebrar un
año de trabajo duro. En ellas se crean lazos y se refuerzan las relaciones que
existen entre los equipos de trabajo y los jefes. Ese es el principal propósito
de este tipo de reuniones. En las compañías grandes, representan la oportunidad
de reunirse todos juntos, de convivir con otras sucursales y de conocer a gente
de otros departamentos. Es la ocasión de ponerle un rostro a los nombres y
apellidos con los que nos relacionamos diariamente de forma electrónica o por
teléfono. Estas fiestas deben ser divertidas, no motivo de posterior diversión.
La fiesta anual es el momento
perfecto para construir relaciones que le son convenientes a la compañía, para
eso las hacen. Si haces buen trabajo y sabes mover las piezas adecuadamente,
prosperarás en el trabajo y se abrirán puertas gracias a lo que lograste en la
fiesta navideña.
En conclusión, aprovecha la
oportunidad que te ofrece la fiesta anual.
Cecilia Durán Mena- le
gusta contar. Poner en secuencia números y narrar historias. Es consultora,
conferencista, capacitadora y catedrática en temas de Alta Dirección. También
es escritora.
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