Los escenarios económicos de Cuba sin Fidel
FORBES- 27 de noviembre de 2016
Con la muerte de Fidel Castro,
Cuba deberá buscar los caminos correctos para su estabilidad económica. Forbes
te presenta 3 escenarios económicos que podría seguir la nación caribeña.
Eran casi las cuatro de la tarde
en Miami cuando el barco Adonia de Fathom de la empresa Carnival zarpó, el
domingo primero de mayo de 2016, de las costas de Estados Unidos hacia Cuba. A
bordo iban cerca de 700 pasajeros (todos con visas con fines culturales,
deportivos, religiosos o académicos, porque los viajes de placer hacia la Isla,
siguen prohibidos para los estadounidenses), quienes en medio de gritos de
júbilo y protestas por parte de grupos de manifestantes que se oponían a esta travesía, partieron con rumbo a La
Habana.
Pasaron cinco décadas para que
otro crucero realizara esta misma travesía y fue uno de los momentos más
simbólicos, desde que en diciembre de 2014 se anunciara oficialmente el
restablecimiento de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba.
Desde entonces las campanas se
echaron al vuelo hablando de la transformación que sufriría la Isla, pero a más de dos años de aquel momento, esto se
ha quedado más en palabras que en hechos reales que transformen la vida de los
cubanos. Algunos especialistas
entrevistados por Forbes Centroamérica advierten que detrás de la búsqueda de
Cuba por mejorar las relaciones con EU, con la intención de que este país levante el embargo económico,
existe un factor llamado Venezuela.
Desde que Hugo Chávez ascendió a
la presidencia del país Sudamericano, esta nación ha sido uno de los
principales sostenes económicos con los que cuenta la Isla. En 2012 este país
concentraba 44% del volumen total del comercio exterior de Cuba.
Caracas también le suministra
105,000 barriles diarios de petróleo que cubren el 60% de las necesidades de la
Isla y le compra servicios profesiones
de médicos, enfermeras y maestros por un valor de 4,700 millones de
dólares, según estimaciones de Carmelo
Mesa-Lago, investigador cubano y catedrático emérito de la Universidad de
Pittsburgh, hechas al diario El País el año pasado.
Pero esta ayuda podría no durar
mucho. Sobretodo, ahora que la disidencia en Venezuela está presionando cada
vez más fuerte con el objetivo de que se lleve a cabo el referendo revocatorio
presidencial por medio del cual esperan
destituir a Nicolás Maduro y esto podría
derivar en cortar el apoyo a Cuba.
De hecho algunos de estos
recortes derivados de la crisis interna venezolana ya empezaron a llegar, con
la disminución del 20% de los suministro del energético a Cuba durante el
primer semestre de 2016, según ha reportado la agencia de noticias Reuters.
Puedes leer: “A todos nos llegará nuestro turno”, recordó
Fidel hace unos meses
“Desde hace unos cuantos años
está claro que Venezuela no va a poder seguir subsidiando la economía cubana,
principalmente a través del petróleo, debido a su propia crisis económica y
política. Pienso que la decisión de
acercarse a Estados Unidos de parte de las autoridades cubanas fue previendo el
posible colapso o por lo menos la retirada de gran parte de ese apoyo”, indica
Jorge Duany, director del Instituto de
Investigación Cubano de la Universidad Internacional de la Florida (FIU,
por sus siglas en inglés).
“Uno de los cálculos de la
dirigencia es que, sobre todo, a partir de la muerte de Chávez, la llegada al poder de Maduro y el
tambalearse de ese régimen político, aunado a la caída de los precios del
petróleo es probable que esa relación privilegiada no va a durar para siempre y
hay que evitar una vuelta a 1989 (cuando se disolvió la Unión Soviética), porque su sistema no aguantaría un golpe económico de esas
proporciones y hay que buscar soluciones alternativas para evitarlo”, coincide Vanny Pettiná, investigador del
Colegio de México especializado en temas de Cuba y la Guerra Fría.
Las reformas impulsadas por Raúl Castro desde 2008 más que
por un factor ideológico de abrir la economía de Cuba, podrían deberse a
la necesidad de buscar recursos que les
permitan seguir manteniendo el mismo modelo
político y económico, sin que esto genere un estallido social.
Como advierten los especialistas,
si el sistema cubano resistió el impacto económico de la crisis de los 90 no
necesariamente fue por represión, sino porque
con las políticas redistributivas impulsadas desde la década de los
70 se había generado un consenso social en los años anteriores, elemento que esta vez podría no jugar a su
favor.
Aires de cambio
Un año después de que Fidel
Castro delegara en su hermano Raúl las funciones como presidente, éste último
impulsó un diálogo público con el
objetivo de realizar cambios importantes en la Isla. La necesidad de realizar
estas reformas se debían entre otras cosas, al desplome de los sistemas de salud y educación; las trabas a la muy limitada iniciativa
privada y la baja productividad de las zonas agrícolas, detalla Beatriz Bernal
en su estudio “Cuba 2006-2010. Un panorama sobre las primeras reformas de Raúl
Castro.”
Empezaron a plantearse
entonces diversas transformaciones que
incluían temas como la reforma salarial: para que no todos ganaran lo mismo; la
reforma agraria con el objetivo de elevar la producción y reducir la importación
de productos agrícolas.
Se buscó también impulsar, como en la década de los 90, el tema de los trabajadores por cuenta propia
conocidos como “cuentapropistas”, quienes
actualmente pueden obtener licencias para realizar 178 actividades que fueron
autorizadas por el Estado: así como contratar empleados fuera de su familia y
se autorizaron cooperativas de taxistas y transportistas, arriendo de locales a
barberos, peluqueros, entre muchos más.
De igual forma se impulsó la Ley
de la Inversión Extranjera, que ha sido uno de los pilares principales para que, desde el
restablecimiento de las relaciones con Estados Unidos, haya empresas
trasnacionales interesadas en buscar oportunidades de inversión en Cuba.
Pero muchas de estas reformas no
han surtido los efectos deseados. En
parte, esta podría ser una de las razones por la cuales
la dirigencia cubana buscó mejorar las relaciones con los Estados Unidos.
Aunque los especialistas advierten que este acercamiento podría no ser tan abierto y estrecho como se
espera desde la unión americana.
“El impacto ha sido muy limitado.
El gobierno de Cuba no ha facilitado que funcione la empresa privada, ni ha
permitido que los cubanos se hagan socios de corporaciones extranjeras en la
Isla”, advierte Jaime Suchlicki, director del Instituto de Estudios Cubanos y
Cubano Americanos de la Universidad de Miami.
El especialista agrega: si
alguien va a invertir tiene que hacerlo
con el gobierno de Cuba y específicamente con los militares que son los que
controlan 60% de la economía de la Isla.
Si una empresa quiere instalar ahí una fábrica tiene que negociar
con el Grupo GAESA (Grupo de Administración de Empresas de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias), conglomerado conformado por más de 300 empresas estatales de
Cuba que está bajo el control del ex yerno de Raúl Castro: Luis Alberto
Rodríguez López Callejas, quien aprueba o no esa inversiones.
De igual forma, el sistema legal
y la poca seguridad de las inversiones en Cuba, así como las regulaciones y prohibiciones establecidas hasta la fecha
por el gobierno de Estados Unidos (el levantamiento del embargo se encuentra
todavía atorado en el Congreso de esa
nación) han complicado que empresas extranjeras puedan hacer negocios en
este territorio.
Jorge Duany señala que los
cambios en Cuba han sido muy modestos. “Diría yo, sobre todo,
unilaterales”. En palabras del
investigador de la FIU, no ha habido una
respuesta recíproca por parte de las autoridades cubanas a muchas de las iniciativas de EU. “Las cambios, al
menos mirándolos desde Estados Unidos, parecer ser muy lentos y cautelosos”.
La poca reciprocidad podría
deberse a que las dos partes involucradas en este estrechamiento de las relaciones no buscan
los mismos fines. Esto en el mediano y largo plazo plantearía escenarios
distintos para Cuba.
“Son dos visiones distintas y hay
que tener cuidado y no pensar que Raúl y la dirigencia cubana cambiaron de
idea. Mi impresión es que se están readaptando e intentando hacer algunos
cambios y que probablemente estén mirando a China. Es posible que estén
pensando que el cambio lo van a conducir ellos y lo van a direccionar hacia
donde ellos quieren. Por el lado norteamericano están pensando en términos
completamente distintos. Habrá que ver quién va a tener la razón”, explica
Vanny Petinná.
Con este panorama de por medio se plantean tres escenarios
distintos que podría enfrentar esta isla del Caribe en los años por venir.
Escenario uno: Actualización del
modelo
Si como ha dicho en más de una
ocasión Raúl Castro dejará la presidencia en 2018, ello no implicará que deje
el poder, pues recientemente fue reelegido como Secretario General del Partido
Comunista Cubano, lo cual le garantiza esta continuidad hasta, por lo menos, más allá del 2020. Además, quien ocupe dicho
cargo seguramente será otro militar perteneciente a la misma élite en el poder,
quien daría continuidad a la Revolución cubana y sus principios, derivando en
pequeños cambios económicos, pero prácticamente nada en la parte política.
Jaime Suchlicki va más allá y
dice que la sucesión se debe mirar de
dos formas: uno es ver quién es la persona que va a estar en lugar de Raúl, en
donde suena algunos nombres como el de Miguel Ángel Díaz-Canel (Primer Vicepresidente
de los Consejos de Estado), Alejandro
Castro Espín (el hijo de Raúl Castro, quien
están a cargo de los servicios de inteligencia militar en Cuba) o Álvaro
López Miera (Viceministro Primero)
“Pero hay otra forma de mirarlo:
que es la manera institucional. Las instituciones que van a sucederlo son el
Partido y las fuerzas armadas y esas no se van a disolver cuando ya no estén ni
Fidel ni Raúl Castro, puesto que el
poder en la Isla reside en el buró político del Partido que son 14
miembros, de los cuales ocho son
militares.”
De hecho, en abril de 2016 se llevó a cabo el más
reciente congreso del Partido Comunista de Cuba y para los analistas no dejó de
llamar la atención que el grupo
dirigente que se aprobó para el próximo lustro son básicamente los mismos
rostros, muchos de ellos ya octogenarios, quienes conforman el liderazgo
histórico de la Isla. Es decir, no hubo ninguna cara nueva.
Por ello, para
Jorge Duany el escenario más
probable es que el poder se mantenga con
algún tipo de régimen pos Castro controlado por el Partido. “El propio gobierno
ha dicho que está actualizando el modelo socialista, no reformándolo en la
dirección de un modelo capitalista. La apertura, sobre todo, hacia el trabajo
por cuenta propia y la inversión extranjera sugieren
que si sigue esa dirección habrá una economía más mixta, siguiendo la
experiencia de Vietnam o China, pero con
pocos cambios en la parte política de permitir elecciones libres o partidos
políticos que compitan por el poder”, agrega el investigador de la Universidad
Internacional de Florida.
Bajo este panorama, con el acercamiento de Estados Unidos
básicamente lo que se estaría buscando es una transición controlada que le
permita a la dirigencia cubana
mantenerse en el poder sin enfrentar estallidos sociales, ni grandes golpes económicos.
“No hay que banalizar el asunto,
evidentemente estamos hablando de un apego a las ideologías del siglo XX, que les hacen imaginar una sociedad de tipo
distinto. No es un dictadura ‘bananera’, sino que el objetivo es cambiar para
mantener el sistema, porque aún piensan
que este régimen político puede seguir readaptándose”, resalta Petinná, del
Colegio de México.
La posibilidad de que del mismo
Partido surja una figura que vaya en contra de los principios establecidos,
como en su momento ocurrió con la URSS, para los especialistas todavía se ve
lejana. “El modelo cubano es mucho más
militarizado que el soviético y es un modelo que es un ‘arroz con mano’
que no funciona, porque ni es comunista, ni socialista”, asegura el
catedrático de la Universidad de Miami.
Suchlicki no tiene dudas que el único panorama probable
en los próximos años es este. “La intención de
buscar el acercamiento con Estados Unidos es sobrevivir e ir resolviendo
sobre la marcha. Lo que quieren es asegurarse
que haya una sucesión política y que aquello no se desmorone, pero no
van a cambiar el sistema sólo porque los
estadounidenses están dispuestos a invertir ahí.”
Escenario dos: Cambio generado
por la presión social
Un factor que podría
salirse fuera del control de los cálculos de la dirigencia cubana es la
transformación social que pudiera venir de los cambios económicos, lo cual
derivaría en el empoderamiento del
ciudadano de a pie y generar un cambio radical.
Es sabido que hay empresas
extranjeras buscando oportunidades de inversión en el país, en donde, por
ejemplo, compañías de telecomunicaciones como Verizon, T-Mobile o Sprint ya
han firmado acuerdos con la Empresa de
Telecomunicaciones de Cuba (Etecsa) para ofrecer sus servicios en ese país.
Esto les dará a los cubanos mayor acceso
a servicios de telefonía e internet.
Por banal que parezca, ha habido movimientos generados a través de internet que han provocado estallidos sociales,
ejemplo de ello, la Primavera Árabe, que aunque para los expertos haya
resultado en un fracaso, surgió de una movilización ciudadana basada en las redes sociales y en elementos
que eran difíciles de imaginar que tendrían tanta repercusión.
Esta podría ser una de las
apuestas del mismo Barack Obama al
buscar este restablecimiento de relaciones. Es decir, que la apertura
económica y el mayor acceso de los cubanos a diversos productos y servicios a
los cuales no estaban acostumbrados comience a
generar una mayor presión social, la cual desemboque en un cambio importante,
quizá con tensiones internas en la dirigencia “porque
hasta ahora las fuerzas armadas se han
mantenido siendo parte del mismo sistema”, dice el especialista del Colegio de
México.
En sintonía, Jorge Duany asegura
que de acuerdo con las declaraciones del Departamento de Estado y la Casa
Blanca. “El Gobierno le están apostando a lo que ellos
llama el empoderamiento del pueblo
cubano. La premisa es que los cambios van a venir primero del lado económico y
después de la parte política. Pero si uno
mira la experiencia de China o Vietnam
parecería que no necesariamente es así, en donde la relación entre lo
económico y lo político no es una relación ni directa, ni necesaria”,
reflexiona el académico.
Un elemento que podría tener un peso importante en este panorama sería el fallecimiento de Fidel y quizá también de
Raúl Castro, en donde no quedara, como parece que no existe, una figura
suficientemente fuerte que los sustituya y logre la cohesión necesaria para
mantener intacta la situación no sólo
económica, sino política y social en la Isla.
Fidel Castro ha muerto
Escenario tres: ¡Cuba
capitalista!
En el escenario más improbable de
los tres, al menos en lo que observan
los especialistas hasta el momento, Cuba se abriría al capitalismo.
Pero aún en una visión en donde
si bien no sea hacia el capitalismo, sino hacia estos modelos llamados
Socialismo de Estado o Capitalismo de
Estado, siguiendo la experiencia de Vietnam (que algunos analistas aseguran se
ha convertido en una obsesión para Raúl Castro) en donde la isla se abriera de
manera importante hacia la economía de mercado, aunque con un partido único:
Cuba tiene muchos asuntos pendientes por resolver para ser un país realmente
atractivo a la inversión extranjera.
Desde el anuncio del
restablecimiento de las relaciones con Estados Unidos y apoyados por la Ley de Inversión
Extranjera se ha insistido que hay muchas empresas interesadas en buscar oportunidades de inversión en ese
país. Un hecho que para muchos
especialistas es más de titulares en la prensa que de realidades en La Habana.
Fuera del sector turismo y los servicios conexos en donde Cuba ha
venido creciendo de manera importante desde hace un par de décadas y que con la
llegada de visitantes estadounidenses
podría detonarse a un más; las oportunidades de inversión en otras industrias parecen menos atractivas.
“Cuba es un país pobre con una
población de 11 millones de personas, sin una base mineral importante, fuera
del Zinc, y con problemas en la tierra
cultivable de una plaga llamada ‘marabú’ (una hierba que complica las labores
agrícolas). Además se requiere infraestructura, carreteras, procesos para vender en el mercado
internacional, etc. Entonces no es fácil”,
dice Suchlicki, quien
está convencido que este país no es un mercado atractivo para la
inversión estadounidense. ¿Quién va a poner una fábrica en Cuba? ¿De qué, de
computadoras, de zapatos, de ropa? “Los cubanos no van a trabajar por cincuenta
centavos al día como lo hacen los
vietnamitas”, sostiene.
Otro problema para las compañías
extranjeras es que para invertir en Cuba están obligadas a hacerlo en
asociación con el Estado. Así se evidencia en el documento “Cartera de
Oportunidades de Inversión Extranjera 2015”
en donde resalta que durante 2014 sólo el 5% de los negocios
eran de capital totalmente extranjero, mientras los contratos
prevalecientes eran de empresas mixtas con el 50% y el restante 45% correspondían a Contratos de Asociación Económica
Internacional.
Dicho documento resalta que los
sectores más atractivos para el capital
extranjero son el turismo, las actividades de minería y energía. Agrega que en los negocios con inversión
extranjera no habrá libre contratación de la fuerza de trabajo.
En sectores como la extracción de
recursos naturales, la prestación de servicios públicos, el desarrollo de
biotecnología, el comercio mayorista y el turismo la participación cubana será
siempre mayoritaria, acota la Ley de Inversión Extranjera.
En la Zona Especial de Desarrollo
Mariel, un área ubicada al este de la Habana, se están buscando detonar
diversos proyectos, la mayoría a través de inversiones mixtas con
participación las empresas del Estado. Desde hace
varios meses- explica Jorge Duany- ha habido visitas de funcionario de
Cuba a Estados Unidos para tratar de captar el interés de las corporaciones
para atraer capital a estos proyectos.
Pero un texto de Carmelo Mesa–Lago, resalta que en los últimos dos años ha habido
400 proyectos de inversión en la zona de
Mariel, “sólo se han aceptado 11; a este
ritmo costará 72 años aprobar el resto”.
Para los especialistas los cambios ocurridos hasta ahora han sido
más lentos de lo que se esperaban.
Como resume Vanni Pettiná “es
difícil hacer predicciones. Lo que sí es claro es que tenemos dos estrategias
en plena contradicción. Sí hay
acercamiento y hay apertura de sedes diplomáticas, sí hay relajamiento de
tensiones, pero no porque en el fondo
ambos se hayan aceptado mutuamente. La coyuntura favoreció el acercamiento,
pero cada uno desde su posición está viendo hacia direcciones completamente
distintas. Uno le está apostando a la democratización, el otro a una
continuación de la parte sustancial de lo que fue la Revolución Cubana desde un
punto de vista político institucional.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario