El presidente ejecutivo de
P&G confía en las fortalezas históricas de la empresa para recuperar cuota
de mercado
wall street journal
A pesar del éxito de nuevos
participantes del mercado, David Taylor se compromete a seguir con las grandes
marcas y un masivo presupuesto de publicidad.
CINCINNATI-El rápido ascenso del
Dollar Shave Club y los nuevos servicios en línea de ventas tomaron por sorpresa
a algunos ejecutivos de Procter & Gamble Co. y sorprendieron a una
industria que consideraba que Gillette, de P&G, era una marca impenetrable.
Pero el presidente ejecutivo de
P&G, David Taylor, no se ha inmutado. Un año después haber asumido el timón
de la mayor compañía de productos de consumo del mundo, el ejecutivo de 58 años
señala que las acciones de Dollar Shave Club se están “aplanando” y que el
mercado de startups tiene unos nichos de clientes muy específicos.
“Si usted tiene productos de
rendimiento superior y comunica bien”, dijo en una entrevista, “usted tenderá a
ganar con el tiempo”.
En un momento en que el cambio de
hábitos de los consumidores está transformando la manera en que la gente compra
y en que muchos de los gigantes corporativos más arraigados del mundo se
recrean a sí mismos, Taylor evita hablar de reinvención. Su objetivo es
mantener a P&G en la cima mediante la puesta en juego de sus fortalezas
históricas.
Un veterano de 36 años de
P&G, Taylor no ha buscado comprar una startup de renombre. La empresa no ha
lanzado importantes nuevas marcas ni ha previsto un cambio radical en la forma
en que los consumidores compran productos básicos para el hogar.
Para algunos en Wall Street, la
estrategia parece arrogante. El fabricante de los pañales Pampers y del
detergente Tide ha estado luchando con años de crecimiento anémico y una caída
en su participación de mercado.
“Todo el mundo que los rodea está
cambiando y quieren seguir haciendo lo que están haciendo, en algún momento
todo eso alcanzará un punto crítico”, dijo el analista de Bernstein Research
Ali Dibadj. “Se siente como que la arrogancia de P&G estuviera de vuelta.”
De voz suave y deliberada, Taylor
se presenta como lo opuesto a arrogante. Este nativo de Charlotte, Carolina del
Norte, es un ex gerente de planta que se pasó a gestión de marca y se abrió
camino en las filas de P&G.
Sentado en su oficina en la sede
de P&G, Taylor dijo que confía en que las mejores perspectivas de P&G
permanezcan arraigadas en sus fundamentos. Esto significa vender a las masas a
través de las grandes cadenas minoristas en base a datos del consumidor
meticulosamente recogidos, una operación masiva de investigación y desarrollo y
el mayor presupuesto de publicidad del mundo. P&G tiene que aprender a
hacer estas cosas más rápido y con mayor eficacia, dice.
“Siempre respetamos a nuestros
competidores y vamos a aprender”, dijo. “A veces tenemos que fijarnos en el
valor y a veces hay que fijarnos en los resultados”.
Al preguntársele sobre la
reciente adquisición de Dollar Shave Club por su rival europea Unilever PLC por
US$1.000 millones, anunciada como una forma de Unilever de conseguir más datos
de los consumidores--, Taylor señala que P&G ya tiene ingentes cantidades
de datos de los consumidores y capacidad para aprovecharlos a su disposición.
La cuota de mercado de Gillette ha caído un 10% desde que Dollar Shave Club
llegó a la escena, pero sigue contando con cerca del 60% del mercado de EE.UU.
para máquinas de afeitar para hombres.
En una reciente conferencia de
resultados, el director financiero Jon Moeller respondió a una pregunta acerca
de las ventas directas al consumidor destacando que ese negocio es muy pequeño.
“¿Cuánta gente conoce que quiera satisfacer sus necesidades de compras
productos de hogar visitando 40 sitios web diferentes por 40 productos
diferentes?” P&G ha experimentado con la venta directa en el pasado, como
un servicio de suscripción para Tide Pods, pero no ha sido una iniciativa
importante.
En su primer año, Taylor ha
redoblado los esfuerzos en la reducción de costos, al anunciar en febrero un
plan para eliminar un adicional de US$10.000 millones en los próximos cuatro años.
La compañía ha recortado más de más de 20.000 puestos de trabajo desde 2012 y
vendido más de US$20.000 millones en marcas, incluyendo Duracell y CoverGirl.
Gran parte de los nuevos ahorros vendrán de una reestructuración de las cadenas
de suministro de la compañía en América del Norte y Europa. P&G ha cortado
pérdidas de cuota de mercado en China, que Taylor describió como un resultado
“inaceptable” de la insuficiencia de la compañía para mantenerse en tope de las
tendencias locales.
Aunque P&G está concentrando
sus esfuerzos en sus dos mercados más grandes, América del Norte y China, la
compañía está trabajando para reducir costos y ser más eficientes a nivel
mundial. En América Latina, donde la inestabilidad política ha contribuido a
varios trimestres de resultados flojos, la compañía ha comenzado recientemente
a volver a trabajar para producir múltiples productos para mejorar la
flexibilidad de las operaciones de fabricación.
Desde que Taylor asumió el cargo,
la acción de P&G ha subido un 13%. Aun así, el ejecutivo reconoce que
P&G ha tenido tropiezos. La compañía continuó su expansión en la recesión y
se estiró demasiado, dijo. Luego cortó la inversión en investigación y
desarrollo y construcción de marca y trató de combatir la lentitud de crecimiento
aumentando los precios, cediendo en el proceso cuota de mercado.
“Perdimos el equilibrio y estamos
tratando de volver al equilibrio”, dijo. Clave para conseguir volver a la
pista, dijo Taylor, es eliminar capas de burocracia que ralentizan el proceso
de creación de nuevos productos.
Los ejecutivos dicen que están
viendo los resultados. Un ejemplo es el nuevo jabón de lavar ecológico de la
empresa, Tide Purclean. Fue concebido y llevado al mercado en nueve meses,
mientras que un nuevo producto en P&G suele tardar de dos a tres años en
desarrollarse.
Algo que permitió ahorrar tiempo
fue un nuevo proceso en el cual los líderes de las diferentes áreas de trabajan
al mismo tiempo. Así que en lugar de completar la química del producto y dar el
relevo al equipo que hace que las botellas, esas partes del negocio trabajan
lado a lado.
En un momento, Taylor intervino
para atajar lo que podría haberse convertido en una larga deliberación: la
determinación del color de la tapa de la botella. Al equipo le preocupaba que
un casquillo naranja—el color típico de la marca— podría distraer a los
consumidores del mensaje ambiental. Pero querían estar seguros de que el
detergente todavía era reconocible para los clientes. Taylor le dijo al equipo
que eligieran naranja.
Lori Hudson, gerente de
portafolio de Bahl y Gaynor en Cincinnati que ha poseído acciones de P&G,
le gusta que Taylor admitió fallas en China desde P&G, “nunca pareció ser
el tipo de empresa que admitía errores”.
“Pero él es un veterano de
P&G que puede ser bueno o malo porque las cosas han cambiado tanto en
términos de lo que quieren los clientes”, dijo Hudson. “¿Es un visionario? No
lo sé”.
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