El liderazgo en Latinoamérica
FORBES- 9 de noviembre de 2016
El avance económico, político y
social de la región está relacionado con el desarrollo del liderazgo; y según
expertos, en el área, la cultura del liderazgo tiene raíces que no han ayudado
a su desarrollo.
Interesado por conocer cuál es la
situación del liderazgo en la región, tuve la oportunidad de tener una larga
charla con dos promotores del liderazgo adaptativo, que viajan por toda la
región de Latinoamérica impulsando el desarrollo de una de las más modernas
tendencias del liderazgo, que han desarrollado en la Universidad de Harvard,
ellos son Alberto Suarez Ledo y Gustavo Velásquez, de Cambridge International
Consulting.
En la región pensamos de una
manera distinta que en Canadá y Estados Unidos; en los países de Latinoamérica,
el liderazgo se vende como una visión autoritaria, caudillista, lo que ha
ocasionado desde la óptica social que siempre se esté pidiendo que alguien nos
venga a solucionar nuestros problemas, que un líder, más bien un caudillo, nos
venga a salvar; este modelo que nace desde la conquista, es el modelo
autoritario que se ha perpetuado en la cultura política, económica y social.
A consecuencia de esto, los
líderes empresariales han respondido al mismo impulso, desarrollándose los
cacicazgos empresariales y sus respectivos monopolios de alguna u otra manera
con una gran dosis de autoritarismo, y por ende y para dar balance, socialmente
se han generado salvadores sociales, que se han enfrentado a estas corrientes
autoritarias, ¿será por esto que en la historia de nuestros países existen
hojas y hojas dedicadas a estos próceres y nuestras plazas están llenas
de estatuas de todos estos líderes? En la región además hemos creado una
cultura de idolatría a este tipo de liderazgo.
Desafortunadamente, como dijera
Alberto Suarez, bajo este esquema, en la región encontramos que el liderazgo
está directamente relacionado con una autoridad forzada y ese se ha convertido
en el camino fácil tanto para líderes como para la misma sociedad, el camino
del autoritarismo es fácil para las sociedades, ellas veneran al que más pega
de gritos y los líderes se esfuerzan muy poco y no se preocupan por educarse.
Ahora, con la globalización y el
desarrollo de la democracia se abrió el panorama, llegaron inversiones,
hay que estar abiertos al mundo, llegan nuevas corrientes de pensamiento, la
misma sociedad exige más y es tiempo de que políticos, empresarios y la misma
sociedad viva y enfrente de una manera distinta los retos sociales, económicos
y políticos en su comunidad; la única constante es el cambio, pero ¿cómo
enfrentarlo, como influenciarlo o como liderarlo, con el mismo autoritarismo?,
imposible, ya no se acepta tan fácilmente por la sociedad y menos por las
nuevas generaciones.
En el ámbito empresarial, el
posicionamiento de liderazgo ha caído en las etiquetas y recetas fáciles: ser
líder para ser exitoso, rico y visionario, eso te generará una posición, poder
e influencia, que al fin de cuentas es la cara empresarial de esa carga
autoritaria que venimos arrastrando en nuestras culturas.
Y cabe decir que esta relación
autoritarismo-poder, combinado con un bajísimo nivel de educación ética en
nuestras culturas, es una fuerza que nos ha llevado por el mal camino de la
corrupción en todas sus vertientes.
Objetivo del líder
Esto ha llevado a que el
liderazgo vendido en la región este totalmente alejado del verdadero objetivo
de un líder, enfrentar problemas, generar transformaciones, cambios y todo esto
con una visión de permanencia en las personas involucradas. El líder del
futuro, dice Alberto, es no tener la verdad, es encontrarla en conjunto con los
demás, implica riesgo, convencimiento, construcción, influencia y definitivamente
no es un camino fácil, además de que no hay recetas.
Como vemos, estamos en el momento
justo de quitarnos de encima esta carga negativa de las etiquetas del liderazgo
que están basadas en la figura de un redentor y para muestra, seguimos teniendo
en la política los caudillos que hacen que la región no avance. Ahí vemos a
Venezuela, Ecuador, y ahora de nuevo Nicaragua con una pareja presidencial que
no sabremos en qué va a acabar. ¿Será que este es el autoritarismo por el cual
los jóvenes no se sienten a gusto con el liderazgo? También es cierto que ante
estas viejas prácticas, poco espacio se les ha dado a los jóvenes, ya que a las
viejas generaciones les da miedo soltar las decisiones.
Por mientras Alberto y José Luís
apuestan por impulsar la capacitación en toda la región, con la metodología de
la Universidad de Harvard. La próxima semana hablaremos del camino de los
jóvenes dentro del liderazgo.
Cuando esta columna esté
publicada, ya sabremos quién es la próxima o el próximo presidente de los
Estados Unidos y estaremos seguro, en la rebatinga y discusión nacional del
futuro de la relación.
Marco V. Herrera-Estratega,
innovador y experto en asuntos públicos. Fundador de Grupo Public y
conferencista. Su pasión es el análisis político, los modelos de negocio y el
futuro de la humanidad.
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