En una
semana la TV de EU transmitió dos finales de fotografía
FORBES- 9 de noviembre de 2016
La noche del ocho de noviembre
también estuvo llena de emoción, de zozobra y de tensión, no estaba en juego el
título de la Serie Mundial, lo que se jugó fue el futuro de Estados Unidos.
Hace apenas unos días los
televisores en bares y restaurantes de Boston sintonizaban los aguerridos
juegos de la Serie Mundial, en la que los Cachorros de Chicago y los Indios de
Cleveland pelearon hasta el final por el gallardete. Ahora, los mimos aparatos
transmitían una gran final, la lucha por la Casa Blanca. En una semana, dos
finales de fotografía.
En el edificio Sever en la
Universidad de Harvard tiene aulas donde los estudiantes hablan de varios
temas, desde conceptos económicos hasta clases de idiomas como el swahili. Un
grupo de estudiantes latinos organizó un evento para seguir las incidencias de
las elecciones presidenciales, sin duda, las más controvertidas y competidas en
la historia de Estados Unidos.
“Espero poder ver a la primera
presidenta de Estados Unidos”, comenta Yesenia Jiménez, quien nació en Alabama,
pero de familia oriunda de Guanajuato. Está nerviosa y no lo puede evitar. No
encuentra una posición cómoda. Mientras está sentada, columpia el pie y anuda
los dedos de sus manos. Se le nota tensa. Reconoce que aunque gane Clinton, hay
mucha gente que apoya a Donald Trump. “Estos seguidores no se van a esfumar aún
con una victoria de Clinton, van a seguir siendo un sector de la sociedad
estadounidense”, reconoce.
Para resistir la larga jornada
electoral, algunos de los estudiantes convocados llegan cargando cajas de
pizza, pero lo que atrae la atención con las jarras llenas de agua de horchata.
Se escucha el español y el inglés en esta aula del primer piso, convertida en
centro de observación electoral. Hay risas y conversación, convivencia animada
entre casi todos ellos, aunque algunos prefieren permanecer aislados, como
asimilando cada uno de los resultados que se transmiten por la televisión.
Clinton arriba, Trump abajo, Clinton abajo, Trump arriba, como si ambos
aspirantes a la presidencia estuvieran montados en un carrito de feria sobre
una vertiginosa montaña rusa.
“Voté la semana pasada, pero
igual estoy bien nervioso”, cuenta Arturo Nava, un estudiante ya graduado desde
el 2015. Arturo sueña con un futuro en el sector público y mucho de ello
depende ahora de los resultados electorales. “Esta elección me ha mostrado que
no puedo dudar de mí mismo, me ha motivado para considerar un carrera en el
servicio público y quizá ser candidato un día”. Tras su comentario, suelta una
risa sonora.
Aunque la mayoría de los
estudiantes aquí son de descendencia mexicana, también los hay otros de otras
naciones latinoamericanas.
Rebecca Stout, una estudiante en
su segundo año en la universidad, vino porque es buena amiga con muchos
estudiantes en asociaciones latinas. Se le nota muy nerviosa, pero cree en una
victoria para los demócratas. “Si Clinton gana, representa que el país no va a
hacer un tropiezo hacia el pasado”.
Rubén Reyes, de ascendencia
salvadoreña, pero criado en San Antonio, estudia historia y literatura en
Harvard. Es un miembro activo de la Asociación de los Demócratas de Harvard.
“Siempre he estado con Clinton”, afirma, “tiene fallas, obvio, pero en cuanto a
experiencia, nadie le gana.”
Cuando sale la noticia a las 8:41
pm en CNN que Florida, uno de los estados más importantes, puede ser de los
demócratas o los republicanos, la tensión en el salón aumenta. Los estudiantes
se ven pensativos pero el silencio delata el nerviosismo.
Hay un originario del pequeño
pueblo de Manuel Villalongín, Michoacán. Es Fernando Moreno. Creció en Los
Ángeles y recuerda la historia de su familia. Su abuelo vino durante el
programa bracero y su padre obtuvo la ciudadanía bajo la amnistía de Ronald
Reagan. “Le dieron una identificación uno de los dos días que fue a la
preparatoria y con eso fue suficiente para obtener su ciudadanía”, recuerda.
Fernando, aunque ya es ciudadano
estadounidense, siente temor por sus compañeros que no gozan la misma
situación. “Hay gente en Harvard que no entiende la vida de otros alumnos,
particularmente de los latinos. Hay mucho en juego para ellos hoy y esta
elección los va afectar de manera muy directa, especialmente después de los
comentarios de Trump”.
La noche de ayer, la del 8 de
noviembre también estuvo llena de emoción, de zozobra, de tensión. Ahora no
estaba en juego el título de la Serie Mundial, el que obtuvo con garra el
equipo de Chicago, tras siete juegos. Ahora lo que se jugó fue el futuro del
país, de la potencia mundial.
*Humberto Juárez Rocha, es Editor
de Harvard Political Review
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