El mercado ‘milagro’ de 52,000 mdd
Forbes - miércoles, 1 de abril de 2015
¿Quién no ha estado tentado a desdibujar las
arrugas en su rostro? ¿O a aumentar su energía? La industria de los suplementos
alimenticios generó más de 52,000 mdd en 2014 en todo el mundo. Los mexicanos
los consumen, y mucho, pero, sorpresa, muchos de estos productos parecen
recetas de cocina.
Los Ángeles, California.- “Hay algo de arte en
construir un sabor en tu mente y aplicar los ingredientes que tienes para
reconstruirlo, y así obtener lo que deseas”, dice John Smythe, cuyo trabajo,
después de graduarse en la universidad como químico, se centra en construir
perfiles de sabores en una empresa de suplementos alimenticios.
En este momento está ideando el sabor de un
producto que fortalecería al sistema inmunitario. La base de ese producto se ve
amarillenta; al comerla se siente terrosa y sabe agria. Ya que está
conformada por vitaminas, minerales y fibra, no sabe a comida. Así que la
labor de Smythe y su equipo es crear una fórmula que le dé a esta “irreconocible”
base características análogas a las de un alimento.
En una industria con un valor global de 52,128
millones de dólares (mdd) en 2014, según un análisis de mercado de Euromonitor
International, los fabricantes tienen que ir un paso más allá de lo nutritivo
hacia lo sabroso e, incluso, apelar a un regreso a lo básico: lo natural. Para
ello, las características otorgadas por los expertos en sabor muchas veces
“visten de naturaleza” a las bases.
Director de Investigación y Desarrollo
Sensorial es el cargo que Smythe ostenta. Además de la licenciatura en Química,
tiene estudios de posgrado en Ciencias Sensoriales de los Alimentos por las
universidades de California en Davis y Cornell.
Pero, ¿cómo puede ser ciencia algo tan
subjetivo como el sabor y las preferencias? Smythe despacha en un laboratorio
organoléptico (donde “todo puede percibirse por los sentidos”). Allí, para
evaluar y predecir el éxito de un nuevo producto, realiza análisis a través de
los cuales da a probar muestras a cientos de usuarios para predecir si el
“producto” tendrá o no éxito en el mercado. Además, tiene un equipo entrenado
en análisis sensorial para asegurarse de que sus líneas de productos siempre
tengan los mismos sabores y olores, año con año.
Aunque la tendencia es utilizar los
ingredientes que se anuncian en el nombre o en las imágenes (etiqueta y
publicidad) del producto, el uso de algunos alimentos puede resultar
conflictivo para la industria. Por ejemplo, las nueces o el huevo son alérgenos
comunes y si se utilizan en una planta de producción todo lo que se procese en
la misma podría resultar contaminado, lo cual lo haría incomestible para una
parte de la población.
Mediante una técnica llamada WONF (siglas en
inglés para “con otros sabores naturales”) puede “fabricarse” el sabor de la
nuez con ingredientes como el sésamo. Smythe explica: “Piensa en la almendra.
El sabor más común para recrear el gusto de almendra es el benzaldehído, que se
encuentra en el amareto y también en las cerezas en alta concentración. Puedes aislar
las fracciones activas del sabor de tu material inicial y encontrar materiales
idénticos en otros ingredientes naturales, para crear un perfil de sabor que
sea comparable a tu objetivo, sin utilizar ningún material de ese objetivo”.
Ahora, tal vez te preguntes: ¿cómo se recrea el
sabor a fresa? “Con la fresa nunca tendrás éxito, porque es un sabor tan
complejo que tiene como 400 componentes activos de sabor. Es financieramente
inviable intentar hacerlo con otros sabores naturales”, apunta Smythe.
A pesar de su formación científica, el
laboratorista insiste en que su trabajo “es un poco un arte, no es totalmente
una ciencia”.
Gato por liebre
A pesar de los grandes recursos que las
empresas de suplementos alimenticios invierten en los gustos del público, una
industria que actualmente en México genera 892 mdd, según datos de la Comisión
Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), no se sostiene
sólo de buenos sabores. La gente espera, a cambio de su gasto en suplementos
alimenticios, un beneficio en su salud.
En farmacias y tiendas naturistas es posible
encontrar una enorme variedad de opciones…, pero pocas garantías. Esto genera
desconfianza en el consumidor al detalle y fomenta la venta directa. “Menos de
1% de las ventas de suplementos alimenticios en México son por Internet,
porque hay dudas sobre la calidad y la seguridad del producto. Cuando la gente
compra de una persona que ya conoce, tiene más confianza en el producto”,
explica Amanda Bourlier, analista de mercados en Euromonitor.
Esta desconfianza no carece de fundamento, ya
que en México el mercado informal de productos milagro disfrazados de
suplementos alimenticios está valuado en 29.6 mdd, equivalente a 3% de la
industria de suplementos, según Cofepris. De acuerdo con los especialistas, no
hay forma infalible de verificar la legitimidad o eficacia de un producto antes
de comprarlo.
“El suplemento alimenticio no requiere de un
registro sanitario para su venta, por eso no van a encontrar un aval de la
Cofepris”, explica Álvaro Pérez Vega, comisionado de Operación Sanitaria de la
Cofepris. La regulación sanitaria indica que el control de los suplementos
alimenticios en México es posterior a su venta. “Para que el producto esté en
el mercado, el particular debe presentar un aviso de funcionamiento de la
planta o del establecimiento donde se produzca el suplemento alimenticio. Con
eso ya, en términos regulatorios, puede empezar a producir”.
Entonces, ¿cómo elegir un producto? “Hay
suplementos que dicen que son mejores que cualquier medicamento. El que te dice
que te va a curar, que va a prevenir, es obviamente un producto ‘milagro’ que
no ha pasado por ninguna regulación y en cualquier momento se va a asegurar”,
dice Pérez.
Y los legítimos, ¿funcionan?
Más allá del riesgo de fraude y daños orgánicos
que se han documentado en revistas médicas, el uso de estas sustancias es
cuestionado por la comunidad científica: “Algunas de estas empresas tienen un
sistema muy bueno de marketing y de propaganda, y mucha gente confía en estos
compuestos. La gente tiene muchas veces conceptos muy distorsionados sobre
aspectos científicos. Es parte del signo de los tiempos. Algunas industrias
utilizan una mezcla de aspectos científicos y no científicos para comercializar
sus productos y, a veces, con terminología científica, están promocionando
compuestos carentes de base científica”, dice el doctor Eliseo Guallar,
investigador y profesor de Epidemiología y Medicina en el Centro Welch para la
Prevención, Epidemiología e Investigación Clínica de la Escuela de Medicina
Johns Hopkins.
Guallar publicó el artículo “Ya es suficiente:
Dejen de desperdiciar dinero en suplementos de vitaminas y minerales”, en
diciembre de 2013 en la revista médica académica Anales de Medicina Interna,
del Colegio Americano de Médicos. En dicho artículo, el epidemiólogo se apoya
en tres estudios científicos para argumentar que, en los países donde no se
registran altos niveles de desnutrición, el consumo de suplementos de
betacaroteno, vitamina E y posiblemente altas dosis de vitamina A puede
resultar dañino; mientras que los antioxidantes, el ácido fólico, las vitaminas
B y los multivitamínicos y suplementos con minerales son inefectivos para
prevenir la mortandad o las enfermedades crónicas.
El artículo de Guallar revivió un viejo debate
y provocó múltiples reacciones de la comunidad científica y profesionales de
la salud, tanto a favor como en contra.
Guallar aclara que no está en contra de los
nutrientes, sino de la forma como pretendemos obtenerlos: “Obviamente las
vitaminas y los minerales son importantes, esenciales y los necesitamos todos.
La idea es que tenemos que consumirlos con la dieta y no está claro por qué
tendríamos que tomar pastillas adicionales”.
“Si nos faltaran nutrientes, sería
relativamente fácil hacer estudios y experimentos donde se viera que con una
cierta suplementación se corrige algún tipo de defecto fisiológico u orgánico
que a falta de estos nutrientes se está produciendo y esos datos simplemente
no existen”, argumenta Guallar.
El presidente del Colegio Mexicano de
Bariatría, David Montalvo, coincide en que, si bien los suplementos pueden
generar beneficios en la salud, no todas las personas necesitan tomarlos y su
consumo incluso puede resultar dañino para algunos. Por ejemplo, “el Omega 3
puede tener una acción para reducir el colesterol, pero también tiene una
acción anticoagulante y si me someto a una cirugía puede representar un
riesgo. Además, tiene el efecto de bajar la presión arterial, por lo que puede
provocar hipotensión arterial; también inflamación intestinal y colitis”.
El Bariatra explica que en ocasiones prescribe
suplementos a sus pacientes, pero si la persona no tiene problemas médicos lo
mejor es buscar una alimentación bien balanceada y lo más natural posible, sin
tomar muchas sustancias industrializadas.
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