La muerte del administrador de
inversiones
FORBES- 21 de agosto de 2017
Durante los últimos 15 años, el
92% de los fondos administrados activamente no lograron generar rendimientos
por encima de los mercados contra los que se mide su desempeño.
Recientemente escribí acerca de
uno de los deseos póstumos de Warren Buffet -Grand Master entre los mejores
inversionistas modernos, experto en la selección individual de acciones-, y que
fue publicado en su tradicional carta anual a los accionistas de Berkshire
Hathaway:
“Mi consejo para el ejecutor de
mi testamento no podría ser más sencillo: Poner el 10% del efectivo en Bonos
del Tesoro a corto plazo y el 90% restante en un fondo indizado al S&P 500
de muy bajo costo (sugiero los de Vanguard). Creo que los rendimientos a largo
plazo bajo esta política serán superiores a los alcanzados por la mayoría de
otros inversionistas, ya sean fondos de pensiones, instituciones o individuos,
que a su vez emplean administradores profesionales de alto costo”.
Esta declaración seguramente puso
de cabeza a más de un administrador profesional de fondos. El expense ratio del
fondo Vanguard S&P 500 referido por Buffet es de tan solo 0.04% anual. Debe
aclararse que dicho fondo es un ETF -o
Exchange-Traded Fund por sus siglas en inglés- administrado pasivamente, es
decir, trata de replicar el rendimiento del S&P 500 mediante la compra
ciega y proporcional de las acciones de las empresas que lo conforman, sin
mediar análisis bursátil alguno… y cuando el costo promedio de administración
de los fondos administrados activamente se sitúa alrededor del 1.6% anual, es
decir, 40 veces más. Alguien razonablemente diría: “Bueno, sin duda cuesta
mucho más invertir en un fondo administrado activamente pues su desempeño
seguramente será muy superior al del mercado, ya que está administrado por
profesionales expertos que tienen maestrías y doctorados, correcto?” Wrong.
Durante 2016, solamente uno de cada tres fondos activos en Estados Unidos
mostró un rendimiento superior al del S&P 500. Pero aun así suena que hay
buenas posibilidades de ganarle al mercado, ¿No es así? Wrong again. Para los
inversionistas de largo plazo (por ejemplo, los fondos de pensiones o las
aseguradoras) la siguiente estadística es demoledora:
Durante los últimos 15 años, el
92% de los fondos administrados activamente no lograron generar rendimientos
por encima de los mercados contra los que se mide su desempeño.
Esto simplemente significa que en
tiempos recientes los administradores de fondos han ganado más dinero que sus
propios inversionistas, siendo estos últimos los que han corrido los riesgos de
mercado. Me recuerda a los volados que jugábamos de niños: “Si cae águila,
gano; si cae sol, pierdes”.
Esto tiene a muchos
inversionistas furiosos. El propio Buffet escribió a sus inversionistas en
2016: “Cuando trillones de dólares son manejados por Wall Street cobrando
comisiones elevadas, generalmente serán los ejecutivos quienes cosechen
ganancias desmesuradas, no los clientes”.
Esta desmesura con la que los
fondos de cobertura (hedge funds) cobran comisiones a sus clientes tiene sus
orígenes en la fórmula “2 y 20” iniciada por el legendario KKR hace varias
décadas, es decir: Cobrar el 2% del total de los activos como honorarios por
administración, y también cobrar el 20% de las ganancias que se obtengan (Fun
fact: Esta fórmula no tiene nada de sofisticado, y según lo cuenta Henry Kravis
-socio fundador de KKR y pionero de la industria de hedge funds- tiene su
origen en el negocio petrolero en Oklahoma y Texas, en donde comúnmente el
operador invertía el equivalente al 25% del costo del pozo y ofrecía al
inversionista del 75% restante tan sólo dos tercios de las ganancias,
quedándose así el operador con un tercio de la utilidad a cambio de solamente
una cuarta parte de la inversión. Kravis simplemente redondeó este 25% a 20%
cuando arrancó KKR).
Esta combinación de altos gastos,
en un entorno de rendimientos pobres, han diezmado a la industria de
administradores profesionales de fondos: Solamente en 2016, los inversionistas
redimieron (retiraron) 199 billones de dólares de fondos activos de largo
plazo, provocando el cierre y liquidación de 1,057 fondos en el año.
Por el contrario, durante 2016
los ETFs crecieron el valor de sus activos en 423 billones de dólares,
reflejando el mindset de los inversionistas que están cansados de pagar por
ver. Sin embargo, el crecimiento acelerado de los ETFs y la inversión pasiva en
su conjunto representa un nuevo paradigma que tiene preocupados a muchos
economistas y observadores del mercado, existiendo un complejo debate acerca de
este tema. Ya hablaremos de esto en una entrega próxima.
*Juan Fernández es CFO de
Engenium Capital
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