El asombroso negocio del coaching
FORBES 15 de agosto de 2017
Muchos que creen que el coach
debe trabajar gratis o cobrar poco porque es su obligación ayudar de forma
desinteresada. Si eres los que creen esto, este texto no es para ti.
Vivimos en tiempos interesantes.
Hoy se puede decir que el mercado se ha sofisticado y diversificado más que
nunca. Lo que antes era el mercado de, por ejemplo: los jóvenes, hoy son
cientos o miles de nichos diferentes.
Lo que antes era el mercado
automotriz, hoy se ha convertido en un juego de estrategia con cientos de
jugadores en el tablero y una enorme diversidad de consumidores, deseos,
necesidades y motivadores.
Lo que antes era el mercado del
hogar, lo mismo, cientos de marcas distinguiéndose de las otras por sutiles
rasgos y líneas semi-invisibles que en más de una ocasión se tocan sin saberlo
siquiera.
Y lo mismo pasa con todo. El
mundo de la moda, el mundo de la tecnología, la salud, los bienes raíces, los
servicios profesionales, los alimentos. La oferta y la demanda son en este
momento dos extremos opuestos de esta máquina de movimiento perpetuo, que lejos
de ralentizarse, cada día se acelera más.
Y hay un mercado que para mí es
particularmente interesante: el mercado de los servicios profesionales de
coaching.
Pero a todo esto… ¿Qué es el
coaching?
El coaching, lejos de lo que
muchos creen es una disciplina o más bien una serie de disciplinas que resultan
en una dinámica en que un facilitador abre nuevas posibilidades en la mente del
coachee.
El trabajo del coach a veces se
confunde con el trabajo del psicólogo, o del maestro, o del capacitador o
inclusive del motivador.
El coaching es otra cosa, y el
negocio del coaching es uno de los fenómenos de mercado más fascinantes de
nuestros tiempos. Una de la conversación más activa que escucho todos los días,
es la que gira en torno a las preguntas ¿El coach debe cobrar? ¿Cuánto? ¿Cómo?
Y para responder estas preguntas
voy a hacer dos distinciones clave que son indispensables para comprender el
coaching, más que como profesión, como negocio, el asombroso negocio del
coaching.
Sobre el propósito y la
responsabilidad social
La verdad es que como sociedad no
somos tan vanguardistas como creemos. Aunque no lo creas aún hay gente que
tiene malas creencias sobre el dinero. Lo más curioso es que son muchas veces
los mismos que comparten imágenes en Facebook sobre visualizar, declarar y
tener éxito.
Muchos desean el éxito en
negocios, pero disocian que el único éxito que la empresa persigue es el éxito
en utilidad. El resto son distracciones.
En el asombroso negocio del
coaching las cosas no son diferencias. El coach como profesional debe perseguir
el objetivo de ayudar a sus coachees a desarrollar su máximo potencial, pero al
mismo tiempo el coach como propietario de su negocio de coaching debe
asegurarse de generar la mayor utilidad posible con esta práctica.
Muchos creen que el coach debe
cobrar poco. No se dan cuenta de que el dinero es uno de los más eficaces
catalizadores de la acción y el cambio.
Un coach que trabaja con una
persona o un grupo, y les cobra poco o nada para ayudarlos a atravesar sus
barreras y generar quiebre, lo más seguro es que en la norma tenga resultados
aceptables.
En cambio, un coach que cobra
precios altos por su trabajo y su práctica, lo que conseguirá es que el coachee
se comprometa más que nunca con su propio crecimiento; finalmente hay mucho
dinero en juego y “hay que hacer que valga la pena”. ¿Se entiende?
Nada, óyeme bien. Nada compromete
a las personas como pagar bien por un producto o servicio.
Piénsalo. Tú mismo: ¿Qué valoras
más? ¿Un restaurante barato o un restaurante caro?
Independientemente de tu
respuesta, milenios de historia nos preceden. Es un hecho; como raza valoramos
más lo que nos cuesta que lo que no nos cuesta, y al valorar más un servicio de
coaching de un profesional, nosotros mismos como clientes aprovecharemos mejor
y tendremos mejores resultados.
¿Ves hacia dónde voy?
Sobre el modelo de negocio
Ok, el coach atraviesa sus
propias creencias limitantes y empieza a visualizarse como un agente de cambio
que aporta tremendas cantidades de valor a sus clientes, y como tal debe ser
retribuido.
Ahora la pregunta es: ¿El coach
está preparado en negocios, administración y finanzas para convertir su trabajo
freelance en una empresa consolidada con potencial de crecimiento, y
escalamiento en donde hacia el final de su vida pueda dejar un legado a su
familia y su comunidad?
Lamentablemente en el 90% de los
casos la respuesta es no, el coach no está preparado. El motivo es muy
sencillo. La mayoría de los coaches aprenden de una de dos formas:
De otro coach, que en general,
simplemente por cuestiones generacionales no se ha preocupado por ver su
práctica no como un empleo o un autoempleo, sino como un negocio.
De una certificación. Es
absolutamente trágico, todos los días se acercan a nosotros coaches para
preguntarnos si nosotros podemos certificarlos como coaches.
Mi respuesta es siempre la misma:
¡no necesitas una certificación para trabajar como coach!
Por supuesto esta es una creencia
que a las instituciones internacionales no les conviene cuestionar, finalmente
de eso viven, de dar algún tipo de entrenamiento y un documento que avala al
coach que ya puede trabajar.
Estoy aquí para decirte que
algunos de los mejores coaches que yo he conocido no están certificados.
Pero eso no es lo peor de todo.
Lo peor es que el coach que se entrena con una de estas certificaciones
tradicionales de coaching, ¡aprende muy poco sobre el trabajo del coaching, y
aprende prácticamente nada sobre el negocio como tal!
Lo que tenemos como resultado son
generaciones y generaciones de profesionales que creen que saben cuando en
realidad no saben, y que además de no saber trabajar, no saben hacer crecer un
negocio redituable.
El negocio del coaching, cuando
se hace bien es asombroso, no solamente para el coach, sino para toda la
comunidad a su alrededor. Empleados, coachees, aprendices y más.
Todo empieza con un cambio de
visión: dejar de ser freelance y empezar a ser dueño de una empresa.
Le sigue la tarea de construir un
modelo de negocio previsible, ambicioso y con objetivos en el largo plazo.
¿Los resultados?
El coach cuando empieza a ser
empresario y dueño de su propio negocio, descubrirá que ayudar a las personas y
tener ingresos extraordinarios no sólo no está peleado, sino que es el
principio de la simbiosis que echa a andar el libre mercado como lo conocemos.
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