Necesaria diversificación comercial hacia la
UE
FORBES- 31 de mayo de 2018
Tras acordar en el Tratado de
Libre Comercio entre la Unión Europea (UE) y México (TLCUEM) no cambiar los
términos generales del futuro TLCUEM, México tiene una oportunidad para bajar
su dependencia comercial de los Estados Unidos. De hecho, el futuro TLCUEM abre
el mercado europeo a productos mexicanos, como el jarabe de agave, el plátano,
la fresa y el jugo de naranja que se podrán exportar sin aranceles desde México
a la UE a partir del año 2020, futura entrada en vigor. Lo más complicado viene
ahora por parte europea y es la ratificación por cada congreso de los 27
países, tras el Brexit, de la UE.
Aunque es positivo para México la
eliminación de aranceles, no hay que lanzar las campanas al vuelo en el caso
del plátano por la protección de los plataneros canarios en el mercado español,
al estar las plataneras situadas en una región ultraperiférica europea. Pese a
ello, la producción europea es deficitaria, por lo que el plátano tiene una
buena entrada en el mercado, a través de los más de tres millones de empresas
que configuran el subsector de la distribución con base alimentaria en la UE,
destacando las grandes cadenas comerciales europeas.
La fresa mexicana es otro
producto sin aranceles en su exportación hacia la UE. Según José Luis
García-Palacios, presidente de Interfresa, que agrupa a más de 400 empresas, lo
que representa al 95% de los productores españoles, “la fresa tiene el
transporte como elemento limitante”, por lo que idealmente ha de madurar en la
planta para maximizar la calidad. España el primer productor europeo por
delante de Polonia y Alemania, y el primer exportador del mundo con más de
7,000 hectáreas de cultivo, y el éxito ha venido por la constante innovación
con la mejora genética del producto con la introducción de variedades de ciclos
más largos con maduración en la planta, lo que da una mayor calidad, mediante
mejoras en los análisis por cromatografía para estudiar el contenido en
azúcares y ácidos, componentes esenciales de la calidad organoléptica y
nutricional del producto. El consumidor europeo se mueve por la calidad y no
tanto por el precio, por lo que prefiere que la fresa madure en la planta y
está dispuesto a pagar un sobreprecio por ello.
Otro producto beneficiado es la
miel. Aunque existen más de 17 millones de colmenas en la UE, lo que la
convierte tras China en el segundo productor del mundo con 237,549 toneladas
anuales, siendo España el primer productor, Europa es deficitaria en la
producción de miel por la alta mortalidad de las abejas por el gran uso de
pesticidas en la agricultura y a la pérdida de su hábitat por el cambio
climático. Esto abre una oportunidad para la miel mexicana, siendo deseable que
se diferencie por su denominación de origen y, sobre todo, por su calidad. La
UE con más de 200,000 toneladas es el principal importador de miel del mundo,
de las que 20,000 toneladas son de México.
El atún es otra oportunidad para
México al estar muy esquilmados los caladeros de atún del Atlántico Norte que
son explotados por portugueses, irlandeses y españoles. También el queso
constituye otra gran oportunidad al haberse solucionado las denominaciones de
origen en la industria quesera. Sin embargo, sugiero a los productores
mexicanos que tengan denominaciones propias para diferenciarse de las europeas
y que las protejan con sellos de calidad y de origen, lo que también vale para
otros productos. De esta manera, podrán conquistar a un consumidor europeo
guiado por la novedad y la calidad del producto, más que por el precio. Los
queseros españoles, franceses e italianos lo saben bien. De ahí que la
innovación sea constante en sus productos, teniendo muchas veces el monopolio
de los mismos.
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