Investigación, desarrollo e
innovación, el desafío
FORBES- 31 de mayo de 2018
Falta el compromiso que debería
ser asumido por toda la clase política para que, a nivel de políticas públicas,
se adopte la I+D+i, como parte de una visión del Estado.
Recientemente tuve la oportunidad
de visitar Silicon Valley, en San Francisco, California, que aloja a muchas de
las mayores corporaciones de tecnología del mundo y a miles de startups.
Visitar Google, Facebook, Hewlett-Packard, entre otras, fue una gran
experiencia que me confirmó lo relevante que es tener un Estado con la visión
de incentivar a las empresas que se dedican a la tecnología.
El reto más importante que tiene
un país es establecer en sus planes nacionales de desarrollo una eficiente
política de Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+i), pero en definitiva
es una de las áreas donde es muy poco lo que se puede exhibir.
Recientemente fue publicada una
información que explicaba que República Dominicana cuenta sólo con 26 patentes
de invención nacionales (Diario Libre, 5 de febrero de 2018). Esto confirman
los datos del Índice Global de Innovación 2017, que establece que el país ocupa
el lugar 79 de 127.
La Constitución de la República,
en su artículo 52, dispone que: “se reconoce y protege el derecho de la
propiedad exclusiva de las obras científicas, literarias, artísticas,
invenciones e innovaciones, denominaciones, marcas, signos distintivos y demás
producciones del intelecto humano por el tiempo, en la forma y con las
limitaciones que establezca la ley”.
De todos los derechos de
propiedad intelectual, el más riguroso es el derecho de patente de invención,
por lo que implica y por lo que comprende. Al constituir el epicentro del
desarrollo productivo, industrial y tecnológico del mundo, las patentes forman parte
de la investigación, el desarrollo y la innovación de un país.
Queda mucho por hacer y avanzar
en la apuesta por la I+D+i. Me consta que desde el sector privado se han
desarrollado iniciativas encomiables, y que desde algunas plataformas
municipales y oficiales, se premia la innovación. De hecho, existe el Fondo
Nacional de Innovación y Desarrollo Científico y Tecnológico (Fondocyt),
adscrito al Viceministerio de Ciencia y Tecnología, que es un paso importante.
Pero falta el compromiso que debería ser asumido por toda la clase política
para que, a nivel de políticas públicas, se adopte la I+D+i, como parte de una
visión del Estado, en donde existe total abandono y descuido a esta parte
fundamental del desarrollo.
En el país hay mucho talento
investigador y científico que prefiere autoexiliarse, dada la poca atención que
recibe de manos del Estado. No es que, de la noche a la mañana, invirtamos lo
mismo que países desarrollados como Suiza, Suecia, los Países Bajos o Estados
Unidos, pero sí que veamos lo que ocurre en naciones similares a la nuestra,
como Costa Rica, que ocupa el lugar 53, que ya para el 2012 invertía el 0.46%
de su PIB en I+D+i.
Cabe preguntarse: ¿Por qué
nuestro país no pudiera ser igual o mejor que Costa Rica, en donde la economía
de exportación de “aplicaciones informáticas” o “apps” genera más que las
exportaciones de café? ¿Por qué en nuestro país no se ha instalado una de las
plantas procesadoras de chips como sucedió en Costa Rica? ¿Por qué no hemos
diversificado nuestra cartera de potencialidades hacia la manufactura
informática?
Por supuesto que República
Dominicana tiene muchos problemas y prioridades de primer nivel, sobre todo en
el ámbito de la institucionalidad y la transparencia. Estos son dos aspectos
que los inversionistas tienen muy en cuenta al momento de invertir en una
nación, incluyendo la seguridad jurídica.
Lo que no podemos dejar pasar es
la gran cantidad de jóvenes que están deseosos de trabajar en el mundo de la
innovación y, antes de que sea muy tarde, es hora de pensar en I+D+i.
Sobran los motivos, ya que
estamos perdiendo parte de nuestro capital humano, porque no será posible la
necesaria transformación de nuestro tejido productivo si no invertimos en este
terreno ahora. Por lo tanto, más que palabras, lo que necesitamos ahora son
hechos.
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