¿Le estamos quitando a los niños
el derecho a la privacidad digital?
FORBES- 1 de mayo de 2018
En México el 30 de abril se
celebra el día del niño y seguramente veremos las redes sociales inundadas de
fotografías que orgullosos padres comparten de sus retoños en este día… ¿Pero estamos en lo correcto al
hacerlo?
El avance de la Transformación
Digital en el mundo cotidiano ha traído cambios insospechados en varias aristas
de nuestra vida.
Antes las fotografías (entre
otras evidencias de nuestra vida) estaban destinadas a vivir en nuestros
álbumes físicos y sólo ser mostradas a los familiares y amigos que iban a
nuestro hogar y con quienes queríamos compartir esos momentos.
Sin embargo, con el auge de las
redes sociales, tanto papás millennials que crecieron con este cambio de
paradigma en la vida digital, como sus padres Gen X o Baby boomers y los padres
de ellos (ahora abuelos y bisabuelos conectados), que han aprendido a usar y
seguirlos en redes sociales han empezado a compartir con alegría los primeros
pasos de estos niños con sus amigos en redes sociales… y usualmente, con
cualquier otra persona que pueda tener acceso a ellas debido a las cambiantes
configuraciones de privacidad en estas plataformas.
Si quisiéramos indagar si la
sobreexposición de nuestros niños en redes sociales es un tema de seguridad,
Facebook e Instagram tienen recomendaciones específicas para padres; mientras
que en la política de privacidad de Twitter también hay algunas revelaciones
que pueden servirte.
También puedes leer: Por qué
todos se equivocan acerca del PS Vita
La privacidad digital: un derecho
que no conocíamos
Pero lo que yo quiero comentar en
esta ocasión, es si por medio de esta sobreexposición no estamos quitándole a
los niños un derecho propio de esta Era y en el que nosotros no tuvimos que
pensar: el derecho a una vida digital intacta. Si lo reflexionamos, todos los
que estamos leyendo esto decidimos cuándo y de qué manera quisimos iniciar
nuestra vida digital: con nuestra primera cuenta de correo electrónico y los
primeros pasos en incipientes redes sociales.
Ahora, al contrario, les estamos
negando a los niños esa posibilidad, de llegar a la edad adulta o adolescente
con una vida digital en la que ellos decidan qué es lo que quieren tener ahí
arriba.
Si queremos verlo en términos más
simples, pensemos en la fotografía de nosotros mismos que nos avergüenza, todos
tenemos una y hemos hecho hasta lo imposible para que no llegue a los ojos de
personas ajenas a nuestro núcleo familiar.
Y a los niños de ahora les están
construyendo, sin su permiso, un acervo digital en el que hay todo tipo de
imágenes de ellos, incluidos ese tipo de fotografías.
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