Las ventajas del “no” durante las
negociaciones
FORBES- 14 de marzo de 2019
Si alguien te dice que
"no", serás capaz de preguntar las razones que motivan ese “no”. Es
una gran oportunidad de entender las preocupaciones reales de tu interlocutor.
Aprovéchalo a tu favor.
Solemos pensar que una
negociación exitosa ocurre cuando alguien más nos dice “sí” a lo que
proponemos. Y en un acercamiento inicial a la negociación, eso es verdad. Pero
esa concepción, ha tenido como consecuencia natural ver al “no” como un fracaso
en la negociación. Y la realidad, es que recibir un “no” es un diamante en
bruto que bien manejado puede llevarnos a una negociación exitosa. ¿Y cómo se
puede manejar bien un “no”? Sigue leyendo.
Lo primero es quitarle al “no” el
significado negativo que le damos en una negociación. Al contrario, el “no” es
la antesala del “sí”, y puede significar muchas cosas más que simple rechazo.
El “no” puede significar, entre otras cosas:
Que la persona no está lista
Que la persona está incómoda
Que la persona no comprende
Que a la persona le falta
información
Que la persona quiere hablar con
alguien más
En efecto, el “no” muchas veces
no es el final de una negociación, sino el principio y, por lo tanto, estas son
las cuatro ventajas de encontrarte con un “no” en una negociación:
Alivia la tensión: Si le permites
a tu contraparte decir que “no”, relajarás el ambiente. El “no” brinda
seguridad, es una decisión cómoda porque no cambia las cosas. Distinto del sí,
que detona el cambio y da miedo. Piensa cuando te ofrecen una tarjeta de
crédito nueva y dices que “no”. Es la respuesta fácil y segura. Así tu
contraparte. Y a partir de esa comodidad y seguridad, trabajas.
Centra a los negociadores en las
preocupaciones reales: Si alguien te dice que “no”, serás capaz de preguntar
las razones que motivan ese “no”. Es una gran oportunidad de entender las
preocupaciones reales de tu interlocutor. Aprovéchalo a tu favor y explota la
oportunidad de entender los intereses de la persona con quien negocias y
ofrecerle soluciones y satisfactores a esos intereses que te permitan resolver
exitosamente tu negociación.
Te coloca en su mundo y te saca
del tuyo: Solemos negociar con la mente puesta en nuestra propia agenda en
nuestra realidad, en lo que nos mueve e interesa a nosotros y así negociamos y
reaccionamos. Cuando alguien te dice que no, te abre la puerta a su mundo, a
ser más empático y genuinamente curioso por conocer lo que hay detrás de ese
muro de dos letras.
Permite tomar decisiones
informadas: Hay un riesgo de que la gente diga que sí a la primera. Que el si
no sea sincero y se arrepientan después. Así que está en tus intereses que eso
no ocurra y que, por el contrario, la persona con la que negocias tome
decisiones informadas y sólidas. Tus acuerdos serán más duraderos.
De manera que, para convertirse
en un mejor negociador, es importante poner al “no” en su justa dimensión y
aprovecharlo para tus mejores resultados.
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