Economías emergentes: motor de crecimiento
FORBES- 11 de marzo de 2019
La gran dependencia de los países
emergentes por las materias primas genera gran vulnerabilidad en sus economías.
Unas economías que aportan el 80% al crecimiento económico mundial.
La posible retirada de inversores
en aquellas economías más emergentes de la región latinoamericana está
preocupando a organismos como el Fondo Monetario Internacional. Los grandes
riesgos a los que se está sometiendo la economía global y el miedo que ha
desencadenado la desaceleración de aquellas economías más desarrolladas podría
tener un significativo impacto en la economía de aquellas economías emergentes.
Y es que, con un 60% de peso en
el PIB Mundial, las economías emergentes son un gran potenciador de la
economía. En los últimos 30 años, las economías emergentes han ido ganando
terreno a las desarrolladas en la distribución del peso de las mismas en el
PIB. Según los datos del FMI, las economías emergentes han llegado a
posicionarse, en 2013, con un peso superior a las desarrolladas en el PIB
global.
Participación de los grandes
bloques económicos en el PIB Mundial
Tal es su peso en la economía,
que el 80% del crecimiento económico mundial depende de la actuación de estos
países en la economía global. Un gran peso que, contrastándolo con el que
tenían hace unas décadas, muestra un gran crecimiento de estas economías y un
claro motor de crecimiento económico para el planeta. Algo a tener en cuenta,
cuando se quieren llevar a cabo actuaciones que implique y tenga efectos
directos en estas economías.
Como se puede observar en la
gráfica, una muestra de la gran fuerza, y el peso, que poseen las economías en
vías de desarrollo y el fuerte impacto en la economía que tendría una caída de
las mismas. Es por ello que las actuaciones, como las llevadas a cabo por
Estados Unidos, no son las más correctas para estas economías. Más aún, cuando
vemos el empuje de estas economías al crecimiento económico mundial.
Las acciones llevadas a cabo,
como hemos dicho, no son las más correctas. América Latina, una región poseedora
de algunas de las principales economías emergentes del mundo, posee una gran
dependencia de la exportación de sus materias primas al exterior para continuar
con sus crecimientos. El desplome del precio de estas commodities y los
bloqueos de otras economías desarrolladas podrían llegar a asfixiar a estos
países, tan dependientes, como hemos dicho, de estas exportaciones.
Mientras que algunos países, en
los últimos años, han aumentado su dependencia en la exportación de materias
primas, si es cierto que la economía latinoamericana está mucho más
diversificada que hace una década. Países como México, son una muestra de cómo
se ha ido reduciendo el peso de este tipo de exportaciones, orientándose al
comercio internacional de otra serie de productos y servicios.
Esto no solo hace al país más
competitivo, sino que le da la tranquilidad de no depender únicamente de las
materias primas y la evolución de las mismas para sostener su crecimiento y su
economía. Una apuesta ganadora de México y que le está llevando a alzarse con
el primer puesto en el ranking de las economías hispanas con mayor crecimiento
a nivel global.
Otras economías latinoamericanas,
especialmente las de Centroamérica, también han orientado sus políticas de
exportaciones hacia la diversificación de las mismas. En los últimos años, pese
al crecimiento que han tenido los precios en las materias primas, muchos países
de Centroamérica se han centrado en diversificar sus exportaciones,
consiguiendo, al igual que México, poseer un crecimiento menos dependiente de
un solo factor.
En las últimas décadas, el
incremento de los precios en las materias primas, especialmente el de las
energías y metales, han llevado a economías, como Perú o Colombia, a cosechar
grandes crecimientos en sus economías. No obstante, el auge de estas materias
primas y la escasa diversificación que han realizado de su modelo exportador
las hace más vulnerables ante un desplome de los precios en las materias
primas.
Por esta razón, podemos
clasificar los países de la región latinoamericana en dos partes. Por un lado,
como hemos dicho, nos encontramos con Centroamérica y países como México, donde
han ido aumentando sus exportaciones de bienes y servicios, más allá de las
materias primas, y que están enfocando sus economías hacia los modelos más
desarrollados.
Por otro lado, tenemos las
economías del sur de Latinoamérica, las cuales, a día de hoy, son igual o más
dependientes de las materias primas que hace unas décadas, y, por consiguiente,
más vulnerables ante posibles shocks en los precios de las mismas. Unas
políticas que, de no convertirse, siempre representarán una gran vulnerabilidad
para sus economías.
En definitiva, si algo se puede
sacar de esto es el enorme peso que están ganando las economías emergentes, en
su conjunto, en el PIB Mundial. El gran peso de estas las ha convertido en un
motor de crecimiento para nuestra economía y, sin embargo, también son las más
castigadas por aquellos países más desarrollados. A esto hacía alusión Klaus
Schwab en Davos, pues de no darse un desarrollo inclusivo para todas las
economías, el crecimiento no iba a ser el óptimo para la economía global.
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