El agrandamiento económico
mundial se debilita
FORBES- 4 de marzo de 2019
Según el último informe WEO,
publicado por el Fondo Monetario Internacional (FMI), la economía sufrirá una
ralentización del 0,2% para el 2019; un 0,1% para 2020.
Como ya se ha podido leer en muchas
fuentes de información, la economía global se desacelera. Según el último
informe WEO del Fondo Monetario Internacional (FMI), el cual pronostica las
proyecciones centrales -ajustadas al entorno económico y político-, el
crecimiento de la economía mundial para este 2019 va a sufrir, como ya estamos
viendo, una desaceleración, reajustando los pronósticos.
Tras cosechar crecimientos del
3,7% durante el 2018 en la economía global, los pronósticos para 2019, que a
mediados de 2018 se encontraban en un ritmo superior al 4%; ahora, ante el
nuevo reajuste que ha realizado el organismo, estas previsiones indican ritmos
de crecimiento muy distantes de los pronosticados anteriormente. El crecimiento
para 2019 pronosticado se data en el 3,5%.
Según el informe, la economía
perdería un 0,2% de crecimiento para este año, debido principalmente a los
riesgos que están generando los auges proteccionistas y todas las barreras
comerciales entre China y Estados Unidos, así como las restrictivas condiciones
financieras. Una desaceleración que ya estamos percibiendo y que hace saltar
las alarmas en todo el mundo económico y político.
Proyecciones del crecimiento
mundial para 2019 y 2020 en el Informe WEO (FMI).
Para 2020, las perspectivas
pronosticadas parecen mejorar levemente. Según el mismo informe, para 2020 se
esperan crecimientos a un ritmo del 3,6%. Un 0,1% que, de igual forma,
indicaría el estancamiento del crecimiento económico. Un crecimiento económico,
dañado también por los enormes volúmenes de deuda que concentran determinadas
economías desarrolladas.
En resumen, estamos ante un
entorno plagado de riesgos e incertidumbre. Como hemos dicho, los bloqueos
comerciales, los elevados niveles de deuda en determinadas economías, los
separatismos y populismos, las estrictas condiciones de financiación, el
bloqueo a las emergentes… Una serie de factores que debilitan y apagan la llama
a una economía estresada y castigada.
Castigada, obviamente, por la
aplicación de políticas erróneas y la defensa de unos intereses individuales;
obviando el desarrollo inclusivo y generalizado de los países y los factores
comunes del resto de las economías. La prioridad para muchos es la de crecer a
mayor ritmo que el resto de las economías; un crecimiento que, como bien se
indicó en Davos, no es la solución al problema, pues el desarrollo se debe dar
de una forma inclusiva y sostenible en el largo plazo.
Vivimos en un mundo globalizado
y, por ello, debemos pensar que los desarrollos ya no se dan de la misma forma
que hace décadas. Las economías emergentes, un elenco de economías que, a su
vez, también forman parte de aquellas economías más castigadas, poseen un
enorme peso en el crecimiento económico global, así como en el PIB Mundial; por
lo que no tenerlas en cuenta es un grave error.
Aunque parezca una obviedad, la
solución al problema parte de un entendimiento y la reactivación del
cooperativismo entre los países. De agravarse las tensiones y las relaciones
comerciales entre determinados países, podríamos estar ante el inicio de nuevas
recesiones que ningún bien traerían a nuestra economía, así como los ciudadanos
que integran el planeta.
Por ello, en definitiva, el
futuro de nuestra economía depende de la aplicación de políticas sensatas y del
papel de los organismos multilaterales, provocando un desarrollo generalizado y
más inclusivo. Además, todo esto sin olvidar la potenciación del comercio
global; pues este es, sin lugar a dudas, el verdadero motor de crecimiento de
las economías y del planeta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario