Cómo normar un
mundo de realidad aumentada
FORBES- 26 de mar. de 19
La realidad aumentada no sólo unirá el mundo
físico con el digital, sino que también creará nuevos desafíos que gobiernos y
empresas tendrán que enfrentar en conjunto para regularlos.
Imagina que, en un futuro no muy lejano, vas
caminando por la calle con tus lentes de Realidad Aumentada (AR por sus siglas
en inglés), en un cruce de peatones observas un cartel con un anuncio del
detergente de ropa que acabas de comprar, pero al quitártelos ves que en
realidad es un anuncio de automóviles.
En otra calle, mientras buscas un restaurante
tailandés, ves un local prometedor. Según las críticas, es barato y tranquilo,
pero, en la pared te das cuenta de que hay un grafiti en el que se quejan de
intoxicación y aunque el muro es real, la queja es virtual y sólo existe en el
mundo digital, por lo que el restaurante no puede borrarla, de hecho, ni
siquiera puede verla.
Aunque parezca ciencia ficción, estos
escenarios son reales e incluso ya se utilizan en industrias como la militar,
educativa, entre otras. La Realidad Aumentada está pasando de ser sólo para
gamers, a una tendencia generalizada en prácticamente todas las áreas, por lo
que se espera que para 2020 existan alrededor de mil millones de usuarios. En
otras palabras, la AR fusionará visualmente los mundos físico y digital en un
nuevo espacio denominado spatial Web o Web 3.0.
Es cierto que este nuevo espacio digital
ofrecerá múltiples oportunidades en el mercado, pero también riesgos reales y
desafíos en materia de regulación, por ejemplo:
Derechos de propiedad y libertad de expresión.
Debido a la convergencia entre ambas realidades, la tensión entre los derechos
de propiedad y la libertad de expresión aumentará, lo que llevará a disputas
legales. En ese sentido, las soluciones a futuro para la AR tendrán un grado
mayor de exigencia en torno a la propiedad intelectual, la privacidad y la
seguridad.
Privacidad y derechos de autor. A medida que
los entornos de realidad aumentada se adopten, se recopilarán y registrarán más
datos de individuos y entornos; lo que podría crear muchos problemas de
privacidad en torno a quién es el propietario de los datos, ¿cómo se deben
almacenar de forma segura? y ¿quién tiene derecho a acceder a ellos?
Reputación en riesgo. Una empresa podría
encontrarse “etiquetada” en un espacio de realidad aumentada con comentarios
escritos directamente en los muros, donde las críticas negativas aparecerían
instantáneamente para el usuario, dejando a la empresa sin oportunidad para
eliminarlos.
Riesgo para la fuente de ingresos. Sin duda, la
AR puede ofrecer nuevas oportunidades para la publicidad y la monetización; no
obstante, todo el material colocado en el mundo digital puede ser tomado y
modificado por cualquier persona externa a la organización de origen.
Para superar estos desafíos, es fundamental que
los reguladores y las empresas trabajen juntos para lograr un equilibrio
adecuado, entre fomentar la innovación y lograr una protección ante las
consecuencias negativas que a grandes rasgos representa la implementación de esta
nueva tecnología.
De acuerdo con el reporte de Deloitte “The
future of regulation”, es necesario que las entidades reguladoras,
organizaciones, así como todos los involucrados, tomen en cuenta los siguientes
puntos clave para de esa manera gestionar con éxito las tecnologías emergentes
de la realidad aumentada:
Revisar y entender las regulaciones existentes.
Antes de crear nuevas regulaciones, tanto las empresas como el gobierno deben
revisar a fondo las leyes, regulaciones y reglas vigentes. En algunos casos, es
posible que las ya existentes protejan adecuadamente contra las amenazas más
grandes que conlleva una nueva tecnología.
Ser capaz de adaptarse ante una regulación. Al
igual que otras tecnologías emergentes, la AR está avanzando rápidamente en maneras
que no siempre podemos predecir, por lo tanto, ser capaz de adaptarse ayudará a
los reguladores a responder de manera certera a los cambios en la tecnología.
Fomentar la adopción de leyes “blandas”. Las
leyes blandas permiten una rápida respuesta al entorno cambiante, ya que no
tienen que pasar por procesos de regulación, mientras que las leyes estrictas
sí. Las empresas y entidades reguladoras pueden trabajar de la mano para
aplicar leyes blandas que definan el alcance de los problemas que se deben abordar
con estándares para la industria y códigos de conducta en respuesta.
Definitivamente, ni las empresas, ni el
gobierno podrán resolver estos problemas por su cuenta. Sólo a través de una
asociación profunda entre ambos, y de los aprendizajes de las pasadas
transformaciones tecnológicas, se podrá configurar la realidad aumentada de
manera que promueva el crecimiento continuo y la innovación.
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