Puedes transformarte en un buen comunicador
FORBES- 28 de marzo de 2019
Un buen comunicador sabe
describir con claridad lo que ve, lo que siente y lo que piensa. Logra influir
positivamente en los demás, lo que lo convierte en un líder eficaz.
La base de una buena comunicación
se construye a partir de que la persona que va a comunicar, primero de manera
interna, tiene claros los mensajes que quiere dar; es decir, si el comunicador
no se ha preguntado primero a él mismo lo que necesita y lo que quiere lograr
de forma clara y ordenada, para definir después su planteamiento y mensajes, se
expresará de manera desordenada frente a su audiencia. Por lo que el primer
paso consiste en que nos sentemos a ordenar nuestras ideas, eliminar lo que no
es relevante y trabajar en una estructura clara, en función del resultado que
queremos obtener con esa comunicación; cuáles son los mensajes clave que vamos
a dar y cuáles son los motivadores o razones por lo que lo queremos hacer. Una
persona que se comunica bien consigo misma, está lista para aprender a hacerlo
con su audiencia.
Cómo convertirte en un gran
comunicador
Primero que nada, debemos
desechar la idea de “Yo no nací para esto” …, es importante evitar la negación.
Si yo tuviera que desarrollar a
un líder en esta materia, primeramente, le recomendaría tomar clases de
declamación. La declamación te permite leer y memorizar poemas que están bien
escritos, que tienen una métrica, que riman … Al memorizar, empiezas a ordenar
tus ideas. En este sentido, el modelaje es justamente confiar en alguien que lo
hace bien. Posteriormente, hay que declamarlo, decirlo. Y para decirlo bien,
tienes que sentirlo y para demostrar que lo sientes, tienes que aprender a
matizar la voz y tienes que hacer inflexiones. Cuando tienes esos elementos en
tu mano tienes orden mental y la capacidad de dar el mensaje de forma
emocional, lo cual genera un impacto inspiracional en las personas que te están
escuchando.
Ése sería el primer paso antes de
tomar clases de oratoria, ya que la oratoria tiene el desafío de que no hay
nada escrito. Posteriormente, hay cursos, por ejemplo, especializados para
hablar en público, donde existe ya toda una metodología en cuanto a tipos de
discursos se refiere: Informativos, Persuasivos, Científicos, entre otros, Y
todos ellos tienen diferentes objetivos, diferentes formas o métodos y matices.
Asimismo, es muy importante
conocer a tu audiencia. El mensaje tiene que estar siempre adaptado a los
requerimientos de la audiencia, de ahí la importancia de perfilarla, detectar
sus características en base a género, edad, actividad profesional, etc., para
saber el tipo de lenguaje y el tipo de ejemplos que vas a citar, y entender qué
es lo que tu audiencia querría “llevarse” de tu plática.
Y, por último, en aras de
reforzar esta competencia, conviene buscar espacios de práctica consistente
para la comunicación, como, por ejemplo, impartir clases, lo cual implicaría
pararse frente a un grupo y transmitir tus mensajes, con el fin de desarrollar
esta habilidad de manera natural, o crear grupos de discurso.
Lenguaje corporal
Lo que transmites tiene dos
componentes: el verbal y el no verbal. Expertos aseguran que el lenguaje no
verbal representa el 93% de la transmisión del mensaje, que tiene que ver con
el poder de la voz, la inflexión y velocidad; además de tu cuerpo, cómo te
mueves en un escenario, cómo mueves las manos, los gestos que articulas cuando
hablas, etc.
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