Giro Copernicano: del sistema al antisistema
FORBES- 25 de mar. de 19
El gran reto es hoy, como sociedad global,
encontrar donde una “destrucción creativa” nos permite llegar al siguiente
nivel usando lo que funciona y desechando lo que no funciona.
Como lo adelanté en el texto previo, lo
antisistema implica la redefinición de las empresas y no sólo de “crear
estrategias digitales” para los consumidores de siempre con la misma mentalidad
de sistema. Grandes retos a nivel de las empresas. Ahora analizaré lo que
ocurre con los medios de comunicación, la política y las instituciones.
Medios
En los medios vemos algo muy similar. El
surgimiento de las redes sociales a puesto en jaque a los medios tradicionales.
El consumidor no quiere que le “avienten” las noticias desde un medio fijo,
sino quiere seleccionar en su dispositivo móvil las que maximizan su
experiencia personal, y lo quiere hacer con la inmediatez del tiempo real no en
los horarios de los programadores. En este sentido, las redes sociales han sido
revolucionarias porque han permitido la inmediatez y la experiencia personal
entendida como seleccionar el contenido y tono de lo que cada persona quiere
escuchar. Así, el antisistema está pegando duro a los medios tradicionales a
los que les cuesta trabajo influir en la forma en la que la hacían antes. El
tiempo de los analistas, comentaristas y círculo rojo tradicional, se
desmorona. Ya no tienen la verdad, estamos en un mundo de posverdad en la que
cada uno accede a la información que le gusta.
Política
El antisistema se presenta con el surgimiento
de candidatos y políticos que rompen con lo que antes era la forma
“políticamente correcta” de comportarse y opinar. Van directo a las emociones
polarizantes de los electores y no se andan por las ramas. Usan las redes
sociales para hacer política y conectan directamente con el electorado, no
respetan a los medios tradicionales que ´desde su punto de vista- reinterpretan
lo que dicen con las fake news. No hay respecto por las instituciones
tradicionales de gobierno. En EU si el Congreso no le da presupuesto a Trump
para el muro fronterizo, este declara inmediatamente una emergencia nacional y
obtiene los recursos que necesita, pasando por encima del legislativo. En
México AMLO, cancela programas sociales y cancela apoyos a las Organizaciones
de la Sociedad Civil (OSC) para dar recursos inmediatamente a los beneficiados.
Rompe con la forma tradicional de administrar los recursos apoyada en el
sistema. No cree en la utilidad de muchos de los órganos autónomos porque “han
servido a otros intereses”. Tampoco está ya la rentabilidad como tal en el
centro de los nuevos gobiernos antisistema, como sí lo fue antes. En EU se
“cierra el gobierno” aunque implique un impacto muy grande para su economía, si
no se vence en una posición negociadora. En México se cancela el NAIM, aunque
desde el punto de vista de rentabilidad la mejor decisión hubiese sido concluir
la obra como estaba previsto.
Instituciones
Para el gobierno disruptivo de EU ya no se
trata de acatar lo que dice la Organización Mundial de Comercio (OMC), sino de
tomar acciones específicas por fuera de la institución para negociar nuevos
términos y mejores condiciones. Un ejemplo muy claro ha sido la forma de
negociar el T-MEC (antes TLCAN) en la que se han impuesto aranceles unilaterales
en productos como el acero para presionar la firma del tratado, cosa que en
años recientes hubiera sido impensable. O que decir de la reciente
investigación de las importaciones de automóviles alemanes y japoneses a EU
como un asunto de seguridad nacional para imponer cuotas compensatorias. Lo que
hasta hacer unos años eran mecanismos respetado y considerados como un logro en
el contexto del sistema anterior, hoy ya no son respetados como antes y empieza
la disrupción. Nuevas reglas del juego en un nuevo sistema.
A partir de este Giro Copernicano, lo que
podemos ver es que estamos en un proceso de cambio muy fuerte impulsado por lo
antisistema que busca reemplazar el sistema actual con un sistema nuevo. El
cambio generacional impulsado por la tecnología, las redes sociales y los
modelos disruptivos es un proceso global, con sus variantes locales, y que
tiene un gran impacto en las relaciones económicas, políticas y sociales. Hoy
en día, el mayor reto para entender lo que vivimos y tomar ventaja es de comunicación
por falta de claridad que hemos tenido para captar su surgimiento. Esto se
puede explicar, parcialmente, por el hecho de que existe una gran brecha
generacional entre los líderes de las empresas y organizaciones de hoy, así
como por el hecho de que el grueso de los consumidores y ciudadanos pertenecen
a otra generación. Quienes han interpretado que el mundo sigue igual y que hay
que adaptarse a las tendencias probablemente se están quedando rezagados y sin
entender. Quienes ha visto que el mundo ya cambió con un giro copernicano y se
está gestando un nuevo sistema, están aprovechando las oportunidades.
Finalmente, la creación de un nuevo sistema
mediante un proceso creativo y de innovación implica la destrucción de muchas
cosas de un sistema anterior y de la creación de otras para el nuevo, así que
no todo lo que se crea sirve ni todo lo que se destruye no funciona. El gran
reto es hoy, como sociedad global, encontrar donde una “destrucción creativa”
nos permite llegar al siguiente nivel usando lo que funciona y desechando lo
que no funciona. Tanto en lo global, como en lo local.
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