Ferran Adrià, el cocinero de las
ideas
FORBES, 6de julio del 2015
Auditó el proceso creativo junto
a expertos multidisciplinarios con apoyo de fundación telefónica. Su
laboratorio de conceptos está casi «al punto». Accedemos al universo del genio.
Fue en el verano de 1992 cuando Joël Robuchon,
uno de los grandes de la cocina contemporánea, comió en El Bulli, el mítico
restaurante liderado por Ferran Adrià en Cala Montjoi, Gerona. Primero dijo que
sólo podía comer un menú rápido pues debía tomar un tren, pero a la mitad del
servicio expresó que no le importaba perderlo: quería llegar hasta el final de
esa experiencia. Estaba sorprendido. En ese lugar recóndito en España se gestó
una revolución en la cocina. En 1996 el chef francés dijo que Ferran era su
heredero y lo calificó como «el mejor cocinero del mundo». Esa declaración
acercó aún más a curiosos y amantes de la gastronomía al destino.
Es innegable que Adrià es un hito
en la historia de la gastronomía. En 2003, The New York Times Magazine publicó
el poderoso artículo «La nueva Nouvelle Cuisine: cómo España se convirtió en la
nueva Francia» con este cocinero catalán en la portada.
Terrina de melón con gelée al
oporto, ostras confitadas con caviar y vinagreta helada de limón, Pichón
surprise, Coco-choco-curry, Daiquiri frozen caliente, Huevos 63º/ 50º con piel
de leche y gambitas son algunos de los más de 2,000 platos creados en los
diferentes años de este restaurante que comenzó su historia en 1961 como un
mini golf, hasta que Ferran Adrià se incorporó al personal en 1984.
El Bulli consiguió tres estrellas
Michelín y durante cinco años seguidos fue nombrado como el mejor del mundo por
la lista World’s 50 Best Restaurants de St. Pellegrino. Recibió a muchos
jóvenes cocineros de todos los continentes que se formaron en sus fogones,
entre la presión y la búsqueda de la perfección. Algunos de ellos hoy en día
siguen innovando como Andoni Luis duriz,
René Redzepi y Joan Roca. Los que fueron pupilos de este cocinero reconocen que
hubo un antes y después de Adrià.
El 30 de julio de 2011 El Bulli
cerró sus puertas para continuar con una nueva etapa de creación
multidisciplinaria. Ese día fue de los más felices de Adrià: se le veía
contento, abrazando a Albert, su hermano menor (y un pilar fundamental para el
desarrollo de sus empresas), así como a colegas y amigos. No era el fin sino el
comienzo de un ambicioso proyecto: elBulli Foundation. Ferran expresó que no
tiene añoranza por ese restaurante que lo catapultó a la fama. «La verdad es
que no tengo tiempo de extrañar nada. En elBulli Foundation seguimos
investigando, creando y elaborando una metodología para ordenar todo el
conocimiento gastronómico», dijo.
No sólo es un cocinero. Es un
hombre de ideas. Es un rebelde. Parte de la duda como todo buen investigador.
No tiene un título universitario y no lo necesita (desafiando todo pronóstico
académico). El aprendizaje y el éxito son fruto de variables diversas que no
sólo están en las aulas.
Elbulli Foundation: Evolución
creativa
¿Podría El Bulli continuar
operando hoy en día? El hombre del ceño serio a veces y eufórico en otras, que
encanta a sus interlocutores con su discurso y llena auditorios alrededor del
planeta (vestido casi siempre con un saco negro), comentó que la cuestión no
era si podría seguir, sino si ellos se sentirían cómodos hoy en día en el marco
de un restaurante. «Entre los numerosos proyectos que estamos abordando desde
2011 se encuentra, justamente, el cuestionamiento de los espacios para consumir
gastronomía». Era momento de cerrar para evolucionar.
Fundación Alicia y Fast Good
fueron dos de sus primeros saltos a proyectos relacionados con investigación
alimentaria más allá de las mesas. Pero ElBulli Foundation es algo aún más
grande e involucra mayor planeación, recursos (humanos y económicos) y tiempo.
«Soy empresario porque me ha interesado ganar dinero para «comprar» mi libertad
creativa. El dinero en sí nunca me ha motivado», nos confesó. elBulli
Foundation es una empresa hecha ex profeso para la creación y la generación de
nuevos paradigmas alrededor de la gastronomía. A lo largo de su carrera él se
ha caracterizado por adelantarse a su época y cuestionar los límites
establecidos.
Trabaja para desarrollar una
metodología llamada Sapiens con la que se pretende ordenar y comprender el
conocimiento relacionado con la gastronomía a través de la decodificación de
los procesos, la experiencia y el análisis. «Para ello contamos con un equipo
multidisciplinario de unas 50 personas, integrado por cocineros, pero también
por diseñadores gráficos, filósofos, periodistas, arquitectos, historiadores,
artistas». Su lema es «comer conocimiento para alimentar la creatividad».
Por otro lado, elBulli1846 se
convertirá en un espacio físico a finales de 2016, situado en la cala Montjoi
que fue el epicentro de su trabajo. Un equipo de 20 personas trabajará durante
seis meses al año en creatividad aplicada a la gastronomía. Será un escenario
para la experimentación en formatos en los cuales se realicen performances
culturales, artísticos, exposiciones, másters y más. Todo lo que sea creado en
este lugar (bajo los valores de elBulli, que son magia, expectación,
innovación, trato personal y creatividad), se divulgará a través de internet.
«Seguir cambiando» es una de las
consignas principales. «Ya desde mediados de los 90 comenzamos a explorar una
vía en la que los ingredientes del plato no eran sólo físicos, es decir, que
integrábamos estímulos racionales, relacionados con la reflexión, el juego, la
provocación y la sorpresa. No creo que se pueda concebir la gastronomía
contemporánea sin este componente, sin esta voluntad de convertir el acto de
comer en una experiencia global».
La gastronomía en la era de
internet
Otro cuestionamiento que planteó
Adrià es que el restaurante como espacio no existía hace 250 años y para él
esto significa que la gastronomía se ha producido a lo largo de la historia,
sobre todo, fuera de él. «Pero, ¿existe gastronomía sin degustación, sin comer?
Internet, en este sentido, nos ofrece algunos de los formatos más interesantes que
permiten que el usuario la “consuma”: foros, weblogs, portales, etcétera».
La llegada de Internet cambió la
forma en la cual vemos y accedemos a la información y las maneras en las cuales
nos comunicamos. «Las desventajas podrían venir justamente por el exceso de
información, por lo que quizá sea necesario un filtro que guíe y “cure” los
contenidos, de odo que puedan ser útiles», dijo Adrià, quien también opinó que
este mundo hiper conectado es el nuevo paradigma y ve ventajas relacionadas con
el enorme acceso e intercambio de conocimiento inmediato. Su otro titánico en
camino, la Bullipedia, está relacionado con este hecho comunicativo.
En la creación de esta
enciclopedia web se busca agrupar conocimientos y técnicas de cocina en una
síntesis realizada por expertos en la materia que puedan delinear una evolución
de los procesos y conceptos. Plasmará qué se ha hecho con los alimentos y qué
conceptos se han realizado con las materias primas.
Diseño y arte
La vajilla de las pequeñas
locuras nació en El Bulli en 1997 para presentar los petits-fours. El modelo de
fabricación de las piezas se basó en la papiroflexia. Cada una tenía su razón
de ser y su personalidad unida al propio petit-four que, por su parte, estaba
concebido en función de su contenedor. Representaron el principio de la
relación con el mundo del diseño. El profesor de la Universidad de Aberdeen,
Christopher Fynsk, comparó a Adrià con Pablo Picasso y Joan Miró por su
trascendencia en su disciplina creativa a quien definió como «un genio y un
pensador destinado a renovar la conexión entre la alimentación intelectual y la
alimentación sensorial, de manera que está cambiando para siempre nuestra
comprensión sobre la relación entre cocinar y comer».
Ferran Adrià: Notes on Creativity
es una exposición que está de gira desde 2015 hasta 2016 en varios países de
Norteamérica que muestra dibujos, trazos y bocetos parte de la creación y la
visualización de un plato. Esta forma de conceptualizar para luego volverlo
realidad fue de gran ayuda no sólo para crear sino para llevar un registro. De
esos gráficos primigenios emergían bellas piezas que llegaban a los comensales.
Crear e innovar, dos claves
«Creatividad es no copiar». Esta
frase que le dijo el chef Jacques Maximin a Adrià a principios de 1987 —cuando
visitó la Costa Azul— marcó su trabajo y lo incitó a buscar desde entonces una
identidad propia. Cuando funciona y se vuelve negocio, lo que tenemos delante
es innovación y sus principal enemigo es el desconocimiento. «Este es el
sentido último de la metodología Sapiens: ofrecer las herramientas para
comprender plenamente la disciplina o el proyecto en el que se esté trabajando,
llegar a asimilar cuáles son sus procesos (creativo, de producción, de
difusión, de experimentación) y cómo interactúan entre sí», agregó.
La innovación no es algo que sea
visto con buenos ojos por todos los sectores, ¿qué mantuvo firme a Adrià? Su
convicción en que el camino era el adecuado y a su gran pasión por la
creatividad, aún a costa de la rentabilidad del negocio. «Durante varios años
los números no cuadraron. Cuando pudimos, ideamos un modelo económico que nos
permitiera perpetuar ser creativos». A veces el cliché romántico sobre la
genialidad deja de lado la existencia de un método. Sin embargo, «sin una
organización que prevea intangibles no es posible dar rienda suelta al impulso
creativo de una manera eficiente y continuada. Suelo decir que este 99% de
orden es el que permite el 1% de anarquía creativa absoluta». La creatividad es
una actitud ante la vida, dijo cuando vino a México. «Tengo la fortuna de que
mi profesión y mi vida se funden».
Opina que la colectividad es más
que necesaria para lograr una meta y considera que se cohesiona a un equipo al
involucrar a cada miembro en objetivos que consideren propios y estimulantes,
que no sólo los enriquezcan a nivel individual, sino que comprendan que la
sinergia entre el trabajo de todos multiplica las posibilidades de participar
en algo único. Su pasión verdadera es la gastronomía. «No me he planteado otra
vida desde que empecé. Es el camino que he conocido y he intentado llegar al
final en todo lo que he emprendido en este sentido». Si tuviera que identificar
su talón de Aquiles, «o más bien un reto», sería poder estar más con su
familia, pero le satisface pensar que al día siguiente todo vuelve a empezar.
«Así de sencillo», añadió.
La historia de elBulli también
volvió a empezar, porque el cambio es lo único certero.
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