La cruel psicología de una caída
de 1.000 puntos en el mercado
The Wall Street Journal. - miércoles, 26 de
agosto de 2015
Si no estaba prestando atención
al mercado bursátil antes del lunes, ahora probablemente lo está haciendo. Una caída repentina de 1.000 puntos
en el Promedio Industrial Dow Jones tiene ese efecto.
Como el bloguero financiero Ben Carlson indicó
el fin de semana, las caídas pronunciadas del mercado cautivan nuestra
atención, con las pérdidas a corto plazo opacando nuestro reconocimiento de las
ganancias a futuro.
Flechas rojas apuntando hacia abajo, analistas
gritando en los canales de TV financieros, tablas de acciones parpadeando como
monitores en una sala de emergencias de un hospital: todos estos indicadores
hacen que lo que sucede a corto plazo se vea perfectamente claro. Pero si usted
forma planes a largo plazo basado en ellos lo lamentará.
Ser extremadamente sensible a malos, o
potencialmente malos, resultados probablemente ha ayudado a la especie humana a
sobrevivir y multiplicarse. Por eso no es una sorpresa que cuando la gente
procesa datos, sufra de lo que los economistas Kip Viscusi y Richard Zeckhauser
llaman “ceguera de denominador”—la tendencia de enfocarse en la parte alta de
la fracción, no la parte más baja—o la magnitud de los malos resultados y no en
el número total de eventos del que se desprenden esos resultados.
Por ejemplo, experimentos han mostrado que la
gente cree que el cáncer es más riesgoso cuando se les dice que mata a “1.286
de cada 10.000 personas” que cuando escuchan que mata a “24,14 de cada 100
personas”. Escuchar “1.286” inmediatamente evoca un alto número de víctimas en
la mente, mientras que “24,14” es simplemente un número mucho menor.
Para darse cuenta que el primer número es menos
que 13%, mientras que el segundo es más de 24%, tiene que concentrarse en los
denominadores de las fracciones y hacer una división rápida. Pero sus emociones
probablemente se harán con el control de su cerebro mucho antes de llegar a ese
punto.
Pregúntele a casi cualquier inversionista si el
mercado bursátil es más volátil de lo que solía ser y escuchará un sí
categórico. Eso se debe a que el Dow rutinariamente se mueve al menos 100
puntos en cualquier dirección en un día, un número redondo que suena grande e
importante.
Pero incluso después de la volatilidad
reciente, el mercado ha fluctuado mucho menos en los últimos tres años que la
norma en el pasado. Incluso después de la caída más reciente, 100 puntos apenas
es un cambio de 0,6% en el Dow. Por otra parte, un movimiento de 1.000 puntos
es un declive de 6,6%. ¿Pero qué tan significativo es y qué debería hacer usted
al respecto?
La mejor guía que tenemos de la valuación del
mercado bursátil, el promedio “de proporciones de precio a ganancias ajustado
cíclicamente” a 10 años (CAPE por sus siglas en inglés), popularizado por el
economista de la Universidad de Yale, Robert Shiller, dice que las acciones
estadounidenses aún están por encima de su promedio histórico.
El 4 de agosto, las acciones se vendían a un
CAPE de 26,4 veces, cerca de 50% más que su promedio desde 1871 y cerca de 10%
más de lo que han estado en las últimas tres décadas.
En el peor momento de la caída del lunes, las
acciones bajaban a 23,6 veces, lejos de ser una ganga en comparación a los
niveles del pasado.
Sin embargo, los inversionistas que desean
tener una certeza absoluta quedarán tremendamente decepcionados. Para ser
realista sobre el futuro, se deben reconocer las limitaciones del pasado.
Los datos históricos pueden sentirse tan
inamovibles como una pieza de museo, pero el pasado financiero es no
estacionario. Como San Agustín señaló hace más de 1.600 años, el tiempo en un
continuo. Los retornos actuales estarán en los resultados pasados del mercado
mañana y los retornos a “largo plazo” cambian ligeramente casi todos los días,
a medida que se incluye en el promedio el más reciente incremento o caída del
desempeño bursátil.
Por lo tanto, la creencia de que el promedio a
largo plazo de CAPE de cerca de 16 veces es el valor “correcto” para el mercado
es algo dudoso, dice Shiller. Debido a que el pasado está constantemente en
flujo, determinar el nivel adecuado de valuación “es tan borroso”, dice. “No es
una ciencia”.
El punto más bajo de CAPE durante la crisis
financiera fue de 13,3 en marzo de 2009, en parte debido a que los 10 años de
datos en los que el CAPE está basado incluían, en aquel momento, el momento
eufórico de 1999 y 2000. Esa proporción de 13,3 estaba apenas por debajo del
promedio a largo plazo. Así que los inversionistas que esperaban una señal
definitiva, en 2008 y 2009, de que las acciones habían tocado niveles de
oferta, nunca recibieron una y se perdieron el mercado alcista que ocurrió a
continuación.
Todos añoramos la certeza, algún tipo de
campana o telegrama cantado que nos diga exactamente qué hacer. Después de todo
el drama de los últimos días, las acciones están apenas un poquito más baratas
que antes.
Pero no deje que nadie lo haga creer que la
historia o las matemáticas pueden identificar el punto exacto de entrada en que
usted sabe que está comprando acciones baratas. El futuro es incierto, pero
también lo es el pasado.
Para capturar los retornos
potencialmente más altos que las acciones pueden ofrecer, tendría que
reconciliarse con la certeza de las horripilantes pérdidas a corto plazo. Si no
puede hacer eso, no debería estar invirtiendo en acciones, y no debería sentir
vergüenza por ello.
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