¿Cuál será el rostro del
capitalismo en cinco años?
FORBES, 17 de Agosto del 2015
El sistema económico que ha
regido al mundo tendrá que cambiar para ser un modelo más pluralista,
equitativo e incluyente. Cuando esto ocurra, sólo sobrevivirán aquellos
negocios que en su manual de operación consideren la transparencia, la
conectividad y la calidad.
Si comparamos –metafóricamente
hablando– la recesión económica actual con un coche, lo que está sucediendo
hoy es como si no hubiera suficiente gasolina para llenar el tanque y ésta
fuera más costosa que antes. Estamos en un contexto donde el capitalismo es de
nuevo juzgado en medio de mercados que se mueven con lentitud y que no logran
cumplir sus objetivos. Este fenómeno inevitablemente llega a las personas y el
gasto disminuye.
En esta recesión no se juzga si
el capitalismo es o no la mejor ‘manera’. Casos como el alemán, donde la
eficiencia del sistema económico y la forma como éste genera industria, al
tiempo que mantiene costos de vida que motivan el consumo interno, ratifican
que el sistema necesita que la producción, inversión, gasto, sean libres. Así,
el capitalismo está ratificado, pero no del todo validado, porque una cosa es
Alemania y otra el resto del mundo, donde la pobreza reta todos los días a los
gobiernos a pulir sus sistemas económicos y la forma como impactan a las personas.
¿Cuál será entonces la nueva cara
del capitalismo en 2020? Desde una lectura de hechos y pensamiento social,
político, económico, ambiental y cultural, podemos ver seis características
relevantes de este modelo a futuro:
1. Habrá más volatilidad en los
mercados financieros y, por ende, más oportunidades de crisis, como
consecuencia del nivel de información al que se tiene acceso en tiempo real y
la dependencia que existe entre mercados (que ha hecho que los indicadores
bursátiles se desplomen en un día). De acuerdo con la Facultad de Economía de
Harvard, en un siglo (1920–2020) migramos de momentos de crisis globales con
intervalos de 15 a 20 años, a pasar por ellas cada quinquenio.
La globalización económica no
logró traerle estabilidad al sistema. Por el contrario, es sinónimo de
fragilidad para expertos en prospectiva, como Peter Schwartz que ha llegado a
afirmar que el mundo del futuro cercano se basa en una ‘cascada’ en la que
constantemente entramos y salimos de la crisis. Lo bueno —con un poco de humor
negro— es que los latinoamericanos estamos acostumbrados a vivir este nivel de
tensión.
2. Para muchos, la inequidad se
consolidará como centro y referencia del capitalismo postmoderno. De acuerdo
con Thomas Piketty y su “Capital en el siglo xxi”, sólo en Estados Unidos 10%
de la población tiene el control de 71% de la riqueza y para 2025 habrá
completado 90%. El economista francés sostiene que esto es consecuencia de la
historia capitalista donde los grupos familiares (de reyes a terratenientes)
han sostenido su poder a partir de ‘aglutinar’ el capital.
La afirmación de Piketty tiene
varios detractores… Los gobiernos muestran que la brecha de desigualdad en
diferentes partes está disminuyendo y que la entrada a la clase media en los
países emergentes está creciendo.
Será relevante entender esta
realidad revisando lo que significa hoy ser parte de la clase media (tener
ingresos diarios de entre 10 y 50 dólares) y la llamada ‘clase vulnerable’ (que
gana entre 4 y 10 dólares). La realidad es que según el Banco Mundial en
América Latina los vulnerables representan a 35% de la población.
3. Aunque cueste creerlo, el
capitalismo se reinventará porque de alguna manera el sueño de ser rico perderá
relevancia. Las injusticias del sistema económico han hecho que para las nuevas
generaciones sea más relevante vivir muchas experiencias, que acumular muchas
posesiones; hecho que Silycon Valley ha sabido aprovechar a través de
plataformas que promueven el intercambio económico entre pares, rentar,
intercambiar y en sí no depender de las corporaciones o comprar constantemente
productos nuevos para vivir.
Según Time, sólo en el mercado de
renta (transporte e inmobiliario) para 2020 las principales plataformas de
sharing economy —como Uber y Airbnb— lograrán el mismo nivel de ingresos que el
mercado tradicional.
Bajo la mirada de Jeremy Rifkin,
este cambio cultural llevará el sistema económico y social al ‘cero costo
marginal’ donde el mercado será controlado por las personas y no por las
corporaciones.
Para este economista, la
tecnología abrió la posibilidad de buscar diferentes fuentes de ingreso que no
se traducen en dinero, y estas economías pasan al mundo tangible en el futuro
cercano. Más que detractores, esta forma de ver el capitalismo tiene varios
seguidores, sobre todo entre los millennials, ambientalistas e industrias
creativas.
4. Las corporaciones tendrán una
nueva estrategia con dos caras. Por un lado, el ‘supercapitalismo’ de Robert
Reich afirma que para 2020 personas y gobiernos dejarán de percibir las
empresas como personas (no lo son) y exigirán que tengan un rol activo en la
construcción de la humanidad.
Dicho pronóstico se adelantó y
hoy comenzamos a ver cambios drásticos en la forma como se gestionan las
compañías, gracias a las demandas de la opinión pública que quiere saber qué
está consumiendo y qué tanto daño le hacen, o no, los productos a su cuerpo y
al medio ambiente. Más allá de la responsabilidad social.
Por otro lado, la
‘deshumanización’ de las corporaciones hará que el desarrollo de empresa sea
más eficiente, globalizado y predictivo, gracias a un momento donde la
tecnología será realmente masiva, ubicua y capaz de discernir/recomendar. El
‘Internet de las Cosas’, la Inteligencia Artificial y la masificación del
consumo digital harán que las multinacionales puedan generar una variedad de
productos para todos sus consumidores.
5. El crecimiento de las
ciudades emergentes le dará otra cara al capitalismo relacionada con el nuevo
orden mundial. De acuerdo con el Foro Económico Mundial, hace 15 años 95% de
las empresas más globales tenía sus headquarters en los países desarrollados.
Para 2025, al menos la mitad, quedará en China. Otra de las proyecciones
muestra que la mitad del pib global dentro de 10 años vendrá de 440 ciudades
emergentes. Hay lugares como Tianjin, en el sureste de China, que iguala el pib
de Estocolmo (y que para 2025 podrá generar lo mismo que toda Suecia).
6. Esto no querrá decir que las
economías de Europa y Estados Unidos dejen de ser relevantes. Como centros de
innovación, estos mercados van a la vanguardia de nuevas formas de intercambio
(bitcoins), tecnologías y propuestas de valor, gracias a la sofisticación y
adelanto que se vive en sus principales capitales y que seguirá haciendo que
éstas sigan siendo el ‘centro del mundo’.
Al final podemos llegar a pensar
que el capitalismo en 2020 avanzará de la misma forma que lo ha hecho la
sociedad hoy para convertirse en un modelo pluralista, equitativo e incluyente.
*Luis Carlos Chacón es CCO/Futurist de
Bautista, una consultora de tendencias y estudios del futuro.
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