El onceavo
mandamiento: no someterás
FORBES- 13 de jun. de 19
Todas las religiones comparten ideales de
realización humana, pero más allá de todo esto, hay algo que todas las
religiones, sin excepción, comparten: el machismo.
Todas las religiones comparten ideales de
realización humana; conectan lo humano con lo divino a través de distintas
prácticas, rituales y simbolismos; todas comparten ideas e interpretaciones en
torno a la bondad, el paraíso, la resurrección o iluminación. Pero más allá de
todo esto, hay algo que todas las religiones, sin excepción, comparten: el
machismo.
Cuando hablamos del machismo, y de las formas
en que se manifiesta, referimos a la manera en que nos comunicamos, a los
espacios públicos y todas nuestras formas de interacción social. Las religiones
han replicado, cada una desde su cosmovisión, la misoginia, relegando a la
mujer de distintas maneras: el Corán y la Biblia dan muestra de ello. A las
mujeres se les ha mantenido en un papel secundario, perpetuando así un sistema
dominante regido por la masculinidad más tóxica.
El Cielo en el Judaísmo, Jardín del Edén en el
Cristianismo, o el Janah en el Islam, representan la idea de la realización
divina, el paraíso como último destino del alma, un lugar de eterno gozo y
felicidad infinita, logrado como recompensa a una vida guiada por la religión;
en contraparte, el Sheol, el Infierno, el Yahannam, son retratados como lugares
de castigo, de condena y sufrimiento (o inconsciencia) eternos. Esta dicotomía,
y en particular, la idea de infierno, se basa en el sometimiento a través del
miedo y en el control, ambos elementos tóxicos que alimentan y sostienen un
sistema dominante que, al igual que el machismo, vulnera y segrega.
El papel de la mujer ha sido secundario a
través del tiempo y en distintas religiones. En el cristianismo, las mujeres no
pueden desempeñar como pastoras. Al respecto, el nuevo testamento señala:
“Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino
estar en silencio” ; de igual manera, en el Budismo, no es habitual que a las
mujeres se les otorgue el status de monje. Durante siglos, el papel de la mujer
ha sido como ayudantes de los monásticos . Predicar, dirigir, y ser figura de
autoridad es un papel destinado a los hombres, quienes según la biblia, están
hechos para liderar: “Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo
varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo”.
En la Iglesia bautista, las prohibiciones son
similares: las mujeres no pueden predicar, impartir la comunión o eucaristía,
ni bendecir un matrimonio . En el Islam además, aún hay recintos sagrados a los
cuales las mujeres no pueden entrar; la razón, es que los recintos son sagrados
y las mujeres son impuras porque menstrúan .
Por último, Dios es hombre. Aunque algunas
religiones se refieren a deidades en términos no sexistas, es complicado no
atribuir género a una divinidad . Independientemente de los nombres, Alá en el
Islam, Hashem en el judaísmo, referirnos al Todopoderoso como un ente masculino
forma parte de las construcciones culturales que hemos asimilado en sociedades
patriarcales, donde lo masculino está asociado al dominio, al control, y al
poder creador.
Todas estas prácticas dan cuenta del
inquebrantable vínculo entre religión y machismo: los roles de hombres y
mujeres, las ideas sobre el sometimiento, control, y poder, así como el hecho
de que la historia de las religiones ha sido contada y controlada por hombres,
deberían llevarnos a reflexionar sobre los prejuicios, la inequidad y la bondad
que cada una nos plantea.
Si actualmente las historias más taquilleras
(las del cine) están redefiniendo sus narrativas y reescribiendo los
estereotipos que las componen, considerando que la religión no es ni más ni
menos que la historia más vieja que nos contamos cada día desde hace más de
2000 años, tenemos que empezar a replantear también ese tipo de historias, y
tal vez eso pasa por añadir un nuevo mandamiento: no someterás a ninguna mujer,
hombre, especie, ser, entidad o cualquier cosa exista o te rodee.
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