Costo del Cambio Climático en Latam y el Caribe
FORBES- 8 de jun. de 19
Es nuestro nuestra responsabilidad, debemos
tomar conciencia y actuar, avanzando hacia políticas públicas de calidad que
faciliten la vida del ciudadano y una económica baja en carbono.
Posiblemente somos la especie más inteligente
del mundo. Se podría decir, además, que somos sus habitantes con más éxito. En
poco tiempo hemos obtenido un gran desarrollo industrial, económico y
tecnológico. No creemos en los límites, si podemos pagarlo. Incluso podemos
subir de forma masiva a la cima del Everest, cueste lo que cueste. El problema
es que, al igual que ocurre con los alpinistas fallecidos tras alcanzar la
cima, corremos el riesgo de morir de éxito. Los impactos y los costes
económicos, sociales y medioambientales fruto de nuestro “exitoso desarrollo”,
ejemplificados en el Cambio Climático, pueden limitar la vida humana tal y como
la conocemos.
El Cambio Climático es una realidad. El Grupo
Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático lo confirma y alerta
que la situación empeorará si no actuamos ya. El problema es serio y va en
aumento. Por primera vez en la historia hemos sobrepasado las 415 ppm de CO² en
la atmósfera, principal gas de efecto invernadero (GEI) causante del
calentamiento global. Para el prestigioso economista Nicholas Stern, se trata
de una externalidad negativa global donde se emiten a la atmósfera, sin costo
económico, las emisiones de GEI, que derivan en el Cambio Climático. Considera
que es necesario invertir un 1% del PIB mundial para mitigar sus efectos, o en
caso contrario, se podrían alcanzar pérdidas de hasta el 20 % del PIB mundial.
Asimismo, el Banco Mundial cifra ya en 520.000 millones de dólares el costo de
los desastres climáticos, en 26 millones las personas empujadas a la pobreza y
en 7 millones las muertes prematuras. Además, alertan que 43 millones de
habitantes del mundo se podrían convertir en migrantes climáticos.
Todo parece aún lejano y ajeno a nosotros.
Pero, lamentablemente, no es así. Tal y como escribe el mexicano Juan Rulfo en
“Pedro Páramo”: “Hace calor aquí, dije. Sí, y esto no es nada, me contestó el
otro. Cálmese. Ya lo sentirá más fuerte, cuando lleguemos a Comala. Aquello
está sobre las brasas de la tierra, en la mera boca del infierno. Con decirle
que muchos de los que ahí se mueren, al llegar al infierno regresan por su
cobija.”
América Latina y el Caribe representan menos
del 10% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, frente al
40,24% sobre el total que aportan Estados Unidos y China. Y, sin embargo, la
región es extremadamente vulnerable a los impactos del Cambio Climático.
Nuestro planeta no entiende de fronteras. Es injusto, sí. Como declaró
recientemente Ray Dalio, fundador de Bridgewater: “Hay que rediseñar el
capitalismo para que funcione para todos, ahora tenemos una desigualdad
enorme”. Y si se tienen en consideración los impactos del Cambio Climático, es
doblemente injusto y desigual. Los impactos, provocados por nuestro modelo de
desarrollo, afectarán con mayor intensidad a las regiones del mundo más pobres
y a las clases más desfavorecidas.
La intensa sequía que sufre actualmente el
Caribe o el traslado hacia tierra firme de Isla Cangrejo (Panamá) debido al
aumento del nivel del mar, escenifican que no hablamos de un tiempo futurible.
Está ocurriendo aquí y ahora, a ti y a mí. En la región el Cambio Climático
acentúa el riesgo de convertir los bosques tropicales en sabanas, daña los
manglares, amenaza las áreas costeras con el aumento del nivel del mar, limita
la disponibilidad de agua potable debido a la alteración de las precipitaciones
y favorece la desertificación de tierras y salinización de acuíferos. Con el
riesgo inherente de una mayor intensificación de sequías y huracanes. En México
habrá aumentos de temperatura, mientras que en países como Ecuador, Colombia y
Perú se producirán alteraciones en las precipitaciones que provocarán efectos
adversos sobre el rendimiento agrícola y afectarán a la pesca del litoral
pacífico de Perú y Chile. Por otra parte, un informe del Panel Brasileño de
Cambio Climático prevé que Brasil sufrirá pérdidas relacionadas con la
actividad agrícola de 3.100 millones de dólares/año. Según el BID, los daños en
la región asociados al aumento de la temperatura de 2°C rondarán los 100 mil
millones de dólares/año.
Inquieta especialmente el pronóstico del Banco
Mundial, que estima que llevará a 17 millones de personas a la migración en
América Latina hasta 2050. Casi 4 millones de mexicanos y centroamericanos se
verían obligados a dejar sus hogares por la subida del nivel del mar, eventos
climáticos extremos, sequías, desertización, menor disponibilidad de agua
potable, la menor producción agrícola… Ante esta situación, ¿levantaremos muros
más altos como algunos pretenden?
Dicen que somos la especie más inteligente del
planeta, ¿Sabremos repensar, entre todos y para todos, el desarrollo social,
medioambiental y económico de la humanidad? Desde Nueva Zelanda nos llegan
algunas ideas nuevas. El ejecutivo de Jacinta Arden acaba de presentar los
Presupuestos del Bienestar o Presupuestos AntiPIB, basado en parámetros como la
identidad cultural, el medio ambiente, la vivienda, los ingresos, el consumo y
las interrelaciones sociales. El Cambio Climático es el riesgo más urgente que
afrontar nuestra sociedad, debemos prevenirlo, adaptarnos y mitigar sus impactos.
Pero, quizá, el Cambio Climático también es una oportunidad para repensar,
entre todos, nuestro desarrollo. Es nuestro momento y nuestra responsabilidad,
debemos tomar conciencia y actuar, avanzando hacia políticas públicas de
calidad que faciliten la vida de los ciudadanos y una económica baja en
carbono, más justa, inclusiva y sostenible.
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